Alfredo Ozaeta

¿Tiempos oscuros?

Titular este que da lugar obras literarias como la de John Connolly donde nos cuenta acerca de las desgracias del protagonista, respetable en algún tiempo, por enfrentarse a fuerzas y personajes malvados. También da para solemnes declaraciones de los políticos para asustar y no hacer nada.

Mucho, y desde tiempo hablábamos o escribíamos de la que nos venía encima, ya ha llegado, como consecuencia de la adaptación de las nuevas políticas neoliberales en la refundación del nuevo orden político-económico mundial diseñado por las elites o lobbies a la sombra y al albur de la IA.

Eufemísticamente nos hablan de borrascas, negros nubarrones u oscuridad como sinónimo de dificultades por no hablar claramente de perdida de derechos y libertades, o lo que es lo mismo de avanzar hacia atrás. Este oxímoron es lo que actualmente estamos viviendo con la normalización del fascismo.

Hacen dudar si es que son así o se lo hacen. ¿No se habían dado cuenta o no eran conscientes de lo que había? Nadie había avisado de que con sus políticas, decisiones, declaraciones y comportamientos estaban estimulando los gérmenes de un fascismo inherente a la genética de muchas personas.

Para desgracia de la humanidad existen personas de ideología supremacista, se consideran por encima del diferente, consideran que están tocados por un halo divino que les hace mejores. Están convencidos de que su moralidad es superior al del resto, y es aquí donde entra cierta perniciosa influencia de algunas iglesias o religiones, sobre todo en las monoteístas.

De ninguna manera es algo casual, accidental o cíclico. Es un hecho normalizado por una gran parte de la sociedad que pensando que lo tiene todo y que se encuentra en continuo y veloz progreso, le falta lo más elemental: conciencia de que vivimos en un mundo de iguales y con los mismos derechos, con independencia del origen, color, condición o cultura.

Estos movimientos reaccionarios son los que contaminan los ámbitos sociales, trasmitiendo de forma totalmente desacomplejada y resumida que los que viven bien es porque se lo han trabajado y se lo merecen y los que malviven es porque no se han esforzado. O que la vida de algunos es infinitamente más valiosa que las de otros, matar a un ciudadano puede ser un acto terrorista y asesinar a miles, mujeres y niños indefensos es un acto de autodefensa heroica.

Es tal su atrevimiento que osan comparan a un deportista de elite millonario desde su más incipiente juventud a cuenta de su precocidad o habilidades con un trabajador o asalariado, poniendo en valor los desempeños de ambos. Como si los del trabajador fueran inferiores, cuando curiosamente es precisamente el que, a través de su esfuerzo, habito y consumo, está participando en dotar a estos «ídolos» de las inmorales fortunas que consiguen amasar en sus cortas vidas laborales.

Llegan a afirmar sin sonrojarse que la democracia es un lastre para el progreso y crecimiento económico, claro que su concepto de desarrollo se basa el enriquecimiento y control de una minoría sobre el resto de la población.

Como no va a experimentar este alarmarte crecimiento la extrema derecha cuando en nuestra CAV consejeros, viceconsejeros, cargos públicos y escribientes de su nómina comparan y llaman fascistas a los que defienden los derechos y democracia contra los que buscan la imposición de su pensamiento único. Quien en su sano juicio puede meter en el mismo saco, salvo que le pierda su subconsciente o reminiscencias fascistoides, a antifascistas y los totalitarios. Como se puede considerar normal que los estamentos militares, judiciales, policiales y fuerzas de seguridad voten mayoritariamente a la derecha extrema y extrema, cuando la teoría apunta a que estos debieran proteger y salvaguardar los derechos y democracia (¿?).

La sumisión y posición indolente de algunos sectores, mandatarios y gestores políticos ante hechos relevantes de extrema gravedad son algunas de las claves del alarmante ascenso del fascismo. La pasividad ante genocidios e injusticias aparentando una falsa e hipócrita centralidad situada siempre hacia la derecha es el mayor nutriente del nazismo.

Quien sino ha creado a estos matones chulescos que hacen del chantaje económico (aranceles), identidad supremacista (cierre de fronteras), amenazas bélicas (utilización de la fuerza), y monopolio de los recursos naturales y tecnologías como presión (hambre) su modelo de gestión y control. Como es posible normalizar que un nobel de la paz se conceda a alguien de dudoso perfil democrático y que demanda intervenciones militares en vez del diálogo. En lenguaje popular diríamos que es como poner a la zorra a cuidar el gallinero.

O que desde amplios sectores hayan postulado para dicho galardón a un señor cuyo sinónimo de diálogo es la imposición «manu militari», y cuyo mayor logro es el que las empresas armamentísticas estén a la cabeza del crecimiento y desarrollo tecnológico-industrial, intentando dar lógica el aforismo militar-fascista de que: «si quieres la paz prepárate para la guerra».

Con el fascismo no caben medias tintas, hay que confrontarlo. Con medidas y cultura de valores. Hay preguntarse por qué muchos jóvenes desarrollan una metamorfosis que los lleva a participar de movimientos nazis. No estará la respuesta en su desengaño con una sociedad que no se compromete en dar solución a sus problemas y precarización, formación, vivienda, trabajo con salarios que le posibiliten vivir con dignidad, etc.

Desde los movimientos progresistas es necesaria autocrítica valiente y una profunda reflexión acerca del momento actual. Alejarse de demagogias populistas que solo favorecen al enemigo. Hay que identificar los problemas de la sociedad y darles luz para afrontarlos con determinación en la búsqueda de soluciones. Es necesaria más que nunca la acumulación de fuerzas de los sectores comprometidos con los derechos y democracia y huir de los teóricos pseudointelectuales o pseudoizquierdistas aburguesados.


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