Isidoro Berdie Bueno
Profesor doctor Ciencias de la Educación, Historia y Filología Inglesa

The sounds of silence

«El cerebro es algo maravilloso/ Ojalá todos tuviesen uno» (Grafiti callejero). Hace unos días, en un diario de Zaragoza, leía este servidor de ustedes, con asombro y vergüenza, a un par de catedráticos, socialistas aragoneses escribir que Hitler y Musolini eran liberales. Les faltaba además decir que eran del PP. No sabía si reírme o llorar, opté por esto último y pensé emigrar a Marte, lejos de esta Tierra que me aterra; casualmente, aunque no tan casual, querido Pascual no dejes de leer al poeta Baudelaire ‘Las flores del mal’. En mi mesa de desayuno (lo hago a las 05.00), amén de los diarios locales de Zaragoza, estaba también el diario euskaldun GARA, que tranquilizó mi ira y serenó mi espíritu.

Estaba ante unos catedráticos ¿carcatedráticos marxistas ideópatas? que desconocían no solo la Historia (Nacional ‘Socialismo’), sino también la Economía (Economía de Estado y no de libre mercado, cual sería el Liberalismo), pero en el país de los ciegos el tuerto es rey, profesores, cuando de sus mentes no fluía ciencia, tan solo ideología, más preciso: ideopatía, como ya queda dicho y, eso para un anarquista, es como pisarle en el callo o como dicen los ingleses «a big bull shit». De pronto una luz, cual a San Pablo, camino de Damasco, iluminó mis ojos y creí ver en ellos, no a dos tuertos, sino a dos cómicos, los humoristas españoles de la Transición, los bauticé: Tip y Coll (Luis Sánchez Polack y José Luis Coll), tras esas vivencias existenciales mis constantes vitales volvieron a su normalidad. Y sí, eran dos cómicos en escena representando una obra trágico cómica, por la importancia que tiene y yo le doy a la Educación.

Porque ideas solo son aquellas que se conciben en libertad, admiten contradicción y están abiertas a cualquier crítica, y más si es dialéctica, porque materialismo comunista no es dialectico sino que es estático, su pretendida dialéctica es una máscara y debe ser excluido de la Filosofía. Retomaremos el tema más adelante.

Ahora ilustramos y relajamos tema y tensión, con la canción: ‘The sounds of silence’, by Simon Garfunkel, las palabras de su letra son como flashes, dardos que se clavan en tu alma, es profundamente pedagógica, existencialista y sentimental, dice así: «Hello darkness my old friend.../ In restless dreams I walked alone... / ... People talking without speaking/ ... Hear my words that I might teach you/ Take my arms that I might reach you/ But my words/ Like silent raindrops fell/ And echoed in the wells/ Of silence/ And the people bowed and prayed/ ... The words of the prophets/ Are written on the subway walls/ And tenement halls.../

Yo voy a interpretar subjetivamente, lo que me sugieren esas palabras, pero lo ideal es que cada uno lo haga a su manera y dando rienda suelta a sus sentimientos internos. Comienza la letra con un saludo a la oscuridad, un saludo mitad cortesía mitad melancolía, la oscuridad representa la docta ignorancia, ese «solo sé que no se nada», de Sócrates, el filósofo griego, el Maestro, el Libertario, la víctima inocente del Estado, por no someterse su alma a lo dictado por el Poder, sino a la voz de su conciencia, de su «eudaimon». También nos recuerda a Antígona, esa que entierra a su hermano, no respetando la prohibición del Rey que ha ordenado no se le dé entierro, pero ella prioriza el amor fraterno y entierra a su hermano, acto que lo paga con su vida. Hola oscuridad mi vieja amiga, eterna compañera desde que naces, reza la letra de esta canción, hola compañera, mi fiel constante ángel de la guardia, en todos mis actos y vivencias, que por la noche te acuestas conmigo en la misma cama y sales conmigo de casa por la mañana.

Escucha, terráqueo conmilitón, las palabras que yo podría decirte, esas que nunca te diré porque nos lo impiden la Ley, la ideología (ideopatía) un verdadero océano salpicado de tiburones amenazantes si te sales de lo establecido y de la ortodoxia de la Nomenclatura, son ciertos políticos celosos de su propiedad, de ese rebaño de seres humanos que pastorean sin dar explicaciones a nadie y tratan como a su grey, impidiéndole que dialoguen, se relacionen Caperucita Roja con el lobo «blue» o como en el Paraíso Terrenal hablen con la serpiente y degusten la fruta del árbol de la ciencia del Bien y del Mal (Biblia).

Nadie soy yo para recriminar nada a nadie, sí, y GARA me lo permite para predicar concordia y humanismo, ese grito de Unamuno profético, atemporal y mundial de «Vencéis pero no convenceréis» que dijo el ilustre rector de la Universidad de Salamanca a Lenin tras sus millones de muertos en su revolución comunista o ¿fue de otra forma? No importa, la frase es, cómo se ha dicho, atemporal y mundial, sirve para todos, la Izquierda Abertzale lo tiene asumido e interiorizado, pero nunca está de más, pensar y asumir que debajo de un uniforme verde hay un ser humano, con una familia, que ocupa un lugar en este misterio impenetrable del Universo, que no podemos violar porque está en él por algo.

