Juan Carlos Pérez Álvarez

Quita de la deuda al resto de autonomías que no son las hermanas forales

Una vez más nos vemos en la bretxa de explicar a los que echan tinta de txipirón de que esos malvados vascos (obviamente los de al oeste de la sierra de Aralar, los del este son caballito blanco, aunque ahora que no está a unidade do pobo navarrense…) sobre la quita, condonación o lo que sea de un monto del entorno a los 83k millones de euros, sobre deudas adquiridas con la solera de la época de la crisis de las subprime y de la burbuja inmobiliaria. Nuevamente habrá que recordar que hay al menos dos sistemas en el Estado español para financiar la unidad institucional básica de funcionamiento: las comunidades autónomas, a saber, el de régimen común, en el que se asientan 15 comunidades y el 92% de la población, y el régimen foral, con dos hermanas forales y una población del 8%. No es fácil separar esto del hecho combativo y reclamativo del grupo vasco en el congreso, que clama y reclama que aquella parte del cupo que va a gastos no imbuidos de competencias transferidas puedan tener tendencia a alcanzar ese índice de imputación famoso del 6'24% sobre la base del cálculo del cupo, toda vez que si alguna vez pudo acercarse o ser superior al peso de la economía vasca sobre la estatal, ahora se encuentra entre un 6 a un 6'1%, siendo el resto parte de un concepto de solidaridad, por no hablar en términos de población, donde la CAPV es un 4'8% del total. Simplismos, uniformismos, ninguno buen consejero, lleva a intentar presentar al público español la idea de que estos vascos, como remedo de la imagen del judío, son gente muy de lo suyo, y de buscar arramplar con lo de los demás. Una imagen por lo demás asentada sobre todo tras el segundo mandato de Aznar, madre de muchos corderos en España, en nuestros días. Y se siguen olvidando de la parte importante: si hubiera una financiación sensata de las comunidades de régimen común no habría que haber habido esa quita, pero están a esto, y no a lo otro, porque es difícil y lleno de obstáculos, siendo en la práctica imposible renovar lo caducado para 2014, y no renovado ni en 2019 ni en 2024. Ese es el asunto de fondo, y no otro, y mucho menos, los mentados vascos.

Las comunidades autónomas van naciendo de 1980 en adelante. En septiembre de ese año entra en funcionamiento la LOFCA, ley orgánica de financiación de las comunidades autónomas, que en aquel momento eran básicamente dos. Luego llegaron Galicia y Andalucía. Y después todas las demás hasta completar 17. En 1995 dos ciudades autónomas emergieron bajo una premisa constitucional en principio dirigida a Gibraltar. Hay voces de que ese 17+2 se convierta en 19, siendo autonomías de pleno derecho. Más fácil les será que la propuesta para Cuba, Filipinas o Puerto Rico, que tuvieron brevemente su estatuto de autonomía en 1897, los llamados reunificacionistas. Como decía Hormaechea, el santanderino, ellas, las comunidades, gastaban, pues había una suerte de federalismo de gasto, pero no de ingreso, y en caso de problemas, se iba al ministerio de economía y hacienda. Eso es problemático, pues si usted tiene autonomía política e institucional, lo razonable es que pueda tener fuentes de ingresos propias en cantidad suficiente para no depender del cordón umbilical del papá Estado, una red de seguridad permanente que pudiera llegar a considerarse, tal vez, como una suerte de ayuda de estado en determinadas circunstancias, y que es un problema que adolece la financiación de las comunidades europeas, perdón, la actual Unión Europea. Es complicado que se encuentre a alguien que sea capaz, salvo Juan Ramón Rallo y similares, de explicar cuál es el funcionamiento del actual modelo de financiación de régimen común, el que una tal Cifuentes dijo que era satánico. Suelen tirar por la tangente, y hablar del régimen foral. No existe, repitamos, no existe ningún canal comunicante entre ambos sistemas, sino a través del vértice, con el Estado, pues en el régimen foral la relación es bilateral, en el común es multilateral. Su problemática estriba en que han sido incapaces de tener actualizado su sistema de financiación, y ahí es donde les debiera doler, pero en un sistema de paretoeficiencia, donde nunca se pueda elevar o maximizar el beneficio de una de las partes si esto conlleva la merma o pérdida de alguna o de una parte significativa, lastra las posibilidades. En roman paladino, las comunidades, todas y cada una de ellas no quieren perder ni un sólo céntimo de lo que ahora perciben, esa es su premisa. Quieren lo que tienen o más. Lo cual llevaría al propio Estado a elevar el emolumento de gasto en esta financiación de régimen común. Pero el estado tiene gastos crecientes, y necesitado de recursos, sobre todo de ahora hacia el futuro, sea por el asunto de las pensiones, o por la necesidad de gasto en defensa, todo suma al conocido en el convento. Por eso se niega a ser el pagante de la fiesta. Cuadratura del círculo, un entorno de vicioso descenso de los infiernos de los cuadernos contables, de los que se prefiere huir. Porque a fin de cuentas todos son españoles, muy españoles y mucho españoles. Hasta que dejen de serlo.

