Marian Pérez

¿Navarros, gente de fe?

Nos han hecho creer que si: En titulares de periódicos: 10.000 navarros en Javier (no sabemos si por deporte o para expiación de faltas).

- Por la cantidad de misioneros/as que al mundo hemos dado (no ha tenido importancia que si eras disidente la Santa Induisición te llevaba a la hoguera y eso como el sacerdocio imprime carácter)

- Porque en las guerras Carlistas el eslogan era ‘Dios, patria y rey’ (obvian la cantidad de documentos que demuestran que los navarros carlistas lo que defendían eran nuestro fueros, sistema de vida, la libertad).

Y sin lugar a dudas así debe ser, puesto que el pueblo navarro no reniega de una institución que en aras al servicio que presta a sus fieles se siente con derecho a inscribir en el registro de la propiedad todo aquello que viene utilizando (iglesias, catedrales, casas parroquiales, huertos, e incluso casa de maestros y otros bienes). ¿Cualquier ciudadano honrado puede hacer lo mismo? A no ser claro, que una autoridad suficientemente «competente« te lo permita por sabe Dios qué razones «desinteresadas».

Ni rechaza como representantes políticos a unos partidos (cualquiera que sea quien encabece las listas) que han demostrado por activa que controlan y mangonean los bienes del Pueblo Navarro según intereses propios y de afines, dejando esta comunidad con deudas millonarias, infraestructuras deficientes, sanidad, educación, bienestar social, bomberos, guarderío de montes, etc ….., muy por debajo de dotaciones que históricamente nos han caracterizado. Por tanto sin capacidad de ofrecer el servicio con la calidad que todo buen profesional desea y que los ciudadanos nos merecemos, puesto que somos los que mantenemos económicamente el sistema. A cambio podemos estar orgullosos de instalaciones con las que no sabemos qué hacer, de costes millonarios, mantenimientos insostenibles y en definitiva fruto de falta de buena gestión, planificación o lo que es mucho peor de intereses bastardos de los que ostentan el poder.

Siguen creyendo algunos navarros que el hecho de cambiar las cabezas visibles de dichos partidos va a mejorar la gobernabilidad (la fe mueve montañas). Si repasamos la triste realidad podemos (si queremos) ver que nuestros problemas solo son fruto del nacionalismo. Hasta ahora nos ha gobernado el nacionalismo español, históricamente (lo dice incluso Pérez Reverte) malos gobernantes, despilfarradores, deshonestos … Y así continuamos:

- Burbujas inmobiliarias, privatizaciones de empresas públicas, sanidad, educación, enmascarar las cuentas (con millonarias pérdidas ) para aparentar que se cumple con el déficit, intentar (por lo menos..) influir en hacienda tributaria a favor de quien uno quiere, nombramientos a dedo, comisiones, o pagos en B….

- Promulgación de leyes que permiten actuaciones de los gestores en el límite de la legalidad para no rebasar la condición de imputados gracias a la actuación de jueces benevolentes.

- Intento de someter a la población mediante la política del miedo: antes ETA, (en ningún caso se ha nombrado el terror ejercido por el estado) ahora el nacionalismo vasco (o cualquier otro que no sea el español).Para ocultar sus intereses y hacer perdurar este sistema que solo favorece a los «elegidos» necesitan mantenerse unidos y dependientes de Madrid. Llegan a cometer auténticos atropellos contra todos/as los que no piensan como ellos: condenas por ondear una bandera legal, como es la ikurriña; condenas por tartazos (en países democráticos no pasan de multas); ilegalización de partidos, cierres de periódicos, condenas por portar fotos de familiares presos, arremeten contra quienes fomentan la propia cultura (Olentzero, euskara, …) y casos mucho más graves como torturas, encarcelamientos e incluso muertes.

Los no nacionalistas españoles, lo que creemos los nacionalistas vascos es que este sistema es nefasto. Creemos en leyes que propicien una sociedad más igualitaria, en leyes que impidan fehacientemente la corrupción, un sistema que respete la pluralidad, no excluyente, que fomente la cultura… En definitiva, como nuestros antepasados, queremos nuestras propias leyes, nuestra libertad. Especialmente cuando los hechos demuestran que somos mejores gestores, económicamente más solventes.

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