Jesús Uzkudun Illarramendi
Activista por la salud laboral

Osakidetza incumple el decreto 1299/2006

No vamos a tolerar, que a las personas pensionistas con graves enfermedades respiratorias o canceres, pierdan las prestaciones económicas a las que tienen derecho por su exposición tóxica en el trabajo, y menos, por la actitud insumisa de los directivos y profesionales de Osakidetza. 

El artículo 5 del Decreto 1299/2006 sobre enfermedades profesionales, señala: «Cuando los facultativos del Sistema Nacional de Salud (Osakidetza en nuestro caso), con ocasión de sus actuaciones profesionales, tuvieran conocimiento de la existencia de una enfermedad de las incluidas en el anexo 1 que podría ser calificada como profesional, o bien de las recogidas en el anexo 2, y cuyo origen profesional se sospecha, lo comunicaran a los oportunos efectos, a través del organismo competente, a la entidad gestora, a los efectos de calificación previstos».

El incumplimiento de dicha ley por Osakidetza, resulta escandaloso especialmente con el cáncer, si la persona enferma no causo baja por estar jubilada o desempleada, como ocurre en la gran mayoría de los casos. Con poca vergüenza, el Plan Oncológico de Euskadi 2018-23 señala que el año 2012 se diagnosticaron 645 cánceres en hombres y 124 en mujeres atribuidos a exposición laboral. ¿Por qué no se comunico sospecha? ¿Por qué asumen los costes sanitarios, cuando corresponden a la contingencia profesional? A otros pocos, les engañan con el argumento de que la «Comunicación de sospecha es suficiente». Pasara un año, dos, y si el enfermo no tramita la solicitud de Incapacidad Permanente ante el INSS, su enfermedad profesional no será reconocida, frustrando las aspiraciones del enfermo. No cabe duda, existe una conspiración por el silencio y la ocultación de las enfermedades profesionales y que no son ajenos los directivos de Osakidetza.

Los profesionales sanitarios olvidan preguntar, como aconsejaba en el siglo XVII, Bernardino Ramazzini, el médico italiano, maestro de la medicina ocupacional a sus alumnos: «Pregunta al enfermo en su lecho, cual es la fuente de su sustento, porque puede estar el origen de la enfermedad». La prevención de los riesgos con las múltiples sustancias cancerígenas presentes en el ámbito laboral, no existe, únicamente les preocupan los hábitos individuales: ¿Fumas, bebes?

Según un estudio de la Comisión Europea, el Reino de España es donde más trabajadores permanecen expuestos a cancerígenos en su puesto de trabajo, (el 26,8% de todos los trabajadores europeos) y sin duda, Euskadi se sitúa a la cabeza. Tampoco es casualidad que el cáncer sea la principal causa de muerte en Euskadi a diferencia de otras comunidades del Reino, no por una razón genética o mayor habito tabáquico. La propia Comisión Europea señala al cáncer, como la principal causa de muerte, con el 53% de las muertes por el trabajo.

Estoy cansado de observar en mi actividad antes sindical y ahora en Asviamie, informes de mesotelioma o cáncer de pleura, asbestosis, fibrosis pulmonares entre quienes trabajaron en la industria, placas pleurales y adenocarcinomas pulmonares, que los profesionales eluden «comunicar», pese al indiscutible origen laboral. Igualmente sucede, con las innumerables hipoacusias o perdidas auditivas, lesiones musculo esqueléticas (túnel carpiano, tendinitis...) tratadas como enfermedades comunes, pese a tener un claro y mayoritario origen profesional. ¿A que es debida tanta desidia?

Igualmente observo, como centenares de personas inscriptas en el listado de personas expuestas al amianto como yo, con derecho a una vigilancia sanitaria pos ocupacional, no se les cita o sé distancia en años la revisión anual, como señala el protocolo, salvo que el afectado persistente lo requiera. Esta vigilancia sanitaría además de un derecho legal para quienes estuvimos expuestos a la sustancia cancerígena, es una medida clave para la detección precoz de las enfermedades del amianto.

Con estos incumplimientos de la ley, por los directivos y profesionales de Osakidetza, perjudican a la persona enferma, que pierde las prestaciones económicas de la Seguridad Social a las que tiene derecho, favorece al fraude en las medidas preventivas del puesto de trabajo, al quedar oculto el origen profesional de las enfermedades y para colmo, Osakidetza asume gastos sanitarios que corresponden a la Contingencia Profesional. ¿Qué gastos sanitarios han requerido a las mutuas o al INSS, por los canceres profesionales que hemos logrado reconocer en los últimos años?

La falta de «comunicación de sospecha» de las enfermedades de origen laboral, favorecen los recortes presupuestarios en la Sanidad Pública, dada la fuga de recursos, en beneficio de las mutuas patronales.

Asviamie como Asociación vasca de Víctimas del Amianto, prepara demandas contra Osakidetza, por los perjuicios económicos causados a las personas enfermas, después de años sin «comunicar sospecha» por la enfermedad. No vamos a tolerar, que a las personas pensionistas con graves enfermedades respiratorias o canceres, pierdan las prestaciones económicas a las que tienen derecho por su exposición tóxica en el trabajo, y menos, por la actitud insumisa de los directivos y profesionales de Osakidetza.

De todas formas, resulta preocupante la pasividad de las fuerzas parlamentarias, las de la izquierda en particular y agentes sociales ante el grave problema, que supone la ocultación del origen de las enfermedades y del cáncer en particular, por el fraude a los recursos económicos de la sanidad pública.

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