Iñaki García
Jubilado

Osakidetza entre huelgas y regalos

El principal problema del primer nivel es la falta de médicos, no porque no haya, sino por falta de atracción, «porque el sistema paga mal, poco y no aplica criterios de reparto. Es más rentable trabajar en hospitales».

Dicen que no hay nada más viejo que el periódico de ayer, sin embargo he releído un artículo de Asier Muñoz "Amancio Ortega, Paco Sanz, la AECC y otros estafadores del montón" (GARA, 22/6/17) y me ha parecido rabiosamente actual. Subscribo la totalidad de su contenido pero a la luz de los actuales acontecimientos me parece interesante abundar en su contenido.

Estamos acostumbrados a que los trabajadores apoyen huelgas para demandar mejoras en sus condiciones laborales, pero no tanto a que los trabajadores de un servicio público entren en la tercera jornada de huelga para reclamar medios para poder trabajar mejor y brindar la calidad asistencial que requiere la salud de todos. Tal y como publican en un manifiesto, esta realidad ha sido durante mucho tiempo el principal tema de conversación en todas las reuniones. «Nadie se explicaba cómo podíamos aguantar y no había quien hiciera algo al respecto», señalaron. El lunes pasado no solo salieron a la calle profesionales de administración, pediatría, medicina de familia, enfermería y hasta residentes, convocados por las centrales sindicales; también lo hicieron asociaciones de familiares y personas enfermas, y pensionistas, en una marcha multitudinaria por el centro de Gasteiz que algunos viandantes saludaron con aplausos.

El emplazamiento es al Gobierno de Lakua y el mensaje es nítido cualquiera que sea la especialidad al frente de la Atención Primaria: «Así no se puede seguir, porque la falta de personal hace que no podamos atender algunas problemáticas como deberíamos y, si lo hacemos, es a costa de sobrepasar nuestros horarios y nuestras cargas de trabajo». Los sindicatos explicaron que hasta ahora Osakidetza ha respondido haciendo planteamientos de cara el periodo estival, pero sin dar respuesta «a los problemas de fondo».

Un médico de familia, los médicos, el colectivo más movilizado en la huelga de atención primaria, explicó que llevan tiempo trabajando «en una situación deplorable», dedicando su tiempo personal a casos a los que no llegan en horario de consulta. «La población está envejeciendo, tenemos que abordar al paciente desde varios puntos de vista y eso requiere más tiempo», comentó. Se suman los problemas con las sustituciones y con el recambio que viene por «un montón de jubilaciones», porque en las condiciones actuales hay profesionales que prefieren dedicarse a otras especialidades, «como trabajar en un hospital, en mutuas, volver a preparar el MIR y hacer otra especialidad, puesto que estamos hablando de contratos más estables, de mayor duración». La situación no es mejor en pediatría, ámbito en el que es común duplicar y hasta triplicar agendas, según relató un pediatra, que indicó que sigue habiendo vacantes no cubiertas, contratos de un año que conllevan «una semana aquí y otra allí, cambios de centro de hoy para mañana...». En enfermería y administración los problemas se repiten. Los residentes salieron con pancarta propia. «Nuestros tutores no tienen horas para dedicarnos», comentaron estos, al tiempo que expusieron que, en muchos casos, no se respetan las horas de descanso establecidas.

Decir que atención primaria necesita más presupuesto es incontestable y hace tiempo que el Foro de Atención Primaria estableció que el mínimo sería al menos un 20%. Pero los médicos están verificando que no importa cuántas veces más lo repitan. Pero con todo el principal problema del primer nivel es la falta de médicos, no porque no haya, sino por falta de atracción, «porque el sistema paga mal, poco y no aplica criterios de reparto. Es más rentable trabajar en hospitales». Es una especialidad poco elegida por los MIR. No hay unidades de conocimiento de medicina de Familia en el grado, sino asignaturas sueltas. Hay un solo catedrático entre todas las universidades españolas. La gente no elige lo que no conoce. Si el sistema está basado en la atención primaria, su importancia debe traducirse también en contenidos en la Universidad.

Y en este contexto es donde toma actualidad el artículo de Asier Muñoz, se pongan como se pongan los idemistas alabarderos del poder factico, la donación de la fundación de Amancio Ortega no es sino un regalo envenenado y lo pongo en cursiva porque no se puede decir más claro: un «bien intencionado», así, entrecomillado, no es más que alguien que se presenta como bueno, solidario o justo pero que en el fondo oculta oscuros intereses.

Pero los neotecnócratas de la sociedad pública Osatek SA, el txoko privado del Gobierno Vasco donde no tienen que filtrar exámenes para practicar el nepotismo, creada por el Gobierno en 1992, para gestionar, según reza el artículo 3.de sus estatutos: el objeto de la sociedad será la prestación y provisión de servicios de apoyo al sistema sanitario y social vasco, especialmente aquellos que tengan un carácter corporativo o cuya aplicación conlleven procedimientos de alta tecnología, aplauden con las orejas.

