Josu Juaristi
Europarlamentario de EH Bildu

No es una solución, es una condena

¿Quieren una Unión Europea prefascista o directamente fascista? Porque ahí es donde nos están arrastrando, pandilla de irresponsables.

«Los líderes europeos han fracasado en su intento de acordar una reforma del sistema común de asilo europeo. En su lugar, han respondido a sus urgencias internas reduciendo aún más el ya de por sí exíguo espacio para los demandantes de asilo, al tiempo que insisten en trasladar su responsabilidad a países con muchos menos recursos situados fuera de la Unión». Esta sería, en un lenguaje más o menos comunitario, una valoración posible del Consejo Europeo en relación al punto de la migración.

Desde las tripas, la evaluación sería la siguiente: «Qué vergüenza».

En un análisis abreviado en ocho adjetivos calificativos (les juro que tenía pensado meter solo tres), diría que los estados miembros de la UE se están comportando como:

- Miserables, porque eluden su responsabilidad y siguen pasándosela a los países pobres del sur y este del Mediterráneo.

- Cobardes, porque responden solo a sus urgencias internas, no a las premuras y necesidades –estas sí, reales, no electorales– de las personas migrantes y refugiadas.

- Irresponsables, porque, de facto, están de acuerdo en crear incluso más centros de detención (fuera y quizás también dentro de Europa), cuando es más que evidente que esta estrategia ha fracasado estrepitosamente. Ese enfoque solo puede augurar nuevos desastres.

- Hipócritas, porque ni tan siquiera se atreven a llamar a las cosas por su nombre: no son «plataformas de desembarco», no son «centros cerrados» los que nos anuncian. Serán, si son creados finalmente, centros de detención desde donde los «elegidos» serán «recolocados» (dicen, y nadie se lo cree) en Europa.

- Tramposos, porque claman victoria, al mejor estilo Salvini, al felicitarse mutuamente porque, aseguran (aunque el dato está amañado), las llegadas de personas migrantes y refugiadas han descendido un 95% desde el «pico» de octubre de 2015. Lo que no dicen es cuánto están pagando por haber dado la llave a Erdogan y ahora a Libia (mañana a otros) y cuántas muertes, cuánto sufrimiento y cuántas generaciones perdidas está provocando esa decisión.

- Mentirosos, porque insisten en propagar la idea de que estas personas se embarcan hacia Europa porque hay una red de mafias que prácticamente las obligan a ello. «Es necesario eliminar el incentivo para embarcar», dicen en el punto 5 de las conclusiones. ¡Por favor! Por supuesto que los traficantes existen, y se están forrando porque el cierre de las fronteras de la UE es música para sus oídos, pero si se juegan la vida para llegar a Europa es porque desean y luchan con todas sus fuerzas por dar un futuro a sus hijos e hijas, o a sí mismos, no porque las mafias las fuercen a emigrar.

- Inconscientes, porque siguen hablando de «línea del frente» cuando se refieren a Italia, Grecia o el Estado español, como si estuviéramos en guerra con un enemigo que nos quiere invadir. ¿Qué mensaje están enviando a la sociedad?

- E indecentes. No hay derecho ni nada justifica condenar al sufrimiento, y en demasiados casos a la muerte, a miles de personas: hombres, mujeres, niños y niñas. Esto es totalmente deliberado, y debería ser perseguido por la justicia internacional.

Desde la cabeza y un mínimo sentido de la humanidad (que es, por otra parte, con lo que deberían de pensar los líderes europeos en esta cuestión), el análisis de las conclusiones del Consejo Europeo ofrece este resultado:

- Reforzar las fronteras exteriores de la Unión Europea para mantener a miles de personas en situación de extrema vulnerabilidad atrapadas en el infierno de Libia no es una solución (solo aleja el sufrimiento de nuestras costas), es una condena. Morir en el desierto, en los campos de detención libios o africanos, o en el mar. Tres opciones, no hay muchas más. Los que escapen a la muerte en la travesía, o en los campos de detención, condenados a una vida sin futuro (por el grave «delito» de tratar de escapar de la violencia o de la miseria). Los que lleguen a Europa como sea, condenados a «búsqueda y captura», porque los estados miembros tratarán por todos los medios de localizarlos y expulsarlos. Ah sí, quedan los «elegidos», aquellos que serán «seleccionados» en unas bonitas «plataformas de desembarco», para avistar un día la tierra prometida (perdonen el sarcasmo). Es, de nuevo, indecente.

Y luego está la realidad:

- «Todas estas medidas, en el contexto de los «centros controlados», incluidas la recolocación y los reasentamientos, se realizarán desde una base voluntaria». No he podido contener la rabia al leer esto: todos sabemos hasta dónde ha llegado la «voluntad» de los 28 estados miembros de la Unión a pesar de que en su día acordaron, y entonces era vinculante y obligatorio, «recolocar» a 160.000 personas. Esta es la realidad. Luego si quieren hablen de eventuales cooperaciones reforzadas o acuerdos puntuales para llevar a cabo todo esto entre unos pocos, pero no engañen a la gente con embustes.

