Joan Llopis Torres

Para mejor aclarar la causa separada

Llarena firma la euroorden reclamándose a sí mismo. Se da cuenta de que está en Madrid. Se levanta y mira a la calle. Madrid es todas las ciudades de España a la vez, lo abarca todo, incluye todo un universo, piensa. Proyecta su concepción del mundo y la valoración que tiene de sí mismo desde un rasgo común en su personalidad escondiendo su soberbia en la humildad. Él se siente Madrid. Él es Madrid. El Estado. Todo parece estar bien, no ve nada anormal. Se sienta y firma la anulación de la reclamación. Duda si enviar las dos a la vez. Piensa que una vez firmadas ya son operativas y sería un tiempo malgastado no hacerlo. Lo que es mal ganado, el diablo se lo lleva. Hace un escrito de anulación de las dos con una aclaratoria razonada. Para aclarar sin lugar a dudas el asunto, los orígenes de la causa, las motivaciones y los hechos. Sobre todo los hechos y su gravedad. Suspira y se da cuenta que ésta es su propia reclamación. Vuelve a redactar. Esta vez poniendo cuidado en aclarar que su reclamación no se confunda con otra reclamación y que las causas de esta y su razonada anulación, si bien tiene que ver con las otras, ésta no debe ser confundida con aquéllas, aunque los orígenes de la causa sean los mismos y los hechos se correspondan a efectos de causa efecto, para que no quede ninguna duda. Se lee el escrito y lo encuentra bien. Quizás si condicionara la reclamación quedaría mejor entendida la anulación. Pero con el trabajo hecho, ya se aclarará lo que se tenga que aclarar en otras aclaraciones. De momento ya está bien. Para estirar las piernas se va a la ventana. Perfecto, se dice a sí mismo. Todo está en orden. Se mira los papeles de la mesa y también están en orden. Madrid y sus papeles están en sintonía. Si Madrid y sus papeles son felices, él es feliz. Suena el teléfono y responde que no está. La perplejidad llena el despacho de nubarrones. Entonces redacta la anulación de las anulaciones. Dada la intranquilidad y la necesidad de serenidad, decide pedir amparo. Mientras, hace varios escritos anulando otros anteriores con razonados motivos y aclaraciones siempre considerando la gravedad de los hechos, la violencia y la violación de todo derecho, iniciando otros nuevos con motivos ampliados a la luz de los hechos ya razonados anteriormente. Por la ventana el tráfico parece más intenso. Desconociendo que el futuro no existe, entre nuevos suspiros, decide sólo hacer caso de su destino.

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