Félix Placer Ugarte
Herria 2000 Eliza

Retos y propuestas para un tiempo diferente

Nos corresponde ahora la tarea más importante, creativa, ilusionante y positiva. Para ello es preciso superar los estancamientos de quienes se aferran al pasado o se obstinan en sesgados análisis del final de ETA dentro de un clima de venganza punitiva, resentimiento y rencor.

Con el esfuerzo y compromiso de muchas personas y grupos sociales, a lo largo de estos años, se ha conseguido lograr un cambio cualitativo para avanzar hacia la resolución del conflicto político de Euskal Herria con los Estados español y francés y de sus dolorosas consecuencias. Esta nueva situación gestada, sobre todo a partir de octubre de 2011 con la Declaración de Aiete y con el cese de la actividad armada de ETA, se ha afianzado con su declaración de final definitivo el día 3 de mayo, reconocida y avalada por la Conferencia Internacional, al día siguiente, en Kanbo.

El final de ETA ha sido una decisión largamente esperada y, por fin, culminada con su anuncio, recibido con una «calurosa bienvenida» por los cualificados agentes internacionales presentes en Arnaga, calificándolo como «momento histórico para toda Europa».

En este proceso también es necesario subrayar otros pasos que han sido y están siendo decisivos para la paz integral en Euskal Herria. En concreto destaco la creciente conciencia, cada día mas generalizada, del protagonismo de un pueblo que va afianzando su identidad y reclama el ejercicio de sus derechos individuales y colectivos. En esta concienciación tienen un lugar especialmente central todas las personas que han sufrido las duras y dolorosas consecuencias de tantos años de enfrentamiento. Son todas las víctimas de la larga época de la dictadura franquista, también de las acciones de ETA, de la represión estatal, de los grupos parapoliciales, de las torturas, de la situación de excepción para presos y presas vascos. Cada una tiene derecho a la verdad y a su plena reparación en justicia. Y la sociedad es cada día más sensible a este reconocimiento.

Además es preciso recalcar que el proceso de paz se plantea como meta no sólo la desaparición, ya lograda, de una de las violencias, sino de todas las violencias estatales que aun continúan en sus instituciones, especialmente carcelarias, manteniendo situaciones de excepción. Sin olvidar las violencias ocultas que anidan todavía en los corazones y en los espíritus. Es necesario también su desarme, como recalcaba Mikel Epalza, sacerdote de Iparralde, en el periódico “La Croix”.

Pero no partimos de cero. Contamos con una sólida base de reflexión y acción gestada a lo largo de estas décadas. Testigo durante cuarenta años y colaboradora incansable en este trabajo ha sido Herria 2000 Eliza, con la Comunidades Cristianas Populares y la Coordinadora de Sacerdotes de Euskal Herria en Iparralde y Hegoalde. La sociedad civil y, en su ámbito, grupos, asociaciones y personas –de manera especialmente eficaz, los «artisans de la paix»– han sido decisivos para avanzar irreversiblemente en el proceso de paz que en esta primavera se renueva con flores que prometen frutos decisivos para alimentar la voluntad inquebrantable de vivir en convivencia pacífica y constructiva en nuestra Ama Lur. Abonada por la verdad del relato, la justicia y el mutuo reconocimiento reconciliador, con el esfuerzo de personas y grupos, este pueblo seguirá arándola para sembrar simientes de libertad que hagan brotar nuevos árboles de justicia y paz.

Nos corresponde ahora la tarea más importante, creativa, ilusionante y positiva. Para ello es preciso superar los estancamientos de quienes se aferran al pasado o se obstinan en sesgados análisis del final de ETA dentro de un clima de venganza punitiva, resentimiento y rencor. Ciertamente la memoria desde la búsqueda honesta del relato completo, veraz y confrontado es fundamental para todos. No hay futuro sin pasado. Pero la memoria tiene que adquirir su sentido en el presente que hoy nos interpela desde la solidaridad con las víctimas, consecuencia de tantas violencias y de sus causas diferentes que deben ser analizadas con honestidad; denunciando las injusticias cometidas por cada una de la partes, abriendo caminos de diálogo; buscando la paz desde la práctica de una justicia transicional; caminando con criterios éticos por vías liberadoras, hacia un pueblo soberano y libre; afirmando la identidad vasca y su seña más profunda el euskera; reivindicando los derechos de las personas presas tanto políticas –ante su injusta dispersión, contra la prolongación de penas, personas enfermas– como sociales; analizando y denunciando la problemática económica, sus crisis, sus causas y consecuencias generadas por un capitalismo neoliberal depredador en una globalización provocadora de injustas desigualdades. En solidaridad con las personas emigrantes y refugiadas.

Ha sido precisamente los temas que se han tratado en las X Jornadas de Herria 2000 Eliza –“Pueblo-Iglesia: retos y propuestas”– celebradas los días 21 y 22 de este mes en el Aula de Cultura Ignacio Aldecoa de Gasteiz. Pello Urizar desde las posiciones de EH Bildu, Nekane Jurado ante la situación económica neoliberal y su ideología, Agus Hernan, desde el Foro Social Permanente, han abordado con claridad y resolución esos retos en la sociedad civil en la nueva época insistiendo en una invitación al diálogo, al mutuo respeto y reconocimiento de las víctimas, a la reconciliación, a la construcción de una sociedad y de una economía desde la justicia y los derechos para todas las personas y para Euskal Herria.

Txema Erdozain de Herria 2000 Eliza, Peio Ospital desde la Iglesia de Iparralde, Pilar Chasco, delegada del laicado en la diócesis de Vitoria, han dejado clara la necesaria implicación la Iglesia vasca para salir a la calle donde están quienes sufren la pobreza, el paro, la precariedad, las pensiones insuficientes, violencia de género, la política carcelaria, abogando por los derechos de todas las personas y nuestro pueblo; para seguir el espíritu de Jesús de Nazaret que vino a «anunciar la libertad a los oprimidos, a los pobres la buena noticia y poner en libertad a los cautivos».

En definitiva, estas Jornadas han sido una invitación más a nuestra ciudadanía y a la Iglesia para lograr relaciones de solidaridad, superando mentalidades y políticas neoliberales, decidiendo su futuro dentro de una democracia participativa. Por su parte Herria 2000 Eliza, en su comunicado final, ha expresado su compromiso para seguir colaborando con propuestas creativas a estos retos planteados ante la nueva época que comenzamos, en la realización plena de Euskal Herria donde su plural sociedad, con responsabilidad colectiva reconciliadora, ante la situación de dispersión de los presos y presas políticos vascos, tome en sus manos el reto de la libertad y de la justicia, de la convivencia y solidaridad en nuestro pueblo con todos los pueblos del mundo.

Las jornadas han concluido con un emotivo recuerdo al recientemente fallecido sacerdote navarro euskaltzale, Kepa Ezeolaza, y con el inolvidable “Lepoan hartu ta segi aurrera” del ponente-cantante Peio, quien junto a Pantxo, nos impulsa en el nuevo tiempo de esperanza que se abre para Euskal Herria.

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