Isidoro Berdié Bueno
Profesor en Ciencias de la Educación, Doctor en Historia y Doctor en Filología Inglesa

Nazismo es izquierda, es socialismo. Fulgencio, mi padre, mi amigo. «Krasnii ugol»

En filosofía decimos que todo es posible de superar menos la muerte, que nos arrastra a todos a allí donde todo es silencio, el silencio de los muertos, que nunca hablarán. Por eso, mientras podamos debemos entendernos, pues en el cementerio ya no hay conversaciones. La solución es fácil y al alcance de todos los cerebros, se llama democracia.

En este país se ha usado y abusado del calificativo nazi mucho y sin base, equivocadamente. Y lo vamos a explicar: en gramática, «nacional socialismo», «nacional» sería el adjetivo, cuya función es dar colorido, y «socialismo» sería el núcleo, sintagma y estructura de la palabra. Analizado desde el prisma de la asepsia y acribia que da la filosofía, en términos platónicos, el concepto sería el sustantivo y la idea la forma. Lo que caracteriza al sujeto es la identidad, es decir, lo que uno es, y eso en «nacional socialismo» es socialismo. Un nazi se identifica como socialista, socialista alemán, luego es por tanto un socialista, una facción o fracción del socialismo, si queremos matizar. Como el PCE, que también es otra facción o fracción del PSOE, cuando este no se adhirió a la Internacional Comunista (Komintern). En análisis económico, Hitler al llegar al poder opta por las nacionalizaciones, el intervencionismo, y por la economía de Estado, frente a la economía liberal de libre mercado, a la que relega y desprecia. En lenguaje poético metafórico diríamos que son como hojas de una misma planta cuya raíz sigue siendo el socialismo. Por eso, señores Sánchez, Iglesias etc., la palabra nazi en sus bocas, utilizada como insulto a otros, se convierte en un boomerang contra los dientes de ustedes, ya que sois miembros de la misma familia, todos desconocedores del significado de las palabras tolerancia y libertad, asignaturas pendientes desde siempre, e imposibles de compaginar con sus orígenes en la lucha de clases y dictadura del proletariado (Marx). Preguntado Lenin por la libertad respondió: «¿libertad para qué?». Para él la libertad era un defecto de las democracias que había que superar, amén de que no cabía en sus doctrinas totalitarias, pues llevaba implícito la posibilidad de decirle no al Partido y a él mismo, y eso era intolerable, penado con la muerte o el psiquiátrico. Tristes tiempos para la libertad en España, cada vez mas lejos de Dios y mas cerca de Venezuela. Ante la llamada de la izquierda a la violencia, a tomar las calles y el Parlamento andaluz se quitan la máscara y afloran sus genes mas trogloditas de totalitarismo, el hombre del Neanderthal y la faz de Drácula, con sus colmillos afilados y chorreando sangre de la yugular de los contribuyentes.

GARA, este periódico abertzale y único, cuya lectura tantas satisfacciones supuso a mi padre, Fulgencio, recientemente fallecido, y que el 16 del corriente, San Fulgencio, habría sido su cumpleaños, un adicto y entusiasta lector de la buena prensa, por eso eligió en su momento a "Egin", después a GARA. Paralelamente, también leía prensa de Aragón, pero sin ilusión y como obligación, vivía y trabajaba allí, pero sin esperar sorpresas, diremos en honor a la verdad que con la que disfrutaba y a la que piropeaba era a la prensa abertzale vasca. Para él única, quien mejor trabajaba la noticia y la daba a conocer era "Egin", después sería GARA quien le enamorara. Fulgencio era mi padre, era mi amigo. Supo hacer de su hogar un ateneo libertario en el que según entramos los hijos en «uso de razón», interveníamos en paridad con los padres haciendo de nuestras reuniones y debates en los que el propio Durruti hubiese flipado, por eso yo tenía que ser ácrata y amante de Euskal Herria. Mi padre estuvo siempre preocupado por la situación política de allí y le hubiese gustado verlo todo solucionado antes de morir, pero no ha sido posible. Falta de entendimiento entre los hombres. Y ponía como ejemplo la torre bíblica y mítica de Babel, en que según él aparecieron por primera vez en la historia la casta política, y como diría el cómico aragonés Paco Martinez Soria, «se armó el belén», y ¡vaya de qué manera!, como que no los sacas de la poltrona ni con agua hirviendo, véase en la actualidad el caso Andalucía, tras otros cuarenta años de reinar en el cortijo, como que no quieren bajarse del burro. Como diría la socarrona de mi tía Carmen, «en eso piensan los de a caballo en ir a pie».

