Ibai Zabala
Profesor de Filosofía

Pirómanos del pensamiento

“Los años de universidad se acortan, la disciplina se relaja, la filosofía, la historia y el lenguaje se descuidan; la gente se expresa cada vez peor a tal punto que apenas se recurre ya al uso de las palabras para comunicarse. La vida es inmediata, solo el empleo cuenta…” dice  Beatty el bombero que no apaga incendios, sino que quema libros en la novela “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury.

Aunque se escribió en 1953, su actualidad asusta. Si bien, el papel de pirómanos del pensamiento no recae en unos bomberos sino en los Gobiernos de Madrid y Vitoria. Más concretamente, es responsabilidad de  los artífices de la nueva reforma educativa contenida en la “L.O.M.C.E” y del borrador de la aplicación de dicha reforma en Euskadi, conocido como “Heziberri”, que defienden la educación de una perspectiva mayormente utilitarista y técnica, que deja a asignaturas como la Filosofía al borde del abismo.

Superada ya la antigua distinción entre ciencias y letras, parece que en nuestro sistema educativo solo tienen justificación en si mismas aquellas asignaturas consideradas transversales, es decir, las Matemáticas y los Idiomas. El resto, siempre según dicha reforma , solo son válidas, en la medida en que puedan ayudar a los alumnos a insertarse en un futuro mercado laboral. No formamos personas globalmente, sino futuros empleadores o empleados. Desde esta perspectiva unidimensional del alumno, todas aquellas asignaturas “inútiles” sufren una gran reducción de su carga lectiva. Tal es el caso de la Filosofía.

Es posible que una pequeña parte de culpa de la actual situación  recaiga en algunos profesores de Filosofía, que ensimismados en nuestra imagen  arquetípica, no hemos visto la necesidad de  tratar de hacer ver a los miembros de la comunidad educativa, y por ende, a la sociedad en general los beneficios que suponen ciertos conocimientos más allá de cualquier funcionalidad técnica. Tal vez, no hayamos sabido explicar que hay preguntas  ontológicas, epistemológicas, antropológicas, éticas, politológicas, sociológicas, psicológicas…que son fundamentales y que tristemente en general difícilmente surgen más allá de una clase de Filosofía. Quizás, no hayamos sabido mostrar la relevancia de conocer ciertos conceptos para poder profundizar en un tipo de reflexión abstracta, y luchar contra esa noción tan extendida hoy en la pedagogía oficial de que con el mero conocimiento procedimental es suficiente, porque para contenidos ya están los libros y  la Wikipedia.  Posiblemente no hayamos incidido lo suficiente en la necesidad de conocer diferentes respuestas dadas por distintos pensadores a lo largo de la historia, y como consecuencia, en la importancia si no de relativizar si por lo menos de analizar históricamente nuestras verdades, relatos legitimadores, valores… Quizá, no hayamos sabido transmitir la necesidad de una respuesta  autónoma y crítica ante las diferentes preguntas anteriormente planteadas, ni luchar contra la “moral de rebaño”  que se sigue de los objetivos planteados de la reforma educativa… O bien tal vez, y  solo tal vez, abatidos,  debamos sustituir la vieja denominación de “Filosofía” por una nueva más acorde con los tiempos pro-técnicos que corren, como podría ser “Ingeniería Conceptual”.

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