Eduardo Santos Itoiz
Secretario general de Podemos Ahal dugu. Diputado por Navarra

No nos mande más policías, mándenos menos ultras

Sr. Serrano Suñer telefoneó a Sir Samuel Hoare, a la sazón embajador de las islas en España para ofrecerle protección policial. La respuesta del embajador no pudo ser más acertada: «no me mande más policías, mándeme menos manifestantes». Luego vino la División Azul a dar salida a aquellos ánimos de revancha, y la guerra y la muerte en el frente de Leningrado.

Serrano Suñer, el Cuñadísimo, siempre negó la frase utilizando el argumento de que los ingleses siempre quieren aparecer como más ingeniosos de lo que realmente son. Lo cierto es que aquella primavera del año 41, tras la invasión nazi de la Unión Soviética los contrarios a la «no beligerancia» franquista salieron a la calle en un, en apariencia, espontáneo movimiento de indignación falangista que hizo a D. Ramón salir al balcón a gritar «Rusia es culpable».

Tras la sentencia, con una lógica impecable y siguiendo sin duda un instinto igualmente espontáneo, las masas fueron a rodear la embajada británica. Es en ese contexto en el que el Sr. Serrano Suñer telefoneó a Sir Samuel Hoare, a la sazón embajador de las islas en España para ofrecerle protección policial. La respuesta del embajador no pudo ser más acertada: «no me mande más policías, mándeme menos manifestantes». Luego vino la División Azul a dar salida a aquellos ánimos de revancha, y la guerra y la muerte en el frente de Leningrado.

Me acordaba de Sir Samuel el domingo pasado en Zaragoza. Como es conocido, allí nos reunimos más de cuatrocientos cargos electos en Asamblea. Conforme entramos, un puñado de fascistas de extrema derecha, herederos de aquellos del año 41 y sin duda con el mismo ánimo de defensa patrio que aquellos, nos fueron insultando sistemáticamente. Conforme estábamos a lo nuestro, ya saben ustedes, los tediosos discursos y las largas pláticas que tejen los hilos de la democracia y el acuerdo, fuera se fueron juntando más energúmenos.

Insultos, un botellazo afortunadamente sin consecuencias a la Presidenta de las Cortes de Aragón, actitudes amenazantes. Los 20 agentes del Cuerpo Nacional de Policía estaban sencillamente desbordados. Su solución, que comprendimos dada su situación, no podía ser más simple: no abandonar el pabellón. Había ya 400 personas fuera. Hubo un momento en que la tensión bajó porque al parecer se habían ido a almorzar. Volvieron, con fuerzas renovadas, e impasible el ademán.

Las noticias empezaban a llegar dentro a través de la prensa. Se iban publicando las escasas fotos que podíamos tomar. Nadie sabía lo que iba a suceder. Según algunas fuentes, el Ministro del Interior nos aconsejaba que «saliésemos por la puerta de atrás». No había puerta de atrás. Aunque la hubiera habido tampoco hubiéramos seguido el consejo del Ministro. Leo hoy varios artículos en la prensa nacionalista española que justifican la actuación de aquellos ultras del domingo. No faltará tampoco quien nos reproche haber solicitado más dotación policial ante la situación creada, que pudo haber degenerado por pura dejadez en un conflicto de repercusiones graves.

Ante esa actuación del Gobierno del PP y esa defensa cerrada del nacionalismo de extrema derecha. Ante la situación irresponsable que vivimos. Ante la situación que estamos viendo en Europa, que es altamente preocupante porque nos lleva a un rincón de la historia tenebroso y rechazable, hoy más que nunca decimos al Gobierno que no es preciso que nos mande a la policía, con que nos mande menos ultras ya nos conformamos.

Y nos irá mejor a toda la ciudadanía.

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