Josemari Lorenzo Espinosa
Historiador

Sabin no debió morir. El PNV, de la renuncia a la rendición (1977-2017)

«ETA entrega las armas. Pues nosotros no vamos a ser menos. No tenemos armas que entregar. Pero nos rendimos, que es más. La cuestión es que estos no nos roben más titulares».

A ver quién da más y se queda en menos. Podía ser la decantación de lo tratado en el sanedrín del partido, el «think tank» de Albia, durante la preparación del 70 aniversario de la Renuncia. Luego la escenificación no pudo ser mas gloriosa. En el BEC de Barakaldo. Con Arzalluz, en plena forma mediática, repartiendo a centro y siniestro. Avalando con su presencia y su verbo radioactivo, el correcto caminar autonómico del partido de Sota. Y afeando, los errores y horrores de los demás. Días después, la prensa del régimen, y la otra, se siguen ocupando de las reacciones. Por ejemplo las de ELA. Pero no de las «doctrinales», que nunca toca.

Arzalluz dió la consigna en Iruña, 1977, con una rentrée que empalmaba con el sotismo autonómico de Aguirre y Leizaola. Los años fósiles del exilio. Y anunció el tiempo de llevar a cabo, los planes autonómicos de siempre. Retrasados por la República y aplazados por culpa de Franco. Cosa que se hizo, mediante acuerdo con Suárez, y gran éxito de público y votos. Los autonomistas vascos pedían la vuelta al juego floral de 1839. Insistiendo en que era lo que decía Arana. Y dejaron la independencia para los locos y malos de la izquierda.

No me hagas reir lendakari

En sustancia, Arzalluz en Barakaldo volvió para atacar a los de siempre. A estos chicos (¡qué pena¡) que se han desviado del correcto camino de Madrid. Aunque hay que reconocerle un punto de sinceridad (¿mala conciencia?), en un aspecto cuidadosamente silenciado por casi todos los comentaristas. Cuando habló de los «otros». Los otros, somos nosotros. O sea, HB, la izquierda abertzale, ETA por supuesto. Dijo que ellos (o sea, los de Sota) en 1977 iban de malos. Y nosotros (o sea los de ETA) de héroes. Y que eso, el de Azkoitia dixit, o sea «que fueron héroes», no lo iba a discutir. Pero... claro «se han metido en un fregao, del que no saben cómo salir»… No como el partido de Sota, que se han metido en Ajuria Enea y no es que no sepa salir. Es que no quiere.

Pues sí, querido y recordado Arzallus jauna, es lo que tiene ir de «héroe». O sea, alguien que se mete en problemas por pensar en los demás. No como ser traidor. Que es el que sabe esquivar los problemas, pensando solo en si mismo. Aunque diga a todas horas, que piensa en Euskadi. Imagine a dónde podían haber llegado, con el partido de Sota, los Txabi, Argala, Txikia y tantos otros, si hubieran pensado en si mismos. O sea, si no se hubieran equivocado. Si no se hubieran metido en «fregaos». Tal cómo Leizaola le dijo a Bareño, en cierta ocasión cuando supo que era economista (¡uno de ETA economista, nada menos¡). El lehendakari zaharra pensaba que aquellos chicos venían directamente con sus taparrabos de Santimamiñe, y, sorprendido, y compungido que era lo suyo, afirmó entre paternalista y futurólogo: «¡Qué pena¡… Cómo os habéis metido en esto. Pero no sabéis que Euskadi va a necesitar economistas, cuando sea independiente». Y Bareño, que apenas tenía 25 años, cabreado: «Sí muy bien...Y quién va a liberar Euskadi...¿Vosotros?”» Yo hubiera añadido: No me hagas reir, lendakari.

Oposición de buenos chicos: sin confrontación

Ortuzar, cuarenta años después de los primeros martillazos de Arzallus, en Iruña, ha terminado de clavar, en Barakaldo, el ataúd de Arana. De la renuncia nacional de 1977 a la rendición incondicional de 2017, cuarenta años de magia y glamour sotista nos contemplan. Los encantadores de votos han culminado el proyecto de don Ramón. No somos españoles, ni franceses, queremos ser libres como cualquier otro. Pero... de buen rollito. Sin «confrontación». No vamos a incordiar por esa tontería, la siesta española. Ni francesa. Al fin y al cabo, nuestros mejores aliados (PSOE y PP) son quienes mandan en España. Y no vamos a discutir con ellos (dice, Ortuzar). Con todo lo que nos quieren y ayudan, en esta mamandurria vascongada (digo, yo).