Pero ellos ya conocen, doy fe, acuden e incluso participan en los foros donde se establecen las estrategias para implementar los principios derivados del "Informe Lalond" con el que Asier Muñoz manifiesta una clara sintonía. Les encanta demostrar que saben analizar las políticas bajo el prisma de los «Condicionantes de la Salud», ¡qué bien! ¡Las causas de las causas de la enfermedad! La letra es sugestiva pero a la vista está, no acaban de ponerle la música en los presupuestos. Vicente Matas, vocal de atención primaria urbana de la Organización Médica Colegial (OMC), recuerda que «la crisis se fundamenta en la desinversión creciente, provocando un descenso en la eficacia, eficiencia y sostenibilidad».

Ya sabemos, el dinero es una manta corta si tapas la cabeza dejas los pies al aire, la decisión es política, y cuando los políticos dudan el capital da un empujoncito para poner la decisión donde le interesa: La Fundación Amancio Ortega donará unos 320 millones de euros a todas las comunidades autónomas para impulsar la adquisición de nuevos equipos. O dicho de otro modo: el magnate Amancio Ortega condiciona la política de Salud dirigiendo las inversiones hacia la alta tecnología según sus propios intereses, ya lo escribió Asier Muñoz hace dos años. Y no hay que perder de vista que incluso en el sector de la alta tecnología las cosas están cambiando y no son las grandes maquinas encerradas en aislados bunkers el futuro sino, según Ana Lluch, jefa del Servicio de Hematología y Oncología Médica del Hospital Clínico Universitario de Valencia, la biología molecular del cáncer «ha cambiado el diseño de los programas de tratamiento e investigación. Las formas genéticas definen con exactitud modelos de riesgo de recaída, y pueden evitar sobre tratamientos innecesarios y tóxicos, y seleccionar tratamientos individualizados para cada modelo biológico del cáncer». Este enfoque de presente y futuro planteado por Lluch permite terapias dirigidas «con mayor especificidad y resultados». Los decisores políticos y gestores deberían ser cautos antes de invertir recursos significativos para implantar intervenciones sin evidencia demostrada de su valor, aunque parezca que «tienen sentido».

Y hay otras opciones también de tecnologías punta, con aplicación en toda la red, incluida la AP como la terapia genética en la que revindica su papel y está por supuesto la terapia con células T-CAR, un tratamiento que consiste en modificar genéticamente los linfocitos T del propio enfermo para que expresen receptores quiméricos (CAR) que, una vez re infundidos en el paciente, se unan a las células tumorales, proliferen y las destruyan. La terapia con T-CAR es hoy el exponente de una medicina personalizada y avanzada por partida triple, pues la estrategia aúna elementos de terapia génica, celular y de la inmunoterapia.

Y qué decir de las posibilidades que las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) tienen para ayudar al sistema a salir de la crisis que pone en duda su sostenibilidad preparando al sistema para recibir al paciente proactivo que desarrolla un rol de cliente, de ciudadano que exige, compara y compra servicios. Y su percepción del sistema es que es falible y variable, que puede pedir segundas opiniones. Seguro que en el futuro la gente se preguntará cómo es posible que antes el paciente no fuera responsable de su salud. Un ciudadano implicado en su enfermedad es garantía de cuidado y de adhesión al tratamiento y una oportunidad de actuar sobre las condiciones que desestabilizan su patología y de intensificar el tratamiento. La promoción de la salud es la herramienta necesaria para dar equidad al sistema y por ende para que aumente la esperanza de vida, y hay indicadores como la obesidad que muestran que no se está ahondando en ello. Por ejemplo, reducir la tasa de fumadores tendría mejores resultados que el screening en cáncer de colon”, y no lo digo yo lo dice Arbeloa de Osatek. ¿Y cómo hacerlo? «La gente joven –el estrato donde más años de vida se pueden ganar– no visita tanto el sistema sanitario. Por eso hay que ir a ellos para, por ejemplo, decirles que dejen de fumar. Las TIC son una buena herramienta para ello», dice Arbeloa. Ya se sabe: si Mahoma no va a la montaña, que el sistema sanitario vaya a los jóvenes.

Pero la suerte está echada, la fundación del magnate Amancio Ortega ha decidido que al sur del Rubicón solo existe la alta tecnología procedente de USA y como la manta es corta pues la esperada mejora de otras estrategias, como la Atención Primaria base del sistema, entrará en modo stan by en el mejor de los casos. Ojo que estamos en momento de preparar los Presupuestos.

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