Ignacio Gil Jordán
Director General de Desarrollo Rural del Gobierno de Navarra

Totalmente perdidos con el Canal

Decir que este Gobierno ha reducido el caudal un 20% es mentir una vez más: fueron ustedes.

Parece claro que el tripartito UPN-PP-Ciudadanos ya ha elegido su mantra para las próximas elecciones forales: cuatro años perdidos. Es la conclusión a la que llegan sus analistas tras revisar el trabajo hecho por el Gobierno esta legislatura en distintas áreas. Me gusta, y hasta me parece apropiado dicho lema, y es que describe perfectamente la situación en la que la oposición ha estado: totalmente perdidos. Pero también sorprenden, y mucho, algunas afirmaciones que provienen de quienes han gestionado y han tenido responsabilidades en el proyecto del Canal de Navarra desde sus inicios y de quienes en teoría lo conocen perfectamente.

La segunda fase, ni en la casilla de salida. Hablar de que la legislatura comenzó paralizando la segunda fase, como señala el secretario del sindicato de riegos de Corella, y proponiendo la ampliación de la primera, es faltar a la verdad de manera muy grave. La verdadera paralización de la segunda fase se produce en la octava reunión de actualización del Convenio, en el año 2012, y en la que UPN-PP acuerdan ejecutar la ampliación de la primera fase reduciendo así el agua para la segunda, que se queda con una reserva demanial de 117 hm3. Pero, es más: en la comisión de seguimiento del convenio, también se acuerda iniciar los trabajos de redacción del proyecto de la segunda fase.

En aquel momento, todos hubiéramos entendido que las comunidades de regantes de la Ribera se pusieran en pie de guerra, que hubiese manifiestos y manifestaciones, mociones de los ayuntamientos... pero yo no recuerdo que nada de eso ocurriese. ¿Qué pasa? ¿Que actuamos de una forma u otra según el color del Gobierno de turno? En un tema tan serio como éste, me parece de una bajeza terrible prestarse a ese tipo de juegos en vez de remar para buscar la mejor de las soluciones para la Ribera.

Cuando comenzó esta legislatura en el segundo semestre de 2015, el nuevo Gobierno nos encontramos con que los trabajos de la segunda fase ni se habían iniciado, ni se esperaban. No había nada. Por no haber, no había ni tablero ni ocas, ni siquiera casilla de salida. Este Gobierno realizó el Estudio de Alternativas para llevar agua a la Ribera y puso a trabajar a Canasa en clave de segunda fase, y este estudio –por cierto, a disposición de cualquiera– se ha incorporado como material clave de consulta a la hora de licitar la redacción del proyecto de la segunda fase por parte de Canasa. Estos son los hechos.

Las principales conclusiones de nuestro estudio son bien conocidas: agua de boca de Itoiz para todos los pueblos de la Ribera y una demanda inmediata –siendo optimistas– de unas 10.000 hectáreas para regadío. Sobre las cuencas del Alhama y del Queiles se señalaba que son deficitarias y que es necesario actuar.

Mucho más que una coma en el Estudio de Alternativas. Pero volvamos al estudio de Canasa. Los errores detectados por el Gobierno de Navarra van más allá de una simple coma. El error grosero (37 millones de euros) se produce por una coma, pero es que también detectamos que el coste de la doble tubería en el estudio es 10 millones de euros inferior al real; que los cálculos en la cuantificación de los costes energéticos son muy optimistas; que las previsiones de medias de consumos también; que no se incluían elementos de regulación en todas las fases... es decir, errores lo suficientemente importantes como para rechazar dicho estudio. Lo que ha hecho el Gobierno de Navarra es cumplir con su trabajo y su obligación. Por cierto, esto no hubiese ocurrido si se hubiese cumplido con el compromiso adquirido en el Consejo de Administración de Canasa de hacer seguimiento de los trabajos. El nuevo Gobierno central tardó ocho meses en nombrar sus representantes en dicho Consejo, y el Gobierno de Navarra conoció el estudio pocos días antes de su presentación.

Leer, como dice el senador del PP Sr. Pérez Lapazarán, que el Gobierno ha llegado a la conclusión de que hay que hacer un solo tubo porque es más barato, es volver a mentir nuevamente. Decir que este Gobierno ha reducido el caudal un 20% es mentir una vez más: fueron ustedes. Hay que tener poca vergüenza para presentarse como los máximos defensores de la segunda fase, cuando fueron ustedes quienes la metieron en el cajón del olvido.

Ustedes, que antes de irse en junio de 2015 acordaron incrementar un 60% las tarifas a los regantes, para hacer frente al grave déficit estructural de tarifa que habían provocado sus elevadas (y equivocadas) previsiones de ingresos. Aquí sí que le reconozco que nosotros paralizamos –y menos mal que paralizamos– dicha subida, porque sus consecuencias habrían puesto en jaque las explotaciones de miles de regantes.

A día de hoy se está procediendo, por parte de Canasa y de la UTE, a la revisión técnica de todo el estudio. Los representantes del Gobierno de Navarra en el Consejo de Administración han instado a que esta revisión se realice a la mayor brevedad posible y con la rigurosidad que exige un trabajo que debe servir para tomar la mejor de las decisiones en cuanto a la alternativa elegida.

Y, por último, he estado en muchas comparecencias parlamentarias y no he oído a ningún parlamentario de los grupos del cuatripartito que sustentan al Gobierno de Navarra decir que no hay que continuar con la segunda fase. Así de claro. Vuelven ustedes a mentir. Lo que sí he visto es cómo estos grupos –cada uno dentro de su ideario– están actuando con una enorme responsabilidad para lograr la mejor solución posible tanto para la Ribera como para la Administración, que somos toda la ciudadanía, y para garantizar la viabilidad de las actuales y futuras zonas regables. Y eso se debería reconocer y valorar por parte de todos.

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