José Murillo Ridao

Ninguno

Conocí a un linarense que me marcó como anarquista, gracias a esos boletines que repartía donde hablaban de la anarquía, un mundo nuevo y dichoso.

Yo tenía 14 años cuando tuve mi primer caso paranormal, o sea, mi primera aparición. Yo, como tenía por costumbre, subí al pajar a echar paja a las piqueras de vacas y mulos. Yo le tenía mucho mas miedo a los muertos. Eché la mirada al centro del pajar y vi a un señor vestido con túnica roja y amarilla y el pelo de la cabeza muy largo. Yo creo que era el Señor. Si realmente era él en esta aparición ha quedado demostrado que ha existido. Me llevé un susto de muerte. La religión cristiana primitiva tenia corazón y pensamiento racional. Pero los discípulos de Dios aquí en la tierra lo traicionaron, apoyando a los míseros cobardes gobernantes cuando esta religión tendría de haber sido una liberación para todo ser humano y demás especies. Resultó todo lo contrario que jamás he creído en las mojas y los curas, pero sí en las personas de buena voluntad. Creo que la Iglesia tiene mucho dinero y no para de pedir limosna a los pobres y demás. Yo no apoyo a la Iglesia porque no creo en lo que dicen, creo que hay muchas mentiras en la Biblia y esto lo dice uno que se le apareció el Señor a los catorce años.

Entonces de seguida me puse en guardia con el biergo con el que estaba echando paja en el corral y desapareció como se apaga una bombilla. Yo con catorce años era un ateo mi inclinaciones políticas era apoyar al movimiento de liberación vasco. Pasaron meses y años. todavía vivíamos en el cortijo.

Tenía por costumbre salir los fines de semana a la estación de Linares Baeza, donde nací yo. Estaba sentado en la segunda parada del autobús y subía un difunto en hombros de personas para la iglesia. Iban a darle el ultimo adiós y no se me ocurrió otra cosa que es pedirle al difunto telepáticamente, «oiga, señor difunto, por favor, si existe el demonio, dígale que quiero verle». Desde este día pasó una semana, era verano una noche me desvelé, miré a la cabecera de la cama y vi una silueta humana con la cabeza del muñeco diabólico. Aunque yo le hablé con voz, no me respondió.

Pero ese demonio sabia de antemano lo que le iba a pedir: una billetera que no se acabase nunca los billetes, para repartirlos entre los mas pobres.

De esta aparición del demonio le puse nombre a los billetes, «la semilla del diablo» y me dejé a dormir y miré hacia la ventana y lo vi en la ventana diciéndome adiós. En Linares frecuentaba el pub Zumbel, allí iba los fines de semana, allí hice grandes amigos y amigas, incluso una buena amistad con los dueños del pub. Mi familia me preparaba una encerrona con la Policía Nacional, la Policía me provocó para que mi familia tuviera ante el juez un justificante para ingresarme una buena temporada en la cuarta de Úbeda un montón de meses. Me ofreció la psiquiatra junto mi familia ingresar en la comunidad terapéutica de Jaén. Hice todo lo que había amañado mi familia, le había salido la jugada perfecta. Hoy, 2020, aquí sigo en un piso de Faisem desde 2003, 1 de julio. Hasta ahora, cobro seiscientos euros, una miseria que no me permite vivir independiente y habiendo trabajado desde los catorce años en el negocio familiar. A los diecinueve años me llevan contra mi voluntad a hacer la puta mili, unos meses antes, tomo contacto en la feria de Linares con el movimiento comunista. Compañeras y compañeros, que me dijo el demonio con la cabeza del muñeco diabólico, que el dinero era peor que el demonio. Los años que pasamos en el cortijo tuvimos un pleito con la azucarera de Jaén. Nos contaminaron el agua y, al final de pleitear tanto, llegan un acuerdo el abogado y la azucarera y a mi padre lo indemnizan con mucho dinero. Bueno, que nos vamos a Linares a vivir. Mi padre era un maestro de mandarme a la cuarta de Úbeda pero la primera vez que me ingresaron estaba en la cuarta de Úbeda y luego me llevan a la séptima de Jaén me atan de pies y manos y un enfermero me quita la almohada y me la pone en la cabeza y hace como para asustarme.

Yo quería luchar con el movimiento de liberación vasco y mi familia aposto que ellos mandan en mi y yo soy un niño y tienen que mandar en mi hasta que me muera y digo que todas las cosas irracionales tienen que arder como la pólvora.

Estando en el cortijo me fui con unos familiares a Pamplona. Tenían un negocio, un bar. Era la primera vez que salía del cortijo. Allí estuve algunos meses. De nuevo en el cortijo. No volví a poner los pies en el País Vasco. A mis treintaytantos, todos los empresarios para los que trabajé me dieron de alta siempre, cosa que los empresarios andaluces no. ¡Más bajos y rastreros no los he visto! Aquí te engañaban como un niño. Pedí trabajo en el País Vasco, con el engaño que íbamos a una obra en Madrid, os lo podéis imaginar. Y, a ver, echado alas y emancipado y que te corten las alas, si me hubiesen dado un tiro, no habría sufrido tanto. Después volví al País Vasco ya sin trabajo, ya controlao con mi familia.

Estando en Linares conocí a un carrilerano y me fui con él a Martos a coger aceituna. En el cuarto que dormía una noche se me aparecieron muchos lobos e indios y los lobos aullaban. Ya en el piso de Faisem en 2008 se me apareció Caballo Loco. Lo conocí porque años antes de que lo conociera lo había visto en un documental. Yo duermo con la luz encendida y le tengo un odio a la oscuridad terrible. Con el reflejo de la lampara pegado al techo vi a Caballo Loco como una película y a una diligencia. La aparición duró bastantes minutos. Varios años después se me apareció la parca totalmente de negro y, cuando se estaba moviendo cerca de mí, le dije: «a todos los nazis fascistas habría que llevarlos al cementerio». Se paró conforme estaba hablando y cuando paré de hablar desapareció.

Como estaba bien informado, en la puta mili tomé contacto con compañeros del movimiento comunista de otras comunidades, todos los obligados a hacer la mili forzosa. Los derechos  como personas han sido violados por el Estado y esto es un crimen que siguen padeciendo muchos países, por desgracia. Yo soy una persona que creo que no se debe hacer ningún gasto en armamento si queremos estar fuera de la guerra. No tenemos que deber nada para no hacerlas. Toda la gente tenemos que tener una buena relación social de iguales derechos e iguales deberes. Todos los que generan la riqueza social mientras que estos que la generan hasta que la repartan cada cual sus necesidades básicas. Conocí a un linarense que me marcó como anarquista, gracias a esos boletines que repartía donde hablaban de la anarquía, un mundo nuevo y dichoso. Todos lo obreros de ese mundo nuevo acracio a sido lo mas grande que me ha pasado a mí como un hermano y un padre de verdad. El Estado tolera y permite que los empresarios exploten a los trabajadores, y no tienen bastante con explotar a los obreros como esclavos. También los van a obligar a ingresar en las milicias. como podemos ser tan tontos los obreros, hacen con nosotros el capital y el Estado lo que quieren. Pues hay que decir basta, hasta aquí hemos llegado. Ponerle fin a la sinrazón.

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