Yo tengo en Madrid un primo hermano que lleva uniforme azul, lo quiero tanto como al Legegizona de Iruñea que lo quiero mucho, a ambos por igual les daría mi sangre para una trasfusión, aquel es Berdié también, converso, dialogo, convivo con él, razona, comprende, no es ninguna máquina ni tiene el cerebro lavado, discierne perfectamente lo que está bien y lo que está mal y lo blanco de lo negro, obedece órdenes ¡claro! como las obedecemos cualquier otro trabajador de la empresa privada (en privada y no pública encuadro yo al Estado) y, en uno y otro caso si no, eres arrojado a la Gehenna (Infierno, Biblia) o como decía el líder de la ultraderecha o ¿no lo era? Alfonso Guerra: «El que se mueve no sale en la foto», lo dijo un «winner», en la escala de valores americanos, de mozo de cuerda en librería, y su hermano Juan de vendebiblias por los domicilios pasaron a dirigir los destinos de España, en una Trinidad o Triarcado indoeuropeos: González, Guerra y Chaves, todo un patriciado romano.

Desde que comencé a colaborar, programar proyectos conjuntos e integrarme en la mística política, social y cultural de la Izquierda Abertzale, el «Legegizona de Iruñea» y esta «servidora» hablamos mucho de la figura del broker en la Bolsa, este que aparentemente pasa desapercibido, como el tramoltista en el teatro, o la piedra angular del Evangelio, a los ojos de los neófitos, en cambio es la figura y actor principal para que la operación de compra venta de acciones llegue a buen puerto y se realice. No sé si por anarquista o por mi humanismo o porque estratégicamente es el camino más digno y sólido para conseguir, como decía Sócrates, pasar de un disenso inicial a un consenso, le propuse seriamente al «Legegizona» que asumiera él el papel de broker en sus relaciones con el Estado y sus ramificaciones, porque él era la figura qué más admirábamos y respetábamos en España.

Esta semana he tomado café, de manera informal y relajada en una terraza del centro de Zaragoza, con un miembro sindical del colectivo verde, color que me recuerda a un profesor mío de Historia de 4º de Bachiller, euskaldun en Aragón, (hablaba perfecto euskara, y siempre en clase buscaba apellidos de los alumnos que fueran de origen vasco, uno de ellos fue el mío, Berdié, él siempre estuvo convencido que en realidad no era así era Berdea, y de esta manera siempre se dirigía a mi en clase, para colmo, le dije y era verdad que era fan del Athletic de Bilbao, del cual tenía camiseta de futbol con el escudo en el pecho, en fin, que no me dio matrícula, por eso ... je je porque no me la merecía, pero en cambio, me hizo tan grata la asignatura, que he terminado doctorándome en Historia.

Con el sindicalista del colectivo verde hemos hablado de todo lo divino y de lo humano, excepto de política, hemos conversado de la familia, de la libertad sindical, de la Educación, de la mala educación cívica, de la Historia, de la Filosofía como soportes y justificantes de la superestructura, según Marx. De la emigración, de los que vienen a trabajar y a levantar este país, pero también de los que vienen a delinquir, a ciscarse en la patria que los acoge, y a morder la mano de quien les da de comer. Le he dicho al sindicalista del colectivo verde que eso no era anarquía ni nosotros lo amparábamos, y le he definido la Anarquía como la más bella expresión del orden.

No se ha extrañado ni asustado, perfectamente sabía de mi militancia y simpatías por CNT (muerta en 1937, cuando Durruti la militarizó bajo mandos comunistas, la de ahora es testimonial y no la reconozco), también él era conocedor y de mis artículos filoanarquistas en la prensa de Zaragoza, además me confesó que le gustaban y que yo era la mejor pluma de Zaragoza, con lo que ¿humildemente? estuve de acuerdo. Dentro del drama de la emigración honrada, le hablé de mi vecina rumana, abandonada por su esposo rumano, con un hijo de 16 años a su cargo y su madre viuda, a los que en solitario tiene que mantener desde España.

En definitiva, Zaragoza es un pueblo, nos conocemos todos los que estamos en trinchera, como en Iruñea, ¿quién no conoce al «colourful» legegizona, escritor en idioma euskara, con 5 libros en la British Library y ex parlamentario en Nafarroa, amén de buen padre de familia, feliz abuelo y «tak dalee», en ruso etc.? Y para que cada uno de los lectores pueda interpretar, más tarde, exteriorizar sus sentimientos ante la letra de la canción, doy un doble salto ornamental y a la vez mortal con tirabuzón y me planto en la última frase:

Las palabras de los profetas, a menudo se encuentran escritas en el fondo de nuestra alma y, en la sociedad, en las paredes del suburbano, y salas tenebrosas lugares do, al igual que en las iglesias románicas, apenas entra la luz. Y añado yo, también en el diario GARA, compruébalo tú mismo, en aquel entonces Simon and Garfunkel, así como Adán y Eva «plus ultra» (latín: más allá) no pudieron disfrutar en su mesa de desayuno este diario euskaldun, pues como decimos los historiadores, ningún gran hombre se adelanta a su tiempo.

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