Reducir el consumo de agua, pero, ¿en que sectores con prioridad?
Se ha celebrado la Semana Mundial del Agua 2024 del 25 al 29 de agosto bajo el lema “Superar Fronteras: Agua para un Futuro Pacífico y Sostenible”, organizada por el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo (SIWI), que busca resaltar la importancia de la conservación del agua, un recurso esencial para la vida en nuestro planeta.
En un contexto global marcado por la crisis climática, la disponibilidad del agua se enfrenta a desafíos significativos, especialmente en regiones donde el acceso es limitado, pero cada vez más también en la península Ibérica, incluida Navarra.
De acuerdo con datos proporcionados por Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS), 2,1 billones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura, exponiéndolos a un riesgo elevado de enfermedades y mortalidad; 4,5 billones de personas no tienen acceso a servicios de saneamiento seguros, lo que contribuye a la propagación de enfermedades infecciosas y condiciones insalubres; 340.000 niños menores de cinco años mueren cada año debido a enfermedades diarreicas prevenibles con acceso adecuado a agua potable y saneamiento; y 1,8 billones de personas beben agua contaminada con heces, lo que incrementa el riesgo de enfermedades gastrointestinales y otras infecciones.
El agua es esencial para la vida y un recurso limitado, como una vez más se ha subrayado en la Semana Mundial del Agua celebrada en la capital sueca. Sin embargo, solo el 0,007% del agua en nuestro planeta está disponible para el consumo humano, lo que hace que su gestión y protección sean importantes para nuestra supervivencia.
El sector textil es uno de los que más agua demanda del mercado. Desde la inmensa cantidad de agua utilizada para producir una sola camiseta de algodón hasta la contaminación de ríos por tintes industriales. La producción de cuero consume alrededor de 17.000 litros de agua por kilogramo, tiene un gran impacto no solo en el agua utilizada para el curtido, sino también en la cría de ganado. Debemos buscar alternativas sostenibles que están demostrando ser opciones más ecológicas. El teñido de textiles es responsable del 20% de la contaminación industrial del agua a nivel mundial. Esta contaminación afecta gravemente a las comunidades que dependen de ríos contaminados para su supervivencia.
Hay que pensar que el agua no tiene fronteras, y lo que hacemos en un país puede tener consecuencias en todo el mundo. Es nuestra responsabilidad optar por prácticas y productos que promuevan un uso responsable y sostenible de este recurso.
En lo que respecta al Estado español, la demanda de agua aumenta muy por encima del agua disponible, aunque no es en todos los usos, sino que lo hace en la agricultura. El 80% del agua utilizada se destina a usos agrícolas, que es la misma proporción que en Navarra, a pesar de que con la crisis climática hay menos agua.
En algunas ocasiones, por falta de una información de calidad, existe una creencia en la sociedad de que el abastecimiento humano es en principal consumo de agua que tenemos, cuando no es así, ni mucho menos, ya que supone de un 10% a un 15%, y la tendencia en los últimos años, a nivel del conjunto del Estado español y, de Navarra, es su reducción.
En este sentido, las responsabilidades en cuanto a los consumos de agua no se pueden repartir por igual, porque es el sector agrario es el que ejerce mayor presión, con ese 80% del consumo del agua disponible. Sin embargo, hemos visto como la Confederación Hidrográfica del Ebro ha hecho llamamientos en determinados momentos a los ayuntamientos navarros a ahorrar agua de boca u otros usos de agua dependientes del abastecimiento municipal en el caso de que las entidades locales detecten un riesgo en el abastecimiento.
Me resulta llamativo que en épocas de sequía se llame a reducir el consumo de agua de boca y a que la ciudadanía haga un esfuerzo extraordinario de ahorro. Es cierto que todos los consumos cuentan, y que evidentemente cuanta menos agua malgastemos mejor. Ahora y mucho antes de ciertas épocas de sequía.
Pero no menos cierto es que las políticas de ahorro de agua tengan que ser coherentes y deban centrarse en los mayores consumidores, y en este caso, la agricultura, que alcanza el 80% del consumo de agua en Navarra. No puede ser que se pida reducir el consumo de agua de boca a una población como la de navarra, que está en 112 litros por habitante al día −uno de los consumos medios más bajos−, mientras que la media a nivel estatal esté en 130 litros por habitante y día.
También cabe citar a la nueva campaña del departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, que propone limitar las duchas a 4 minutos con unos relojes de arena, que tiene como fin reducir el gasto de agua y afrontar los periodos de sequía. Como decía anteriormente, todos los consumos cuentan. Ahora bien, ¿no habría que poner el acento a la hora de reducir los consumos de agua en aquellos sectores, como el agrario, que se lleva el 80% del agua utilizada, cuando los planes hidrológicos prevén reducciones del 5% al 10% de los recursos hídricos en los próximos veinte años?
No se trata de eliminar la agricultura, ni mucho menos. Pero si queremos tener una agricultura que tenga presente y futuro, hay que garantizar el agua, y solo se garantiza con una superficie agrícola razonable, que pasa por abandonar nuevos regadíos, los que están para fomentar una agricultura intensiva y agroindustrial, que hasta la fecha se han tragado la mayor parte de los recursos públicos y subvenciones que hubieran venido muy bien para fomentar una agricultura y ganadería adaptadas al cambio climático, y mantener los regadíos tradicionales, los históricos, que son los más sostenibles.