José Luis Úriz Iglesias
Exparlamentario y concejal del PSN-PSOE y pensionista

Pensiones: la mayor agresión de la democracia

Los pensionistas se están despertando del largo letargo y comienzan a movilizarse. Esa movilización no está siendo a través de sus sindicatos de clase, sino desde asociaciones creadas a las que estos se van sumando.

Dice un sabio dicho popular a modo de recomendación: «procura que el árbol no te impida ver el bosque».

Aplicado a este país sería evitar cegarnos con las tensiones Estado-Catalunya (a partir de este momento habrá que ampliarlo a Estado-Catalunya-Euskadi), que a modo de señuelo nos echan cada día, para que nos impida ver el bosque de las agresiones que durante estos más de 5 años de gobierno del PP, ha hecho sobre el Estado del Bienestar que tanto costó construir a la izquierda.

Agresiones a la sanidad, servicios sociales, o educación pública, al acceso de una vivienda digna, o al estado de nuestras carreteras que se colapsan a la menor nevada, al transporte por tren y por último, quizás la más importante, al sistema de pensiones. Con el agravante de que ésta afecta a más de ocho millones de personas que en muchos casos malviven con cantidades de miseria.

Parece profundamente injusto, que habiendo sido los pensionistas quienes han mantenido este país durante la crisis, debido a que muchos familiares jóvenes en paro han recibido las ayudas para sobrevivir desde sus pensiones, ahora estén sufriendo la brutal agresión de una derecha sin escrúpulos.

Una derecha corrupta representada por el gobierno del PP, que ha olvidado esa etapa de nuestra reciente historia y de nuevo recoge la aparcada bandera de llevarles con miedos y engaños, hacia unos planes de pensiones pensados para beneficiar a los poderosos de siempre.
Recordar que la Constitución española en su artículo 50 señala que «Los poderes públicos garantizarán mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad».

El Gobierno de Rajoy interpreta que los términos «adecuadas» y «actualizadas», se adaptan a las agresiones que en los últimos años ha realizado a sus cuantías y actualizaciones. O sea que el famoso 0,25% de subida se ajusta perfectamente a la norma constitucional.

El manido "Pacto de Toledo" está siendo incumplido por el Gobierno. Y la comisión de seguimiento derivada del mismo actualmente se encuentra bloqueada, quizás también por una desidia de la oposición y la de una izquierda que nuevamente ni está ni se la espera, más interesada en sus cuitas partidistas.

También en el año 2000, se creó una especie de hucha de las pensiones, "Fondo de reserva de la seguridad social", cuya finalidad era acumular cantidades en momentos de crecimiento, que pudieran garantizar su mantenimiento en los de crisis. Esa hucha que en 2011 alcanzó su cifra máxima de 61.000 euros, ha quedado reducidos a prácticamente cero en el presente año, provocando una crisis sin precedentes.

¿Todo se ha gastado en cubrir el déficit de las pensiones? La respuesta es negativa, ya que Rajoy y los suyos han ido sacando periódicamente cantidades para cubrir otras necesidades, por lo que la primera reflexión que debiéramos hacernos sería que precisamente por ese motivo, ahora debiera devolverlas.

¿Eso solucionaría el problema? Según economistas ilustres como Niño Becerra, no, ya que el problema no es coyuntural sino estructural. La profunda y larga crisis que llevamos sufriendo desde 2008, ha tenido consecuencias nefastas para el empleo y su calidad, o sea para los ingresos.

Hoy los salarios medios y por tanto los ingresos de los impuestos derivados de los mismos, están un 20% por debajo de la situación anterior a la crisis y cada vez son más precarios, lo que resiente al sistema en su origen. Si los ingresos disminuyen y los gastos aumentan la quiebra está garantizada.

Sólo una medida de emergencia nacional que reconduzca el mercado de trabajo a la situación anterior, garantizaría su supervivencia. La visión de la derecha de que esto se soluciona recortando las pensiones, debe tener enfrente una igual o más potente de la izquierda en su conjunto, que plantee que debe venir por el incremento de esos ingresos, o sea a través de la mejora de los salarios y de la estabilidad laboral.

Al mismo tiempo la derecha ha puesto en marcha una campaña de mentiras y miedo para llevar a la ciudadanía hacia un sistema privado de pensiones, advirtiendo sutilmente de la posible quiebra del público. No sólo la vieja del PP, también la nueva de Ciudadanos va enseñando levemente su patita en la misma dirección. Ojo a esto pensionistas.

Resulta insultante que en las últimas declaraciones de Rajoy anime a los españoles a ahorrar durante la vida activa, para poder vivir durante la jubilación. ¿Se refiere de manera indecente a ahorrar con los salarios de miseria actuales?

Pero a diferencia de ocasiones anteriores y quizás por torpezas como la citada, los pensionistas se están despertando del largo letargo y comienzan a movilizarse. Esa movilización no está siendo a través de sus sindicatos de clase, sino desde asociaciones creadas a las que estos se van sumando.

La izquierda, la política, la sindical y la social, debe entender que este problema supone la agresión más importante a las capas más vulnerables de la sociedad, los y las pensionistas, desde la implantación de la democracia y unir fuerzas sin posiciones sectarias ni electoralistas. Sólo desde la unidad inquebrantable y generosa de esas izquierdas se podrá resolver esta crisis.

Pero también debemos entender que los pensionistas somos una potentísima fuerza de movilización, pero sobre todo electoral, que puede resultar nuestra arma más eficaz. Así más de ocho millones de votantes, más aledaños, somos muchos votos y si abandonamos nuestra tradicional posición conservadora podremos frenar esta histórica agresión.

Es cierto que existen pensionistas de derechas, de izquierdas, de centro, que pueden votar al PP, PSOE, Ciudadanos o Podemos Pero en esta ocasión y aunque sólo sea por una posición egoísta (ojalá fuera también de clase porque en los últimos tiempos nos hemos transformado en una clase que puede y debe ser poderosa), debemos votar castigando a quienes nos agreden o se intuye que puedan hacerlo y volcarnos en apoyar a quienes garanticen el respeto a nuestras pensiones de una manera digna.

Garanticen de manera creíble y valiente.

Veremos…

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