Iñaki Uriarte
Paciente vasco a los efectos represivos con Osasun-Txartela 03014637

Sagardui, salud y temeridad

Durante la actual última legislatura del Gobierno vascongado español (PNV-PSOE), usted Gotzone Sagardui, ha sido la máxima responsable política de la Consejería de Salud. Su gestión ha sido inaceptable, catastrófica, propiamente temeraria, con resultados nefastos, fallecimientos y afectados de por vida en distintos grados. Su partido no ha tenido la honradez de cesarla hace ya muchísimo tiempo, caso de la vacunación prioritaria de unos impresentables tipos políticos afines, pero tampoco tuvo usted la decencia de dimitir. Estas situaciones provocan no solo un generalizado hastío social, sino algo más concreto: asco. Quizá el inmerecido salario sea un condicionante cuando no existe conciencia de ningún tipo.

Este pasado domingo, el día 7 de abril, se celebrÓ con motivo del aniversario de la fundación de la World Health Day/Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1948, el Día Mundial de la Salud (2003 A/RES/58/234) que este año tiene como lema: «Mi salud, mi derecho». Es decir, una de las potestades y atribuciones universales intrínsecas del ser humano, recibir atención sanitaria pública de la mayor calidad posible.

Justo lo que no ha hecho este departamento y que ha motivado decenas de multitudinarias manifestaciones, además de en el ámbito político de su competencia, también en el resto de Euskal Herria, Osasunbidea, el Servicio Navarro de Salud. La sociedad está harta de tanta negligencia quizá encaminada a la privatización, lo cual sería una intencionalidad criminal y es motivo suficiente, así lo manifiestan las reivindicaciones y tendencias sociales para la deseable derrota del PNV.

Pero su frivolidad se acrecienta cuando se ha visto la fotografía de su jocosa participación en el akelarre futbolístico en el campamento cervecero levantado en Sevilla, junto con el nefasto alcalde de Bilbao Aburto. ¿Quién paga esta juerga, tal vez la Consejería? Preocupante imagen de un populismo inoculado en gran parte de la sociedad y lo que es mucho peor, por algunos ensalzado como una muestra de identidad. El fútbol utilizado políticamente junto con el alcoholismo a todas horas y en cualquier lugar como antídoto para una amnesia colectiva, como hizo la Guardia Civil con la heroína en los pasados años 80 para diezmar al pueblo vasco.

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