Obviamente no necesariamente estoy pensando en que se vuelvan separatistas los muy nobles señores de Almendralejo, Cuenca, Huesca o Jaén, pero si pueden poner en cuestión el propio sistema, planteando desde la eliminación de las 38 diputaciones provinciales de régimen común, hasta eliminar las propias comunidades autónomas, o, de otra manera, tener una propia, que es lo que se plantea desde la región leonesa. ¿Cual ha sido la respuesta desde la España eterna, esa que crearon en el siglo XIX? Tacharles de separatistas, antiespañoles, y asimilarlos al llamado procés catalán. En vez de explicar la doble centralidad, primero en valladolid y luego en Madrid, que sufren desde la constitución de la comunidad birregional de León y Castilla, les tratan a sus ciudadanos sobre la base de «lo que usted ya sabe» de aborregados corderos de la formación y de la información, donde introducir nuevos ingredientes en la ensalada del conocimiento puede ser peligroso, disruptivo y hasta violento. Las capas sedimentadas de la segregación intelectual lleva tiempo siendo depositadas. De ahí que cuando se habla de dineros, se piense que esos vascos se llevan algo, seguro, como si hablasen, insistimos, de judíos, o mejor dicho, de la caricatura tradicional respecto al estereotipo del judío. Siempre en busca de dinero, siempre con doblez. Solucionar los problemas de fondo es realmente complejo y más en estas circunstancias en la que es virtualmente imposible renovar el pacto de financiación de régimen común. Recordemos aquella crisis brevemente. El castigo fue doble. Uno político y otro presupuestario, y ambos por desplome. Primero fue el presupuestario, los ingresos cayeron a plomo. Los gastos en una figura inelástica de curvas en el gráfico se mantenía inalterable, pues es difícil, por mucho que lo crea Musk, cambiar un presupuesto consolidado en partidas de gasto a lo largo del tiempo. Ese hecho generó déficit, y en consecuencia, deuda. Supuso en mayo de 2010 el tomar unas medidas contrarias a su programa electoral por parte de ZP, quien vio a fines de 2011 desplomarse su número de votantes en 3 millones, hecho que hizo que el reparto de escaños en aquella ocasión diera una mayoría absoluta al partido popular, quien en la persona de un tal Montoro, debió gestionar todos estos asuntos creando dos nuevos fondos ad-hoc, como son el de pago a proveedores y el de liquidez autonómica. Con deuda de tenedor en el propio estado, pues las comunidades autónomas no podían salir por si mismas a los mercados internacionales a captar financiación, una, por cierto, que se abrió con ocasión de la construcción del Museo Guggenheim de Bilbao por parte del PNV (y que la candidata del PP de 1995, que sustituyó a un tal Ricardo García Damborenea, quien el año anterior fue pringado oficialmente en el asunto de los GAL, dijo que si ganaba, pararía inmediatamente las obras) y dentro de el, honor a Laskurain y al martir Txema Aguirre el día de su inauguración. Ese café para todos lo abrieron los vascos, como también lo fue en las delegaciones bruselinas, con un contencioso resuelto favorablemente a los vascos en el año 1994. Quieren ver mal, y ocultan el bien aportado y del que salieron beneficiarios.

