Iulen Lizaso Aldalur

Nos deben democracia (y2)

No hay derecho pero sostienen esta cruda y triste realidad de este país porque le es jugoso económicamente

Hemos aprendido del discurso simbólico de los «derechos humanos» y de los «derechos constitucionales», que nos sirven para identificar aquello a lo que «no hay derecho»

Introducción extraída de un artículo de finales de mayo que da pie al mío asentado en lo que el articulista sintetizaba con un ejemplo del día a día nacional: «Mientras, en su agenda se han puesto de acuerdo para ocultar los desahucios de familias que los bancos, con la connivencia del Estado, ejecutan a diario. También han pactado ocultar el genocidio provocado por la privación del derecho a la vivienda que ocasiona infinidad de suicidios ante la desesperación de verse en la calle»… y a esto no hay derecho.

No hay derecho pero sostienen esta cruda y triste realidad de este país porque le es jugoso económicamente, a pesar de la infamia que supone que en el ranking de transparencia y confianza en los medios de comunicación, este país ocupa la cola de todos los del planeta y en este territorio el grupo Vocento se lleva la palma… y su director bien sabe porque lo escribo, al aplicarse en la máxima: fuertes con el débil y débil con el fuerte que en lo operativo se traduce a: censura y ocultamiento respectivamente.

Lo que de la ciudadanía incomoda a sus resguardados políticos y empresarios lo censuran y lo que viene de judicatura o instituciones para control de la corrupción, se ven obligados a publicar, pero estratégicamente en hoja izquierda y abajo… porque no pueden en el canto de la hoja, pues como concluía el sociólogo: «Las empresas mediáticas en sus agendas pactadas han convertido la ´contestación´ activa en el enemigo número uno de la seguridad. Despliegan una sucia propaganda que identifica a quienes la protagonizan con la escoria social y, amparan el negocio de “la lucha ciudadana”....miseria moral y democrática».

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