Maura Rodrigo Alcalá
Secretaria General de CGT/LKN-Nafarroa

Sindicatos de clase, clases de sindicatos

A CGT no le han sorprendido las últimas noticias recientemente publicadas en un medio de comunicación navarro con respecto a las subvenciones y convenios que desde hace casi 20 años y siempre a la sombra del respectivo gobierno de turno, PSN y fundamentalmente UPN, se han beneficiado la CEN, UGT, y CCOO.

Los sueldos de parte de sus ejecutivas, el mantenimiento de sus locales, los regalos, la formación y sobre todo los sueldos de sus liberados etc. son formas de funcionar que no debieran tener cabida en el mundo sindical. Tampoco los convenios sin concurso (a dedo), de los que se han beneficiado, ni tampoco de los que se sacaban a concurso público (ya que estas organizaciones, como ejecutoras de los convenios en el Servicio Navarro de Empleo eran las que ponían las condiciones del concurso, con lo cual se garantizaban su adjudicación).

El cobrar por hacer lo que desde para CGT-LKN es acción sindical: informar, asesorar, organizar, luchar por la igualdad de género, contra las leyes migratorias, la justicia social…, es vergonzoso.

Lo que a las gentes de C.G.T.-L.K.N., y de otras organizaciones, nos cuesta tiempo y dinero, puesto que se trata de una actividad voluntaria, a ellos les resulta un medio de vida pagado por todas las contribuyentes.

No sabemos todavía si es ilegal o no, pero sí injusto y muy, muy  poco ético.

El hecho de que los gobiernos justifiquen esas actuaciones y las sigan fomentando, el que se creen organizaciones excluyentes como a las que ellos pertenecen o el que se quieran cobrar  dietas por acudir a estas mesas, resulta inaceptable desde cualquier punto de vista. Y también lo es la diferencia de trato y de medios respecto a otras organizaciones sindicales, lo cual les ha posibilitado erigirse como organizaciones más representativas en esta comunidad durante los últimos 20 años, pero jugando siempre con las cartas marcadas. Les han permitido disfrutar de beneficios económicos que se traducen en una gran cantidad de liberados para hacer sus campañas, recorrer las empresas y reunirse con sus directivos para facilitar así el contacto con las plantillas, etc. Con el juego sucio que han desarrollado han logrado llevar al desierto la lucha sindical. Así mismo, con sus mayorías sindicales y sus silencios cómplices han sido partícipes, mirando para otro lado, de cuantos chanchullos han aparecido en esta Comunidad.

Con su forma de hacer sindicalismo, con su paz social, cogestión etc. lo único que han conseguido son trabajadores y trabajadoras sumisas, plegadas a sus intereses, maniatadas por conseguir un puesto de trabajo y tragando todo lo que se les viene encima, cargándose de un plumazo el alma mater de la clase trabajadora «la lucha obrera».

¿Que hemos conseguido como trabajadores y trabajadoras desde la Transición y los Pactos de la Moncloa? ¿Cuantos años llevamos perdiendo condiciones de salud, de trabajo y salariales? ¿Quién  ha conseguido que la clase trabajadora solo se mire al ombligo, y que solo se preocupe de sus problemas, o lo que es lo mismo, que dejemos de ser solidarios y solidarias?

La responsabilidad de este lamentable balance, evidentemente ha sido de la patronal, pero para ello necesitaba y necesita de organizaciones que les apoyaran y que se dedicaran a otras cosas que no sea la reivindicación, que cogestionaran con ellos en base a lo que les interesaba, que mantuvieran su tan ansiada «paz social» a cambio de prebendas (medios para  promocionar seguros, planes de pensiones, construir viviendas...), y también manifestarse contra la Reforma Laboral, para luego aplicarlas en sus empresas, porque ya son empresarios. Estos «sindicatos del régimen» en su ADN tienen grabado que la «colaboración con los gobiernos y el empresariado» es donde tienen su razón de ser.

Esto no es nuevo, desde hace más de 100 años los anarcosindicalistas y quienes queremos serlo, llevamos luchando contra esta forma de actuar. Un sindicalismo que las patronales y gobiernos de aquí y de allá han fomentado como contrapunto al sindicalismo combativo, de reivindicación colectiva, de apoyo mutuo, de reparto, de clase…, la verdadera esencia del sindicalismo. Este es el modelo sindical que siempre defenderá CGT-LKN.

Por todo ello, instamos al Gobierno de Navarra a que no siga fomentando estas actitudes contrarias a los intereses de los y las trabajadoras. Que elimine paralelismos pseudoficiales dotando al Servicio Navarro de Empleo de los medios necesarios para realizar su trabajo, con personal formado que pueda hacer un seguimiento de las ofertas, un acompañamiento al proceso de los demandantes de empleo, etc., al servicio de la sociedad navarra y, sobre todo, transparente. Así mismo resulta indispensable la potenciación de foros participativos eliminando los que sean excluyentes, entre los que están el Consejo del Diálogo Social, el Tribunal Laboral de Navarra etc.

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