Iosu Biguri Goikoetxea
Economista

Todas las de ganar

A medida que nos vamos distanciando del problemático 20 D, no solamente no se están produciendo aproximaciones entre las diferentes fuerzas políticas que  compitieron en las urnas, sino que los antagonismos, reproches y líneas rojas se incrementan dia a dia. Nos referimos, claro está, a las formaciones estatales, aquellas que tienen opción de presidir el Gobierno central.

Visto el panorama desde Euskal Herria, la película de intriga, ambición y zancadilla se transforma en una esperanzadora perspectiva de futuro. Y no es que las fuerzas nacionales vascas hayan  logrado resultados excelentes, es evidente que no, diría incluso que en su conjunto han sido malos. Pero si dejamos de lado la aritmética en sí misma y nos detenemos en sus consecuencias, hay motivos mas que suficientes para el optimismo. Porque cualquier combinación de gobierno que se pudiera producir con la actual proporción parlamentaria nos conduce a un debilitamiento de los partidos acérrimos de la sacrosanta, incuestionable y eterna unidad de la patria española, es decir, del PP, PSOE y C’s.

 El derecho a decidir de los pueblos que conforman el Estado, hoy por hoy, solo es defendido por la nueva formación Podemos y por Izquierda Unida. Por tanto, en la medida en que estas formaciones avancen numérica y políticamente, nos iremos acercando a la materialización legal de un derecho íntimamente sentido por la mayoría de ciudadanos u ciudadanas de Euskal Herria y también, sin duda, de Catalunya y quizás de Galicia, las tres naciones históricas del Estado español, derecho negado constitucional y militarmente, si preciso fuera.

Si entramos en el variopinto terreno especulativo de las diversas alternativas de gobierno, el optimismo arriba apuntado puede estar justificado.

Primera posibilidad. Gobierno en solitario del PP. Es claro que no tiene futuro, con el apoyo raquítico de la tercera parte, poco más, de diputados. No duraría mas allá de 2016. Y si tuviera el consentimiento por activa o por pasiva de Ciudadanos, que no lo tendrá, pues mejor que mejor para los intereses de las naciones periféricas, porque el producto sucedáneo sería fagocitado por el original.

Segunda posibilidad. Gran coalición PP-PSOE. El anhelo del Ibex 35, la Troika y el Sursuncorda. Yo miraría al Pasok griego y al Partido Socialista Italiano. Todos ellos bien mediterráneos, bien parecidos. Si el español diera ese paso, todo hace prever que pronto correría la misma suerte encontrándose con sus hermanos en el limbo político de la insignificancia.

Tercera posibilidad. Coalición de izquierdas. PSOE, Podemos, ERC, EH Bildu, IU. Podría tener apoyatura pasiva de los nacionalistas de centro-derecha y conformar un gobierno estable. Pero los socialistas tendrían que claudicar ante las demás fuerzas manifiestamente partidarias del derecho a decidir, cosa que se aleja de unas previsiones razonables. En todo caso, esta tercera posibilidad mejora todavía mas las expectativas de las dos precedentes.

Dejo de lado otras alternativas menores, por improbables. Todo hace previsible nuevas elecciones en el transcurso de 2016, antes o después. Y esta cuarta posibilidad igualmente abre un horizonte positivo y esperanzador a las alternativas que se decantan por la libertad de los pueblos y su derecho de autodeterminación.

Tenemos todas las de ganar.

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