Decía Noam Chomski: «Necesito tiempo para explicarme y los adversarios con aludir a consignas breves lo tienen todo hecho».

Quizá sea eso lo que me ocurra con todo este asunto del pago de peajes a transportistas, tan de moda estos tiempos.

Empezaron en Gipuzkoa y no iba a ser menos la Diputación bizkaina. En territorio gipuzkoano la escusa era clara: para el mantenimiento de las vías y su financiación los transportistas debían de pagar, como si la responsabilidad del deterioro fuera únicamente de ellos, y no de este sistema de desarrollo económico basado en el consumo a lo bestia. O acaso, ¿alguien ha visto a algún transportista ir a la playa en camión, por puro capricho? Es la mercancía que requiere esta sociedad la que mueve los camiones por lo que a todas luces es injusto el repago que se requiere a los transportistas.

Ahora el eslogan es otro: «El que contamina, paga».

Por lo que se puede deducir que el que tiene puede contaminar. El que no, que espabile. Por cierto, nada nuevo bajo el sol. Hace un tiempo que los países ricos compran cupos a los más empobrecidos para poder seguir contaminando a su antojo.

Porque contaminar contamina todo quisqui. El dios coche, los cruceros que tanto nos gustan, los aviones y aeropuertos cada cien kilómetros, aquel World series del 2005 en Bilbo... Y Petronor, y las industria papeleras, y la fábrica de terrazos de mi pueblo, y...

Y aun pagando todos por contaminar,¿no sería mejor pensar en contaminar menos, en generar políticas económicas que posibiliten un mundo más limpio? ¿O acaso es asumible en aras del «progreso» consumir de todo en todo momento, sin importar dónde ni como se produce?

Mientras no salgamos de ese círculo vicioso, seguiremos parcheando y trasladando responsabilidades donde no las hay. En este caso en un sector tan castigado como el del transporte.

Y sobre «el que usa paga», ¿significa que el que no tiene no puede usar? Poco solidario, ¿no?

Aparte de lo que pagamos por medio de impuestos debemos de pagar por el uso de infraestructuras que consideramos imprescindibles para el buen funcionamiento de esta sociedad. Yendo a lo absurdo, ¿deberíamos poner un peaje para el uso de las playas y su mantenimiento (duchas, socorristas...). ¿Los enfermos crónicos deberían de pagar más por el uso de la sanidad? ¿Las personas que no tengan hijos, recibirían una ayuda económica por no usar el sistema educativo? Absurdo, ¿no?

Probemos a consumir de forma razonable, con productos de cercanía. A utilizar lo que necesitemos y naturalizar el reciclaje.

De esa forma nos moveremos menos y transportaremos menos, también. Los transportistas no circulamos porque nos guste pasear con el camión, lo hacemos porque esta sociedad reclama materiales para sus fábricas, insumos para sus comercios... Deberíamos pensar en esto y plantearnos otro modelo de desarrollo.

Que no vengan con el cuento que el ecosistema del Gorbea estaría más limpio con un «peaje para camiones» en Barazar. Los camiones no van a desaparecer, seguiremos circulando mientras la sociedad consuma. Por Barazar, o por Altube...

¿No será que lo que realmente importa es recaudar a los mismos de siempre y no profundizar en una política fiscal que nos posibilite financiar lo que la sociedad necesite por medio de impuestos progresivos, pagando más el que más tiene y ayudando al que necesita?

Vayamos por ese camino.