Elias Anton Murgiondo

Plañideras y terrorismo escénico

La agudización de las contradicciones políticas conlleva movimientos circulares por parte de quienes se sienten afectados para lanzar al espacio intentos de defensa al objeto de proteger sus flancos defectuosos y así intentar frenar los avances contrarios, avances que se contemplan como peligrosos y destructores de una inercia cómoda y alejada de la realidad objetiva de la situación que se vive en la Euskal Herria actual. Se habla del «oasis vasco» con una ligereza que rompe cualquier análisis mínimamente honesto, donde sus defensores buscan enemigos en el entorno después de haber perdido parte de su poder tradicional. Actúan como plañideras simbólicas, acompañantes de óbitos constatados y que no tienen otros culpables que su mal hacer y su soberbia permanente desde el preciado sillón autonómico-regionalista. EH Bildu está demostrando su buen hacer y es correspondida por parte de la población vasca de manera generosa y progresiva y de ahí su pánico real.

Tanto Urkullu como Ortuzar llevan largo tiempo balbuceando y manoseando argumentaciones que hacen referencia a complots imaginarios sobre «populismo y campañas ficticias para manchar y machacar al gobierno de la CAV...». Parece ser que nadie puede poner en tela de juicio sus mayorías con el unionismo (PSE y PP) y su rodillo frente a los avances de la izquierda soberanista y el derecho a combatir los desacuerdos y los ataques amorales contra quienes defienden la unidad abertzale y el derecho de autodeterminación de la nación vasca. Como si las huelgas o las protestas ante la pérdida de derechos no fueran legales y necesarias; como si las trabajadoras y trabajadores vascos, de cualquier sector, no sufrieran las carencias que la situación actual desde el punto de vista económico y vivencial padecen. ¿Por qué siempre buscan el apoyo del cenrtralismo unitario para gobernar y marginan y maldicen de manera sistemática a la fuerza municipalista más importante del país? No debiera extrañarles sus pérdidas de apoyos ante este tipo de actuaciones y ello no se arregla con lloros ni con falsedades sistemáticas, pues la situación real ofrece un panorama deficiente, donde lo público pierde espacio en favor de lo privado, donde los derechos del pueblo trabajador se ven cada vez más mermados en tanto que los beneficios del capital son cada vez más amplios, donde la memoria histórica se pone en tela de juicio después de más de 80 años del genocidio franquista, donde el euskara se margina en un plan de educación que lleva años a la espera de acuerdos y consenso para una real equiparación y reconocimiento para su normalización en nuestro pueblo. Es decir, los entuertos que agobian a los jeltzales no tienen por qué pagarlos los contrarios, los adversarios, pues todo ello obedece a políticas de mal perdedor, aspecto que se va constatando elección tras elección y me temo que el plañiderismo será extensivo hasta el próximo encuentro electoral allá por el próximo junio... Urkullu con su tono frailuno y Ortuzar con su azada cavando en derredor (haciendo el agujero cada vez mayor) debieran hacérselo pensar y cambiar de rumbo (si los poderes fácticos se lo permiten), también pueden dimitir y sonreír de vez en cuando...

La otra cara de la moneda se halla en la unidad patriótica entre el PP y Vox, donde su empeño en marear la perdiz y sus machaconas presuntas victorias agreden la inteligencia de las personas cuerdas de la España monárquica. Las amenazas verbales y ya ejecutadas en diversos territorios del páramo producen terror, es decir, las amenazas constantes de Abascal y acólitos pueden calificarse sin temor a equívoco como terrorismo amenazante. ¿Dónde está la Judicatura tan diligente contra cualquier opositor natural para procesar a quienes amenazan con llegar al poder para imponer la impunidad franquista? El PP le acompaña y Feijóo balbucea un día sí y otro día también. Cantaban victoria antes de las elecciones y aspiraban a una mayoría absoluta, cuestión que se frustró y rompió con los malvados objetivos de una derecha irracional y terrorista. La pugna desatada tras la derrota electoral (momentánea) de esta derecha neofranquista conlleva ciertas obligaciones para quienes vivimos sometidos en un estado monárquico y habituado a pisotear los derechos de las naciones inclusas, pues no es igual soportar a los herederos del asesino de El Ferrol que a quienes intentan abrir espacios nuevos para debatir la plurinacionalidad y la renovación de una Constitución que asuma la ruptura democrática con cualquier forma de imposición y sometimiento que impida el derecho a decidir. También nos encontramos con viejas momias, bien engrasadas económicamente y procedentes del viejo PSOE, como Guerra, González, Rodríguez Ibarra, García Page y algunos otros marsupiales indecentes, que pretenden vivir tiempos muertos y que no dudan en dinamitar los incipientes intentos de modernizar y ofertar unas nuevas relaciones entre diferentes, contrarios al neofranquismo y lo «atado y bien atado» con los que algunos han satisfecho sus objetivos. Resulta curioso comprobar como todos ellos (la vieja guardia del PSOE y PP-Vox) se unen y defienden una entelequia vieja y atada a un oscuro pasado contra un intento loable de ruptura democrática para derrotar al terror y utilizan al soberanismo vasco como argumento principal para la demonización; utilizan a EH Bildu como argumento disuasor para la formación de un gobierno en la metrópoli, pues se «rompe» España; el amparo vasco a dicha organización crece de forma sistémica y todo ello por sus formas democráticas y limpias en la gestión político-administrativa y habiendo realizado las innumerables peticiones de actuación política de quienes componen la maraña ideológica de todo tipo en el campo de juego actual.

Es así, que entre plañideras y terroristas escénicos, el caballo trota y galopa, según el terreno, en tanto que el asno derechista retrocede y se queja porque la carga es muy pesada y contradictoria, donde el bagaje resulta difícil de camuflar y resulta recomendable, en estos tiempos nuevos, viajar ligero de equipaje. La posición de EH Bildu en este entuerto de la gobernanza en Madrid me parece razonable, pues además de abofetear al centralismo monárquico se defienden nuestros objetivos de lograr la futura República Vasca sin ningún tipo de engaño ni cortapisa, a través de una Euskal Herria socialista y euskaldun, donde el respeto resulte igualitario y eficaz, donde las naciones sin estado logren su reconocimiento en un mundo mejor.

Gora herria!

Euskal preso politiko eta iheslariak etxera!

Bilatu