Josu Naberan
Escritor

No habrá aurresku ante los dioses

Por lo visto, este gobierno es incapaz de hacer frente a la situación, pues está genéticamente apegado a la política de privatizaciones y de recortes.

Los dioses del Olimpo no hablan de las causas del coronavirus. Ese tema les trae al fresco, aparte de que no les conviene en absoluto que se airee, porque han sido ellos los causantes de la pandemia con sus políticas de crecimiento desaforado y las consiguientes contaminaciones múltiples. Los dioses, esos poderes fácticos que nos gobiernan desde la sombra, están tramando ahora mismo la «nueva normalidad», o sea, el nuevo orden mundial que quieren implantar. Ordine Nuovo.

Aprovechando que el planeta y la sociedad está enferma y desmoralizada, han visto el terreno despejado. Siempre han pretendido el poder absoluto, claro está, pero ahora más que nunca, valiéndose de esta encrucijada histórica en que nos hallamos. Primeramente han sembrado el pánico a través de sus mandos intermedios y sus medios de comunicación.

En efecto, los medios de comunicación más vendidos se han puesto de acuerdo todos ellos, al parecer, para difundir constantemente mensajes de alarma paralizante en primera plana. Y no voy ahora de «negacionismo», palabra escogida para significar herético o enemigo del pueblo.

Porque efectivamente hemos hecho enfermar la biosfera (el medio en que vivimos), que nos ha devuelto la respuesta de la ley natural con todo su rigor. Esa ley pesará sobre nosotros mientras no se desintoxique la biosfera; o sea, mientras no pongamos en marcha las medidas consabidas: freno a la contaminación atmosférica, desaceleración programada del crecimiento económico y de la explotación de recursos (que viene a ser lo mismo).

Con todo, es una primera lección de la ley, menos grave de lo que nos han presentado y representado. Ha causado menos daño físico (siempre lamentable), comparado con el daño emocional y mental inmenso. Es inimaginable la huella mental que dejarán en niños y adolescentes las medidas en vigor.

Si los dirigentes que nos gobiernan no han aprendido la primera lección, y es evidente que no la han aprendido, vendrán nuevas lecciones más graves (temo). Pero aterricemos en nuestro espacio. Aquí, la Agorera de Sanidad y el Magister Máximus no han dado pie con bolo; mensajes contradictorios, oscuros, y nada de previsiones prácticas: remisos a volcarse en lo público, pero prestos para seguir con los recortes, empezando por Osakidetza mismo. ¿Cómo espera este Ejecutivo crear pequeñas «burbujas de alumnos» sin aportar el incremento de plantilla que reclaman los sindicatos y demás agentes del área?
    
Y siguiendo con lo de los dioses, nuestro diosecillo particular ha asumido el mando absoluto, sueño divino de todo líder autoritario. «Hace falta un gobierno fuerte», dice. Pues no se trata de eso. Lo que hace falta es un gobierno inteligente, bien avisado de lo que sucede alrededor. Y lo que está sucediendo es lo suficientemente grave para que merezcamos unos dirigentes inteligentes.
    
Por lo visto, este gobierno es incapaz de hacer frente a la situación, pues está genéticamente apegado a la política de privatizaciones y de recortes. Respecto a los partidos políticos europeos de la oposición, es impresión común que, concretamente con respecto a esta crisis, ha estado ausente desde el primer momento. Es bastante comprensible, pues los partidos tienen su propio campo de acción en el marco de un cuatrienio: están ocupados básicamente en su acción inmediata en el parlamento y en las próximas elecciones. Se comprende que no tengan una estrategia a largo plazo para responder con contundencia a un «asunto» que parece haber venido para quedarse.
    
Ahora, entre nosotros, ¿cómo esperan los partidos de la oposición ganar las próximas elecciones frente al actual gobierno? Felizmente ha subido el número de votos del partido principal de la oposición. ¿Cómo para poder ganar la próxima vez? En absoluto. Si hubiera algún peligro de ello, ahí estaría un PP de refuerzo. En este régimen de partidocracia, los partidos de izquierda juegan en campo contrario, con todas las papeletas para ser segundones.
    
Pues a grandes males grandes remedios (digo). Una plataforma electoral compuesta únicamente por mujeres (sueño). ¿Razones? En primer lugar, por justicia. Desde que se implantó el patriarcado allá en Sumeria hace 7.000 años, no ha habido más que guerras incesables y miserias consecutivas. Es hora de crear algo nuevo. Además, una plataforma como esa, correctamente constituida, tendría la ventaja de soslayar recelos entre partidos. Una plataforma de mujeres abertzale-socialista-ecologista podría ser un potente polo tractor (creo). Eso sí, la iniciativa queda a cargo de EH Bildu, partido más votado de la oposición, y de su colaboración con los movimientos populares, la fuerza peculiar de Euskal Herria.
    
Volviendo a lo global, es evidente que este «coronavirus» es tan clasista como el propio capitalismo salvaje que lo creó. La gente precarizada se hundirá en la miseria, y la gente medianamente libre, ante la amenaza de esclavitud en su puesto inestable de trabajo, atenazada para expresar posturas críticas.    

Concluyamos con los dioses mayores y su plan diosélico. No es que se hayan reunido entre ellos en una especie de cónclave masónico. De hecho están en guerra entre ellos; una guerra cibernética no declarada (ahora no se declaran las guerras) que está produciendo contaminación electromagnética a tope. Nuestro planeta se parecería en verdad a la imagen del tal coronavirus.

¿Qué hacer? (decía Lenin). Aunque la burguesía adocenada nos pida más y más moderación, no ha lugar para paños calientes. La inquisición tratará de criminalizar a los críticos, de activar el fascismo social –el querer imponer a los demás– en una masa desorientada y atemorizada.

Pero capearemos el temporal. Nos reuniremos en red, en micelios, txapeltzio y batzarre. No bailaremos aurresku ante los dioses!

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