Juan Kruz Aldasoro Jauregi
Miembro de Sortu

TAV: Paremos esta locura

Son muchas las voces que desde hace ya tiempo vienen afirmando que la política navarra es puro esperpento. Políticos que cobran dietas millonarias por reuniones que no se hacen pero en las que se toman decisiones que acaban haciendo desaparecer una caja de ahorros de la cual se esfuman nada menos que mil millones de euros.

Peajes en la sombra por infraestructuras de nula justicación social que hipotecan por décadas la capacidad de inversión de toda una comunidad. Gobierno que no gobierna porque no tiene ni el apoyo de la ciudadanía, ni el del parlamento, ni el de la mitad de su partido...no sólo se niega a dimitir sino que se permite cargar la responsabilidad de su desgobierno en todos los que no pueden gobernar porque no son gobierno.

Todo muy fuerte. Pero lo que está pasando en Navarra con el TAV supera todo lo anterior. Es lo más de lo más. Algunos hemos tenido siempre claro que el proyecto del TAV carecía de justificación económica y que tenía además unos costes ambientales y sociales absolutamente irracionales. Veníamos avisando de que todo el mundo civilizado se estaba apartando de este modelo de ferrocarril y que era el Estado Español el que prácticamente en solitario mantenía su apuesta por unas líneas de TAV que, lejos de servir para la reactivación económica y la creación de empleo, estaban convirtiéndose en agujeros negros abocados incluso a la clausura inminente. Al final, los oídos que permanecían cerrados a nuestros argumentos se han desencerado cuando ha sido la crisis la que ha hablado y ha puesto los puntos sobre las íes. Hasta el punto de que el Gobierno de España ha reculado.

Cuando hasta el PP reconsidera su apuesta y decide congelar todas sus inversiones en el TAV para quedarse en la adaptación de las vías al ancho europeo mediante el tercer hilo; ¿cómo es posible que UPN se empecine en dilapidar unos recursos que no tiene para hacer una plataforma de 65 kilómetros que va a costar la friolera de 700 millones de euros cuando sabe que no va a tener conexión con ninguna otra plataforma similar ni por un extremo ni por el otro? ¿Cómo es posible que en los presupuestos de Navarra para 2014 se consignen nada menos que 102,4 millones de euros a una obra que desde el verano de 2013 está fuera de la ley por haber sido anulado en sede judicial el preceptivo Estudio de Impacto Ambiental? ¿Nos podría explicar la consejera Goicoechea el número de profesores, médicos, etc que se podrían contratar con estos 102,4 millones de euros para atender necesidades tan fundamentales como la eliminación de listas de espera, desmasificación de aulas...? ¿Nos puede explicar el señor Zarraluqui qué sentido social y económico tiene tirar el dinero en una plataforma que va a quedar aislada cuando se está pensando en cerrar Estaciones y líneas de servicio que tienen tanta demanda social como la de Tafalla, donde nada menos que siete mil personas han firmado para que se mantenga la estación actual?

Mención aparte merece el tema de la criminalización del movimiento ciudadano contra el TAV. En el lugar donde ni en el cobro de dietas ilegales ni la gestión que acaba privando a Navarra de una Caja de Ahorros se ven indicios de delito; resulta que entartar a quien debiera responder de todo ello puede ser castigado con hasta 9 años de prisión. ¿Qué justicia es ésta? Una justicia que no es capaz de articular mecanismos eficaces para hacer cumplir la ley y paralizar unas obras que se están ejecutando sin Estudio de Impacto Ambiental; sí que se muestra en cambio muy creativa a la hora de construir imputaciones en casos en los que es más que dudoso que tenga jurisdicción por tratarse de hechos acaecidos en otro Estado que ya fueron juzgados y archivados por las instancias competentes. Una justicia al servicio de los mangantes de cuello blanco que carga sus armas contra el pueblo es todo menos justicia.

Ante unos gobernantes que gobiernan pensando en sus bolsillos y una justicia que actúa en la dirección contraria a la razón y al sentido común, la salida que queda es sin duda la de apostar por un cambio político y social que desaloje a éstos corruptos del poder y gestione los recursos públicos para satisfacer las verdaderas demandas y necesidades de la mayoría de la ciudadanía. Lo de cambiar la justicia costará más pero es algo que desde luego habrá que abordar en la medida que conquistemos espacios de poder y competencias que todavía siguen en manos de Madrid. El cambio político y social es posible, un nuevo modelo no sólo es posible sino que es imprescindible si no queremos instalarnos en la locura infinita. La herramienta que tenemos para acelerar este cambio es participar cada vez más y más, movilizarnos más y más. Este sábado 16 de noviembre tenemos una cita a las 17 horas en Antoniutti, contra el TAV, en solidaridad con los tartalaris.

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