El asombro del mundo
Si este cuento se hiciera realidad, España volvería a ser la admiración del mundo, por su constatada creatividad y ahora por su pacifismo, contribuyendo al desarrollo de un modelo de solución de conflictos de la que el mundo está necesitado.
Estaba Cristina Pardo ("Al Rojo Vivo", La Sexta) entrevistando a Rafael Mayoral (Podemos, un joven con «seny»), y al acabar le preguntó qué creía que debía hacer el Gobierno de España en estos momentos. Mayoral fue prudente y no le dijo a Rajoy lo que sí o no debía hacer. Yo, que tengo más libertad que él, he pensado lo que, en mi modestia, le pediría.
«Señor Rajoy, por favor, llame usted a Puigdemont y propóngale una cita, quizás en la playa de S’Agaró, un lugar catalán con caché internacional, para tomar un albariño o una copa de cava, que seguro que de las dos cosas tienen.
Propóngale a Puigdemont que, al llegar, él deje a la puerta su discurso presidencial de que ha recibido un mandato de más de dos millones de catalanes para que declare la independencia, comunicándole que usted también dejará a la puerta su opinión de que eso es anticonstitucional e ilegal.
Beban ustedes el vino, poco a poco, y hablen del buen tiempo de que disfrutamos en este privilegiado país o de lo que cada uno quiera, pero, sea una reunión de un cuarto de hora o de cuatro horas, al acabar acuerden ustedes tres cosas:
Primero, queden para una nueva cita.
Segundo, infórmele de que cree que, por motivos extraordinarios, sería bueno declarar festivo el viernes 13, así como pedir a sus pueblos que durante ese puente procuren hablar lo menos posible del conflicto, de modo que la gente se vaya al campo o aproveche para hacer el cambio de ropa del armario, que ya es su tiempo.
Y por último, acuerden hacer una declaración conjunta dirigida a los medios de comunicación, para que durante esos días haya un apagón informativo acerca del problema.
Al irse, recojan ustedes con toda dignidad la «obligación de declarar la independencia» el uno, y usted no renuncie a su compromiso de «hacer respetar la ley y la Constitución».
Gracias por escucharme Mariano, si me permite esta vez el tuteo, pero es que ahora necesito tutearlo».
Creo que con esto podría romperse el hielo, y que la nación, la de cada uno, lo agradecería, llegando todos al lunes 16 con las pilas cargadas y un ánimo más relajado y constructivo. Si este cuento se hiciera realidad, España volvería a ser la admiración del mundo, por su constatada creatividad y ahora por su pacifismo, contribuyendo al desarrollo de un modelo de solución de conflictos de la que el mundo está necesitado. ¿Se imaginan que de verdad durante cuatro días los medios no hablaran del tema y que Rajoy y Puigdemont se vieran en S’Agaró…?. Como dijo el presidente Suárez, «asombraremos al mundo». Lo hicimos y lo podemos volver a hacer si el señor Rajoy hace esa llamada y si Puigdemont responde que sí.