Bakartxo Ruiz y Sabino Cuadra
Parlamentaria de EH Bildu y diputado de Amaiur

Nafarroa: por una alternativa de convivencia

No se trata de una quimera. En estos últimos meses hemos sido capaces de alcanzar acuerdos difíciles, confeccionar programas consistentes y elegir gobiernos que respondan a lo anterior. ¿Quién duda de que también lo somos para lograr acuerdos similares de cara a las próximas elecciones generales?

Están ya al caer. Hablamos de las elecciones generales. Tras el importante vuelco electoral habido tanto en Navarra como en el Estado en las elecciones de mayo, el escenario que se abre es más que prometedor. Se trata de abrir las puertas al ejercicio de los derechos democráticos que la transición no reconoció a los pueblos y a la ciudadanía, así como de rescatar los que, reconocidos, han sido anulados por el PP. Se trata de anular toda su gran contrarreforma político-social (reforma laboral, de las pensiones, ley mordaza, LOMCE, centralización...), pero se trata también de abrir las puertas a un cambio político, social e institucional que vaya bastante más allá de la herencia que nos había dejado el PSOE: modificación del artículo 135 de la Constitución española, primera reforma laboral, soberanía única...

En Nafarroa este cambio está ya en marcha. Tras treinta y ocho años de Gobierno UP(S)N, nuestra sociedad ha expresado con claridad su voluntad de acabar con esas décadas de caciquismo, corrupción, despilfarro, recortes sociales y puesta de las instituciones al servicio del pelotazo, el cemento, las multinacionales y las grandes familias del régimen. El programa alcanzado entre Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E constituye el cimiento sobre el cual asentar ese cambio y asentar la política del nuevo Gobierno.

El cambio, por otro lado, ha alcanzado también el terreno municipal de una forma aún más contundente. En dieciocho de las veinte poblaciones más importantes de Nafarroa los acuerdos entre estas cuatro fuerzas (más alguna candidatura unitaria), han permitido desplazar a UPN y PSN de los gobiernos municipales y abrir las puertas del cambio a la participación, la honradez, la transparencia y el gobierno en favor de las mayorías sociales locales.

No pretendemos glorificar nada ni elevar a nadie a los altares. Es evidente que los acuerdos alcanzados presentan también algunas debilidades e indefiniciones. Pero por encima de todo ello, la voluntad de estas cuatro fuerzas y la presión indudable ejercida desde todo tipo de ámbitos, grupos sociales y la propia ciudadanía, ha hecho posible la superación de los obstáculos surgidos y avanzar en la buena dirección. El cambio avanza.

Es en este contexto en el que se sitúan las próximas elecciones de diciembre. La apuesta aquí, en Nafarroa, es profundizar en la vía de unidad y acuerdos emprendida o hacer prevalecer intereses partidistas particulares. Rematar la faena o dar un respiro a UP(S)N para recomponerse, esa es la cuestión. Porque una candidatura de confluencia y unidad asentada en Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-U y apoyada en todo un amplio abanico de colectivos sociales podría ser hoy, por primera vez en la historia, la primera fuerza electoral en Nafarroa y, en consecuencia, conseguir para la misma la mayoría de representantes tanto para el Congreso como para el Senado.

Repetimos, no se trata de una quimera. En estos últimos meses hemos sido capaces de alcanzar acuerdos difíciles, confeccionar programas consistentes y elegir gobiernos que respondan a lo anterior. ¿Quién duda pues de que también lo somos para lograr acuerdos similares de cara a las próximas elecciones generales?

A lo largo de estas últimas semanas y desde distintos ámbitos políticos y sociales se ha desarrollado una alternativa con el fin de impulsar «la confluencia de las personas y organizaciones que creen urgente y necesario un verdadero cambio político, económico y social». Un cambio que, se afirma, ha de asentarse en la defensa de una democracia real, el reconocimiento pleno del derecho a decidir, el rescate ciudadano, la defensa de lo público, una economía centrada en las personas y en el respeto a la naturaleza, la defensa de las libertades, la convivencia y el pluralismo, la igualdad de oportunidades, una política exterior alternativa...

El cambio debe nacer desde abajo. Para lo municipal, para lo foral y también para lo estatal. Tal como se afirma en el Manifiesto elaborado «ahora es el momento de contribuir desde Navarra a una alternativa al sistema neoliberal y al régimen del 78 que representan UPN, PSOE y PP». Una alternativa que parta de concebir a Nafarroa como un sujeto político propio y fije entre sus objetivos el reconocimiento del derecho a decidir en lo político y en lo social, en lo grande y lo pequeño, para el presente y para el futuro.

La Transición fue un fraude para Nafarroa. Fuimos la única Comunidad histórica a la cual se negó el derecho a ratificar –o no– aquel Amejoramiento que negociaron a escondidas UCD-AP-PSOE. Después vinieron las leyes básicas y políticas centralistas, las reformas constitucionales (art. 135 CE), las imposiciones presupuestarias y de déficit, los recursos y suspensiones de leyes forales de todo tipo... Durante estas décadas las competencias navarras, forales y municipales, no han hecho sino sufrir desgarrón tras desgarrón.

Con bastante posibilidad, en la próxima legislatura se va a abrir el melón constitucional y, ante ello, tal como se afirma en el Manifiesto elaborado por la Candidatura de confluencia, se trata de «elegir entre reforma o ruptura». Es por eso que será preciso a su vez optar por la coordinación y el trabajo en común con otras candidaturas que con idénticos fines estén presentes en el Congreso y Senado, bien sean estas de carácter nacional o estatal.

Ahora bien, reivindicar para Nafarroa «el reconocimiento pleno del derecho a decidir en lo social, en lo económico y en lo político», tal como se reclama en el texto citado, exige a su vez que el proyecto organizativo y electoral a levantar de cara a la cita de diciembre camine por los mismos carriles. Pretender, por el contrario, que este se supedite a estrategias, procesos y siglas elaborados fuera de nuestro marco de decisión –Nafarroa– es, evidentemente, una contradicción flagrante con lo anterior.

En resumen, la próxima cita electoral es una excelente ocasión para profundizar en la política de cambio político y social levantada en Nafarroa y en el fortalecimiento de la confluencia y unidad conseguida, así como para aportar nuestro esfuerzo a esa gran ruptura política y social que es preciso realizar también en el marco estatal.

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