Mi padre no lo pudo ver, pero yo su hijo, su amigo y compañero de asamblea en su hogar, en nuestro hogar, sí me gustaría verlo. Y eso es posible, sí es posible. En filosofía decimos que todo es posible de superar menos la muerte, que nos arrastra a todos a allí donde todo es silencio, el silencio de los muertos, que nunca hablarán. Por eso, mientras podamos debemos entendernos, pues en el cementerio ya no hay conversaciones. La solución es fácil y al alcance de todos los cerebros, se llama democracia, y por ende, respetar los derechos inalienables e inviolables de la persona, comenzando por la libertad, derecho a la vida, al trabajo, a la salud, a la igualdad etc. Ninguna Constitución ni Partido puede oponerse a ellos, ni dirigir tu vida. Por eso en las relaciones individuales y de colectivos humanos era partidario de la teoría pactista, que dice: «Todo hombre que extiende su mano sobre otro hombre es un tirano, entre personas libre solo es posible el pacto».

Krasnii ugol (rincón rojo), en Rusia, era el corazón de la casa, el lugar más cálido, confortable y acogedor, generalmente en el salón o en una habitación especial, donde se encontraban iconos religiosos, fotos de familia, condecoraciones y premios, títulos, etc. Ahí se recibían a las visitas especiales, a la familia etc. Se trataba de impresionar y dar imagen. En el rincón rojo de mi casa y de mi corazón, estaba la British Library de Londres, lugar en que de más joven yo había trabajado en su archivo y hemeroteca como investigador, avalado por una Universidad de Londres, donde me hallaba redactando mi tercera tesis doctoral. Pero la British Library ya no está en mi rincón rojo (krasnii ugol). Fue el filósofo griego Aristóteles quien acuñó en letras indelebles que permanecen en la actualidad, la frase: «Amicus Plato sed magis amica veritas» (Amigo es Platón pero más amiga es la verdad). A la British Library yo la había colocado en el rincón rojo de mi casa, en el apartado iconos religiosos, cual el Dios del Sinaí, pero se ha transformado en el becerro de oro del valle, donde unas personas débiles, timoratas y fetichistas decidieron fabricar para que les protegiera en su travesía del desierto, pero llegó Nietzsche con su obra "El ocaso de los ídolos", con su filosofía a martillo, este es mi caso, y destruyó el «artefacto» (lo hecho con arte) y les conminó a ser personas y apechugar con los retos del destino. Pero, donde no llega la British Library en libertad de expresión, ahí llega GARA que es quien en la actualidad ocupa su lugar en el apartado iconos respetables, sagrados, religiosos.

No le tengo rencor, reconozco que la British Library es una excelente ventana al mundo, al exterior, pero a todo hay quien gana, y la palma, la corona de laurel se queda en Euskal Herria, en la redacción y rotativas del diario GARA.

Repetidas veces, este diario abertzale ha publicado mi tesis y pensamiento de que la II República fue proclamada de forma ilegal, también la I República de 1873, ninguna de las dos fue votada en Cortes Constituyentes, sino a la manera que se hacen las cosas en España, con la pandereta y la montera de torero. Pero he aquí, que he mandado mi investigación a la British Library de Londres, y como contradice a los historiadores ingleses, que de historia de España no saben nada y menos de su idiosincrasia, no se han dignado a recibirla y catalogarla en sus documentos y bibliografía, por si esto fuera poco, un libro con una recopilación de mis artículos en GARA lo están sopesando a ver si aceptan material euskaldun. ¿A quién puede dar miedo lo euskaldun? A Alfonso Sastre no se lo dio, tampoco a Pepe Rei, tampoco a Fulgencio, ni a mí. Que los historiadores ingleses no sepan que la II República es ilegal no pasa nada, sucede como se suele decir, en las mejores familias. El propio Franco nunca supo que se había levantado contra un Gobierno y una República, que como decía Marx, en vez de Estado había «camarilla de Corte», y en economía y cultura con un atraso secular, incapaz en ese yermo de germinar una república. Una camarilla de corte, formada por monárquicos resentidos con el Rey, y unos intelectuales liberales, de bandera tricolor y en economía de libre mercado, se encargaron de cocinar una república para toda España.

Señores ingleses, no pasa nada, que sus historiadores no den la talla, no es censurable, los de España no son mucho mejor, pero que ustedes no admitan otra tesis diferente, eso ya sí.

Estos días presenta Pedrito Sánchez, según la prensa alemana «el Guaperas» y comparsas los Presupuestos del Estado español. Era difícil superar a «Bambi» (Zapatero) pero el muchacho es aplicado y lo conseguirá. Su abuelita Josefina está tan orgullosa de él que se lo come a besos y le regala chuches y un Falcon de juguete. Pero los presupuestos no pueden ser aprobados, y llamo la atención de esos que tienen la tentación y síndrome de Esau (Biblia) de venderse por un plato de lentejas, aunque también es verdad que estas son lentejas con «chorizo».

Bilatu