Ortuzar, representante actual de la inteligencia del partido, acaba de anunciar el penúltimo galimatías salido de las oficinas de Sota. Es lo que necesita, ni mas ni menos, el fiel votante sotista. Resulta que vamos a ser independientes, sin confrontación alguna con los malos (España y Francia). Es decir, ni siquiera como los catalanes, que también están pasando lo suyo. Y dice Ortuzar, con ese perfil mussoliniano que le distingue, que lo que quiere (queremos) es ser un Estado y una nación. Como las demás. Pero sin enfadarnos. Sin confrontación.

No paro de frotarme los ojos, hoy por la mañana. Para comprobar que no estoy soñando. Y que Ortuzar ha dicho lo que ha dicho. O lo que ha venido a decir: Que se puede ser independiente de España y de Francia, sin «confrontación». Vamos sin molestar, como quería Aguirre cuando lo de Calvo Sotelo. Que pidió aparcar todas las demandas vascas (autonómicas por supuesto) ante los problemas que estaba pasando la pobrecita España, con el alboroto republicano, el atentado contra el jefe de la oposición, el consabido ruido de sables etc.

Ortuzar, del que creíamos había dicho todo, es el portavoz de la nueva magia, no ya pacifista (como eran las de Arzalluz o Garaiko)... Es que, ni siquiera enfrentada. Nada de enfrentamientos. Nada de confrontación. Vamos a ganar, sin jugar. Como el Alavés en la final. Seguiremos los consejos de los papas: rezar y hacer procesiones.

En sus buenos tiempos, Arzalluz intentó somatizar a los suyos con el timo foral. Pedía la confrontación foral con España, cuando Ortzi pedía la independencia a secas. Qué es de lo suyo, lo que nos corresponde. Dejadnos, decía don Xabier, reconoced al rey como nuestro, a cambio de unos Fueros antiguos, que ya no hacen daño a nadie. No le hicieron caso. Ni eso. Claro. Se tuvo que conformar con lo que Suárez les prometió. Un Estatuto cojitranco, sin Nabarra y sin Fueros. Un Estatuto «capitidisminuido», dijo el propio don Xabier.

Arzalluz, cuando era miembro de la Comisión española constitucional, tampoco es que prometiera mucho. Se quejaba, siempre que podía, amargamente de las negativas celtibéricas. Rezongaba contra Suárez, contra González, contra la Constitución... Pero participaba como el que más. Y porque no le dejaron ser unos de los padres de la «Pepa» del 78... Pero la cara del partido cambió en la campaña estatutaria. La Constitución no nos valía, pero el Estatuto, su hijo bastardo, nos viene de perlas. Así que, dame pan y ya sabes...con un BAI todos contentos.

Chapêau. El PNV lo ha conseguido. El gran muñidor de elecciones, es también el gran Houdini de las ideologías. Se puede ir una vez al año a Sukarrieta, a comprobar que Arana no se ha escapado del féretro. Se puede estar cuarenta años dando vueltas a la rueda del molino autonómico. Regateando con Madrid, los cuartos del Cupo. Se puede ser nacionalista vasco, sin avanzar un milímetro hacia la independencia. Y sobre todo, se puede echar la culpa a ETA. Cuando está y cuando no está. Y salir de todo, vivito, coleando y de pie.

A este currículum, ahora añadimos más: se puede vivir en armonía con los ocupantes, mediante un buen reparto del negocio. Y se pueden prometer otros cuarenta años de paz, ahora que los nuevos Txabi, Argala, Bareño etc. de hoy, están quietecitos en las universidades, preparándose para una Euskadi independiente. Se puede cantar que «Sabino no debió de morir», pero ya que no va a salir de Sukarrieta... Vamos a aprovechar no solo a los economistas, también al fundador... Que el Alderdi de este año promete... Verán los del Madrid, dice Ortuzar, «nos van a oír».

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