Juan José Martínez Leunda
Exdirector de Derechos Humanos del Gobierno Vasco

Néstor Basterretxea y los derechos humanos

Innumerables y merecidos homenajes ha recibido Néstor Basterretxea con motivo del centenario de su nacimiento, pintor, escultor, diseñador y figura clave para interpretar junto a Jorge Oteiza, Eduardo Txillida y otros, una generación irrepetible.

Hoy todos los vascos disfrutamos de su legado y podremos seguir recordándole, a través sus obras, entre las que destacaría el diseño para "Bai Euskarari", "Homenaje al pastor" en Oñati, la escultura del Muro de la presa de "Arriaran" en Beasain y la "Paloma de la Paz", en la Zurriola de Donostia, o la escultura que preside el Parlamento Vasco.

Innumerables exposiciones y suplementos se han publicado en los medios de comunicación escritos y digitales donde se ha recogido una buena parte de su faceta artística, su compromiso con Euskal Herria, su tensa relación con la «jerarquía de la Iglesia católica» en el Santuario de Arantzazu y la despedida que le hicimos, con motivo de su fallecimiento, el 13 de julio de 2014, funeral civil, en la Iglesia desacralizada de Zorroaga, en Donostia.

Pero, en este pequeño homenaje, quiero recordar al Néstor comprometido con los Derechos Humanos y su relación con las nuevas generaciones de jóvenes vascos.

Durante varios años tuve el honor de compartir jurado con Néstor (junto a Jaime Tapia, Kontxi Gabantxo y...) de un concurso anual de pintura y redacción escolar sobre los Derechos Humanos, cuyo premio consistía un viaje del menor que se alzara con el premio, acompañado de uno de sus progenitores a la ONU (New York). El premio se entregaba en el marco del Parque Infantil de Navidad en el Bilbao Exhibition Center.

Recibidos, cada año, cientos de textos y dibujos de los menores, en horas interminables de lectura y visualización de las pinturas, Néstor –en las reuniones– nos trasmitía la valoración y puntuación de los mismos, al objeto de configurar una terna que desembocaba en la atribución del premio por lo acertado de su contenido, su colorido y demás aspectos que estimaba el artista. Todo ello en una actuación absolutamente desinteresada. En relación con los textos, valorábamos su contenido, la descripción que sobre la situación de los derechos humanos se realizaba, las referencias a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (o a parte de alguno de sus artículos) y su vulneración en Euskadi y/o cualquier otra parte del mundo, e igualmente, sobre la Declaración-Convención Universal de los Derechos del Niño de 1959.

Mis/nuestros recuerdos de aquellos duros años y la colaboración recíproca en esta materia se prolongaron hasta el diseño de la escultura "La Libertad, el Libro, Los Derechos", diseñada para la entrega de un premio a las personas y/o entidades que destacaran en la defensa de los Derechos Humanos en Euskal Herria, que no llegó a ver la luz.

Con enorme agradecimiento a Néstor por toda su aportación y también por su aportación en esta otra faceta, que quizás no se haya destacado.

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