Obviamente hay que añadir una realidad obvia y es el hecho de que ha habido muchas declaraciones contradictorias entre los políticos dependientes de franquicias políticas, sea desde un PP y PSOE, PSOE y PP, monta tanto, tanto monta, como de la pleyade de liliputienses no llamados a ocupar el principal despacho del palacio de Moncloa, desde un podemos, un sumar, un ciudadanos, un upyd o un vox, algunos de ellos, llegaron y desaparecieron, otros buscan reinventarse, pero todos ellos tienen declaraciones en un sentido y en otro, sólo cuestión de tiempo y de hemeroteca. Quizás por ello los españolitos de a pie se puedan sentir confusos porque no saben cuando les decían la verdad verdadera, entonces o ahora, cuando querían su voto y pensaban que decir según que cosas era contraproducente para que grandes mayorías se sumasen a respaldar un proyecto político en las urnas o ahora con la responsabilidad pragmática de gobernar les lleva a hacer otra cosa. Ah! Y el asunto no menor de que quien esta en gobierno pide comprensión a los demás y quien está en oposición llama a la insurrección y a votar en contra de lo que el gobierno diga, sea lo que sea, en la idea de trasladar la imagen de la soledad del poder. Y esto se verifica en todos los gobierno y oposición en Congreso, Senado y Gobierno de España hace unos 30 años. Es imprescindible señalar el achicamiento de espacios compartidos, de elementos transversales comunes cual cúpula de cubrimiento sistémico, bajo la cual se desarrollasen las luchas partidistas, está sistemáticamente socavando las bases del propio equilibrio de lo que entre o se mantiene fuera del debate, del partidista, de la lucha electoral. Los consensos son menos, y ante eso es difícil maniobrar, sobre todo desde postulados como los del Alt+Right que hablan de que se debe tratar de todo, meterlo en los debates, incluso aquello que supuestamente estaba acordado, y que empezó, tal vez, con la política penitenciaria, primero con la eliminación del palo y la zanahoria con las políticas de dispersión, y después la entonces oposición aznariana, quien lo metió de hoz y coz en su programa electoral. De algunos polvos vienen después lodos. Y de la financiación autonómica parecen desconectar conscientemente causas y efectos, orígenes y consecuencias. Como si en el actual estado de cosas pudieran seguir como están. Y esto no es así, de ninguna de las maneras. Con quita o condonación o lo que sea o sin ella. Y sin tener que mentar a los vascos, quienes en principio no tienen vela en este entierro, literamente. Pues recibieron CERO euros ni del fondo de proveedores ni del FLA, de liquidez autonómica. Por lo que beneficios CERO. Otra cosa es que habrá que estar atentos, pues las cuatro hermanas forales pagan de la deuda del estado, y si la deuda, esos aproximadamente 83k millones de euros, pasan de las ccaa al estado, pueden tener la tentación de que en ese prorrateo de la deuda del estado toque a las forales pagar más de lo debido, y si no hay beneficios, tampoco debe tocar perjuicios, y ahí hay que estar siempre atentos, pues el único sistema de financiación que funciona en España es el foral, hasta el punto de que pudiera servir de modelo para la financiación de la propia unión europea para con los estados miembro en una suerte de sistema mancomunado de concierto y cupo. Pero esa sería, en efecto, otra historia. Mucho español y muy españoles corren el riesgo de ante el dedo que señala la Luna, Selene, olvidar el satélite y quedarse con la falange carnosa y terrenal. No se les ocurra. Esa es una mala idea, y su creador les dio cerebro para que piensen, así que ejerzan esa facultad que tienen disponible. Salud, buen día, y vuelva usted mañana!


Podéis enviarnos vuestros artículos o cartas vía email a la dirección iritzia@gara.net en formato Word u otro formato editable. En el escrito deberán constar el nombre, dos apellidos y DNI de la persona firmante. Los artículos y cartas se publicarán con el nombre y los apellidos de la persona firmante. Si firma en nombre de un colectivo, constará bajo su nombre y apellidos. NAIZ no se hace cargo de las opiniones publicadas en la sección de opinión.

Bilatu