Tirso Irigoyen Aznarez

Otro mundo pacífico es posible

Hoy día, cuando parece que tenemos que elegir entre lo malo y lo peor y la justicia la solidaridad y los derechos humanos parecen una utopía lejos del propósito de la mayoría de nuestros «representantes» es cuando nos toca a las personas y los pueblos alzar nuestras voces y esfuerzos en torno al lema con el que tantas personas nos movilizamos hace años «otro mundo es posible».

El anuncio de rearmar Europa gastando 800.000 millones de euros hace que nos hagamos varias preguntas:

¿Cuáles son esos valores que dicen defender para justificar semejante gasto? Los derechos humanos no lo son, porque están siendo cómplice del genocidio que se está cometiendo contra los palestinos.

La defensa del estado de bienestar tampoco porque son ellos mismos los que están atacándolo cada vez más y nunca han tenido intención de blindarlo con las leyes, más bien de desmantelarlo como con este desvió de dinero.

Un mundo más justo y solidario tampoco, porque en ningún momento se están planteando el reforzar, democratizar, reformar y potenciar a organizaciones como la ONU.

A los ciudadanos europeos tampoco, porque la mejor manera de defendernos de cualquier abuso de poder, sea de dentro como de fuera de Europa, es dejándoles claro que violar los derechos humanos les va a traer graves consecuencias y en ese sentido ni se lo plantean.

La solidaridad con la injusticia y las personas que sufren las consecuencias de las guerras tampoco porque cada vez violan más sus derechos de acogida.

¿Qué sentido tiene sin potenciar otras vías, más justas éticas razonables, de mejores consecuencias y más efectivas como construir y mantener la paz sustentándola en el derecho internacional, el dedicar tanto dinero a un gasto militar donde aumentemos la capacidad de destruir más veces el planeta de las que hoy existe?

Amenazas como el cambio climático, donde ya no son suposiciones, sino que es una realidad que nos lleva a una catástrofe mundial y estamos ya sufriendo sus consecuencias. ¿Dónde está esa voluntad tan decidida que tienen para aumentar el gasto en armamento y que retraso va a ocasionar este desvió de dinero para frenar dicho cambio climático?

¿De dónde se va a sacar ese dinero? Todo saldrá de nuestros bolsillos y mucho aumentará pagando intereses, el dinero que dicen venir de Europa antes lo hemos enviado nosotros a Europa.

¿Cómo nos pueden estar diciendo que no hay dinero para las pensiones, para una sanidad y educación pública, de calidad, para investigación, para residencias, etc. y de repente les aparecen 800.000 millones de euros?

Si suben al poder la extrema derecha como parece que puede ocurrir en muchos países europeos, ¿no estaremos armando a los nuevos Hitler?

Nuestros enemigos no son el pueblo ruso, ni el pueblo estadounidense, ni ningún pueblo. Nuestro enemigo es Putin, es Trump, es Netanyahu, que ha mandado un mensaje a todos los dirigentes que pueden hacer lo que quieran con los pueblos, nuestro enemigo también lo tenemos dentro de Europa, son las corrientes de extrema derecha que quieren quitarnos derechos, es la hipocresía de nuestros representantes cuando dicen velar nuestros intereses y apoyan políticas contrarias a ellos, nuestro enemigo es Ursula von der Leyen cuando no condena el genocidio en Gaza o desmantela las protecciones climáticas en Europa, nuestro enemigo es la intolerancia, la corrupción, los lobbies de más de 500 multinacionales presionando a nuestros representantes en el Parlamento Europeo para favorecer sus intereses, es el machismo, son los bancos que se enriquecen a nuestra costa, son los que salvan a los bancos con nuestro dinero sin pedirles que nos lo devuelva, son los virus, los cánceres, tantas enfermedades que ahora va a haber menos dinero para investigarlas, es el cambio climático, es la especulación de la vivienda y es esa falsa democracia donde en vez de tener el poder el pueblo lo tienen los bancos.

El optar por aumentar tan descomunalmente un ejército en Europa, además de restar recursos y atención a estas otras luchas y necesidades, nos lleva por la violencia antes de la resolución pacífica de conflictos y olvidamos la opción de potenciar los Derechos Humanos y la justicia internacional, se opta por la fuerza antes de la justicia, por el aislamiento de Europa antes de la solidaridad y el compromiso de justicia con el resto de la humanidad y lejos de acercarnos a ese otro mundo que todos ansiamos nos hace más títeres y vulnerables.


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