- Malta decidía este mismo jueves cerrar sus puertos a las ONGs, de forma que no puedan utilizarlos más como puertos de salida hacia la zona de rescate en el Mediterráneo. No es solo que Italia cierre sus puertos a los buques con personas ya rescatadas, sino que Malta cierra los suyos para que no puedan salir desde allí. Violan sistemáticamente el derecho marítimo más básico, y además están llevando al extremo el código de conducta criminal impuesto por Italia y el resto de la UE a las ONGs de rescate. En el caso de Malta, se trataría de una violación «preventiva» del derecho marítimo. El colmo.

- La pasada semana fue la peor en mucho tiempo en el Mediterráneo central: al menos 220 personas perecieron ahogadas. ¿Se imaginan el sufrimiento? Estas son tragedias que se pueden evitar. Cualquier otra cosa es mentira. Los estados miembros de la UE han bloqueado las operaciones de búsqueda y rescate de las ONGs, al tiempo que dejan la responsabilidad del control de dichas aguas a la guardia costera libia, que no rescata, sino que intercepta y detiene. Un apunte más al respecto: cualquiera que surque esas aguas y se haya dado una vuelta por el desierto, sabe que el número de víctimas mortales ha de ser necesariamente mayor, mucho mayor. La mayoría de las fuentes con las que hemos hablado sobre el terreno y en Bruselas y Estrasburgo en estos años doblan la cifra oficial al realizar un cálculo aproximado de muertos y desaparecidos.

- Los gobiernos europeos están financiando, entrenando y equipando no solo a la guardia costera libia, sino a ejércitos regulares, e irregulares (incluida, directa o indirectamente, la milicia de los Janjawid, controlada en último término por Bashir y responsable de un genocidio en Darfur), en distintas partes de Africa, incluida Libia, donde las personas migrantes y refugiadas sufren condiciones absolutamente inhumanas. Cualquiera que haya hablado con estas personas lo sabe; y la UE lo sabe, y aún así las condena, como sucedió la pasada semana con 2.000 personas detenidas por la guardia costera libia, a detención arbitraria, sin proceso legal, posibilidad de defensa ni nada, absolutamente nada.

- La referencia a la transferencia de 500 millones de euros para la cooperación con África es, utilizando la palabra más suave que se me ocurre, voluntarista. En las conclusiones se ruega a los estados miembros que contribuyen a dicho fondo. Eso sí, reforzar el mandato y la capacidad de FRONTEX y «dar pasos significativos para un retorno efectivo –eufemismo de expulsión– de los ‘migrantes irregulares’» parece algo mucho menos abstracto. Ahí, todos a una.

- La campaña de criminalización de las personas migrantes y refugiadas y de las operaciones de búsqueda y rescate de las ONGs está llegando a límites insoportables; la obstrucción a una labor humanitaria que deberían hacer los gobiernos de la UE es cada vez mayor. Esa campaña no es inocente, causa víctimas mortales y un terrible sufrimiento a estas personas, y los estados miembros de la UE son responsables de ello. «Salvar vidas es un delito, la asistencia humanitaria no es bienvenida», ese es el mensaje que las decisiones de la UE propagan, en un aviso a navegantes despreciable. ¿En qué se ha convertido esta UE? Y quizás sea solo el principio. ¿No se dan cuenta del modelo de sociedad que están imponiendo? ¿De verdad quieren una UE basada en el miedo al otro, en la «pureza» de nuestra sociedad y nuestro modo de vida a costa de la vida y el sufrimiento de nuestros semejantes de Africa, Oriente Medio o Asia? ¿Quieren una Unión Europea prefascista o directamente fascista? Porque ahí es donde nos están arrastrando, pandilla de irresponsables.

Una mujer eritrea que acababa de llegar al campo de primera recepción de Lampedusa tras ser rescatada en el mar con su bebé, me preguntó en junio de 2015, exhausta y triste, si toda Europa era así (se refería, con su mirada, a su propia situación: detenida, vigilada por militares, con cientos de personas hacinadas alrededor, sin perspectiva ni futuro). No me atreví a darle una respuesta directa, ¿qué derecho tenía yo a añadir sufrimiento a su ya durísima situación? Hoy le respondería sin dudar que sí, para nuestra vergüenza.

En fin, no me hagan caso, todo está bien:

- la Bolsa sube porque considera que Merkel ha salido viva de la cumbre, con la dureza justa y los acuerdos bilaterales necesarios para calmar los colmillos de la CSU mientras de paso alimenta, necesitada e inconsciente, a AFD, Pegida y compañía.

- y la UE suspira aliviada porque aún respira, aunque sea con respiración asistida.

Un mundo feliz, no se preocupen. Europa no se va al carajo. Serán cosas mías.

Bilatu