Joxe Martin Abaurrea San Juan
Concejal delegado de Ciudad Habitable y Vivienda de Pamplona

¿Por qué diseñar ahora el parque de Txantrea Sur?

Estos días (y hasta marzo) se está llevando a cabo en el barrio de la Txantrea un proceso participativo acerca del diseño que quiere la ciudadanía para el parque proyectado entre este barrio y la Magdalena.

Esta gran zona verde de 100.000 metros cuadrados y las 500 viviendas que le acompañan tiene su origen en la elaboración del vigente Plan Municipal de la mano de la entonces concejala de Urbanismo por Izquierda Unida, Lidia Biurrun. Una zona que iría adoptando forma más definida administrativamente en 2007 con el Plan Parcial y en 2012 con los proyectos de urbanización y reparcelación. A partir de entonces esa zona sur de la Txantrea podría haberse puesto en marcha en cualquier momento. De hecho, a punto estuvo UPN de hacerlo entre los años 2014-2015. Afortunadamente no lo hizo.

Decía afortunadamente porque este proyecto fue polémico por su trazado viario, de cuatro carriles que atravesaba el parque de Irubide. Entendió el barrio que no era aceptable y se creó una plataforma, en la que participé, que movilizó y sensibilizó al vecindario hasta conseguir que la mayoría de grupos del Ayuntamiento, con la excepción de UPN, apoyasen una modificación de ese diseño viario transformando la rotonda interior en una gran plaza, los cuatro carriles en dos y que a su paso por el parque de Irubide se convirtiese en calle de coexistencia con preferencia peatonal. También se incluían otras cuestiones, como que no se comenzara a urbanizar esa zona sin antes diseñar y presupuestar el parque que le acompaña.

Curiosidades del destino, hace año y medio entramos a gobernar la ciudad y me correspondió la responsabilidad de pilotar, entre otras cosas, el planeamiento urbanístico. Y, lógicamente, surgió la pregunta de qué hacer con este asunto. Podríamos no hacer nada y dejar pasar el tiempo. ¿Pero hubiese sido honesto y responsable? En nuestra opinión, no por las siguientes razones: 1) Nuestra línea de trabajo en materia de vivienda está volcada sobre la emergencia social, la vivienda deshabitada y la rehabilitación. Siempre es prioritario recuperar el espacio urbano consolidado frente a la opción de utilizar suelo sin urbanizar. Pero en este caso los propietarios de parcelas ya tienen reconocido un derecho a la construcción de las viviendas. La alternativa que en algún caso se propone de la no construcción de las viviendas es socialmente inviable porque supondría una indemnización a esos propietarios de muchos millones de euros para recuperar esos derechos edificatorios y en consecuencia detraer ese inmenso dinero de otras necesidades sociales. 2) La situación podría empeorar porque lo que ahora son 500 viviendas, un parque de 100.000 metros cuadrados, dos parcelas dotacionales y dos grandes plazas podría ser otra cosa si otro gobierno municipal lo decidiese mientras se mantenga el rendimiento económico expectante de los propietarios de ese suelo, pudiendo incrementarse el número de viviendas o incorporarse hipermercados. 3) Controlado por la ciudadanía, el parque cierra el barrio y es un obstáculo para tentaciones desarrollistas a futuro. 5) El vial podría volver a rescatarse y ejecutarse. 6) Los intentos de construir unifamiliares en la Magdalena, que los ha habido, seguirían amenazantes.

Ante esta realidad teníamos dos opciones: no hacer nada, como decía, y permitir que un gobierno futuro se hiciera cargo de este expediente urbanístico o, lo que estamos haciendo, compartirlo con el vecindario (fundamentalmente de la Txantrea y de la Magdalena, pero abierto a toda la ciudad). Por responsabilidad pensamos que no podíamos hurtar a la ciudadanía la posibilidad de debatir, reflexionar y diseñar el parque y la calle en la que se había transformado el anterior vial. Y, una vez que hayamos definido cómo nos gustaría que fuera ese gran parque y la calle de borde por la zona sur y el parque de Irubide, decidir si queremos que se lleve adelante ahora o preferiríamos que se quedase para un momento posterior. Pero también porque creemos sinceramente que nuestra forma de gestionar las cosas de la ciudad es la de un gobierno compartido, es decir, que quienes tenemos la titularidad de las concejalías tenemos la obligación de trabajar codo con codo con la ciudadanía y compartir con ella las decisiones.

Basta hacer un poco de memoria para recordar que en la Txantrea ha habido dos grandes intervenciones urbanísticas en los últimos años. Por el norte, Ezkaba, 1.500 viviendas y el barrio como convidado de piedra, nadie nos preguntó nada. Por el oeste, Alemanes, más de 500 viviendas sin que el barrio pudiese participar en el diseño de esta nueva urbanización. Nuestro modelo es otro. La gente, el barrio, la ciudadanía es la protagonista de las decisiones que implican cambios importantes en sus condiciones de vida, sociabilidad, calidad del entorno…Teniendo en cuenta cómo van a afectar nuestras decisiones de ahora a las generaciones futuras, realizando actuaciones que económicamente no hipotequen a la ciudad, que ecológica y medioambientalmente  sean sostenibles y mejoren el entorno natural. Unas comunicaciones en donde el peatón, la bicicleta y el transporte público sean las prioridades para el desplazamiento y la movilidad de la ciudadanía.

Habiendo participado de forma activa como militantes sociales en la transformación parcial de aquella realidad que no gustaba al vecindario, teniendo ahora la ocasión de poder profundizar en la mejora sustancial de esa realidad y adaptarla lo más posible a las necesidades y prioridades sociales, no podíamos rechazar la idea de abrir un proceso participativo que tiene dos grandes objetivos: primero, diseñar un gran parque de forma participada y con parámetros distintos a los parques que tanto dinero cuesta mantener (sostenibilidad, valor medioambiental, productividad, inclusión social…); segundo, volver a valorar el diseño y la calidad de la calle que corre paralela al parque en que se transformó el antiguo vial de cuatro carriles desde una perspectiva de movilidad sostenible. Y cuando tengamos en forma de proyecto las propuestas resultantes de ese proceso de participación las llevaremos al proyecto de urbanización para que tengan carácter oficial y fuerza legal. Y en ese momento, a la vista de ese nuevo diseño y del resto de consideraciones que tengamos a bien realizar tanto el vecindario como el Ayuntamiento, valoraremos y decidiremos si llevamos ahora las cosas del plano a la realidad o seguimos esperando un momento más adecuado.

Cuando planteamos esta posibilidad de abrir un proceso participativo ante el resto de grupos del Ayuntamiento, coordinado con el Area de participación Ciudadana y con un coste de 15.000 euros, solamente se opuso UPN. Ahora parece que Izquierda-Ezkerra tiene dudas, según hemos podido leer en un artículo de opinión. Sinceramente, creemos que el debate y la participación no se le pueden hurtar a la ciudadanía. Precisamente para que pueda diseñar la realidad de su entorno y sea consciente de lo que representa en términos de calidad de vida y de coste económico. Es la primera vez que en esta ciudad un espacio urbano de la envergadura del que estamos hablando se va a diseñar con participación social abierta y directa. Para luego decidir con conocimiento de causa. Con datos reales. Participación, debate social, decisión. Las dos primeras sesiones de este proceso participativo han sido un éxito. Animamos a la ciudadanía a sumarse bien a través de las sesiones presenciales bien a través de la página web del Ayuntamiento. El futuro de ese parque y su relación con lo que le rodea está en vuestras/nuestras manos.

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