Tropezones por la democracia
El pasado miércoles la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra en 1936 estrenó en Iruñea el cortometraje “Tropezones. La Memoria a ras de suelo”, dirigido por Iker Oiz. Este bello documental nos relata el trabajo memorialista realizado por esta Asociación durante los últimos años para nombrar, localizar y devolver al espacio público a quienes fueron arrebatados de él por el franquismo fascista. El documental recoge específicamente el proceso de colocación de tropezones las localidades navarras de Corella, Tiebas-Campanas, Castejón y Mélida. Proyectos similares, recordémoslo, existen en ciudades y pueblos ubicados a lo largo y ancho de todo el planeta.
Este estreno llegó justo tres días después de que en Chile la extrema derecha pinochetista ganará la segunda vuelta de las Elecciones Presidenciales. Chile es un país que comparte un reciente pasado dictatorial como el nuestro, y que por cierto, a principios del siglo pasado acogió a miles de nuestros compatriotas, republicanos y republicanas que tuvieron que huir del fascismo español. A priori, resulta paradigmático que en un país en el que los horrores de la barbarie fascista están tan cercanos en el tiempo, sus orgullos herederos puedan alcanzar hoy la primera institución del Estado. Es evidente que, como decía el italiano Gramsci, nos encontramos en un contexto mundial de transición sociopolítica en cuyos claroscuros están surgiendo ya los monstruos que amenazan la democracia.
En nuestro país, y en Navarra, esos monstruos tienen en la actualidad una caracterización eminentemente racista y xenófoba. El sistema capitalista, y las políticas neoliberales que lo han regido durante las últimas décadas, han insuflado a buena parte la sociedad los valores de la competitividad y del individualismo, debilitando e incluso llegando a romper los lazos comunitarios que históricamente han constituido el mejor baluarte en la defensa de la clase trabajadora. El muy neoliberal sálvense quien pueda, en un contexto de fracaso estructural de las políticas capitalista para la mayoría social (no así para sus gestores), aboca a interesados y peligrosos enfrentamientos entre los últimos y los penúltimos. En esos enfrentamientos entre los últimos y los penúltimos, la actual población más vulnerable, la población migrante en situación de desamparo, es situada en el centro de la diana del odio.
El pueblo navarro, como el conjunto del pueblo español, históricamente ha sido un pueblo sujeto a los flujos migratorios estructurales, que no puede olvidar ahora su propio pasado. En el pasado más reciente, debemos recordar que en 1936 fueron muchos los navarros y navarras que huyendo del golpe de Estado tuvieron que migrar a los lugares más recónditos de este planeta. Décadas después fueron miles los ciudadanos de otras regiones del Estado los que en el contexto de las migraciones internas generadas por el desarrollismo industrial los que vinieron a edificar la Navarra que hoy conocemos. Nuestra historia, la más cercana, como hemos podido comprobar en una historia también migrante.
Actualmente, la mayoría social trabajadora ve buena parte de sus expectativas vitales frustradas; la falta de acceso a la vivienda, unos servicios públicos sanitarios y educativos asfixiados, un sistema de cuidados insuficiente, un cambio climático que está generando una mutación peligrosa de nuestro planeta machacando nuestro medio ambiente… Todas estas problemáticas son consustanciales a un sistema económico diseñado para la generación y acumulación de beneficio económico y no para generar bienestar y seguridad humana al conjunto de las personas. En este contexto, en el que cada vez son más amplias las capas de la ciudadanía frustrada por sus condiciones materiales, es en el que se nutren y crecen los ya señalados monstruos.
¿Y en este panorama aparentemente desolador que papel debemos desempeñar la izquierda política? La izquierda política hoy en día, con coherencia y determinación, debemos desplegar una propuesta anticapitalista que busque defender la democracia. Sin vivienda, sin servicios públicos, sin cuidados protectores, sin un medio ambiente sostenible, o sin unas condiciones materiales dignas para la mayoría social trabajadora, hoy en día no puede existir la democracia. Con votar cada cuatro años no es suficiente, y con advertir el acecho de la barbarie ya no vale.
En Navarra, quienes no nos resignamos a asumir disciplinadamente el orden capitalista establecido, hace cuatro años emprendimos un necesario camino; la construcción de la coalición Contigo Navarra – Zurekin Nafarroa. La izquierda política, en la unidad, hemos encontrado históricamente una herramienta certera para ser útiles a quienes aspiramos a representar. En estos momentos, la utilidad política para la mayoría social trabajadora reside en el fortalecimiento de las políticas públicas que mejoran sus condiciones materiales y que les garantizan la igualdad de oportunidades y de objetivos. Los trabajadores y trabajadoras de Navarra necesitan una opción política como Contigo Navarra – Zurekin Nafarroa que, desde la unidad, la humildad y la ambición, fortalezca nuestro sistema democrático. Con las Elecciones Forales y Locales del 2027 en el horizonte cercano, la izquierda alternativa y transformadora que representamos esta coalición, estamos llamados a preparar ya nuestra propuesta política y organizativa para esos próximos comicios.
Cuando en los claroscuros actuales intuyamos la presencia de los monstruos, conviene recordar nuestro pasado no tan lejano. Para ello, esos tropezones memorialistas constituyen una sólida base sobre la que construir una propuesta democrática para nuestra sociedad. En nuestros paseos diarios por nuestras calles, en cada tropiezo con uno de estos distintivos memorialistas, debemos recordar las trayectorias vitales de aquellos republicanos y republicanas que en 1936 dieron su vida por la defensa de la libertad, la democracia y la República. Sobre su heroico ejemplo, nuevas generaciones debemos seguir trabajando por la libertad, la democracia y la República, garantizando así una vida digna y esperanzadora a la mayoría social trabajadora de nuestra tierra.