Un conflicto educativo y una muestra de coraje
En este verano de 2025 los medios han dado cobertura a un conflicto local, es verdad que quizás no haya mucho más que contar y las noticias interesantes sobre escándalos políticos o sobre cómo el contexto global influye en nuestra calidad de vida sean pocas. A aquellas personas a las que les llegue la noticia de que unas familias se han puesto en huelga de hambre por defender la no desaparición del colegio de sus hijos e hijas seguramente esto les diga bien poco. Al fin y al cabo, pueden pensar que se trata de un colegio más dentro de este momento en el que la natalidad vasca se resiente y hay colegios que desaparecen ajustándose la planificación a la demanda de plazas existente. Aún más hiriente les puede parecer que el Gobierno Vasco haya destinado una subvención directa para ese mismo centro, Osotu, que encima es un colegio privado. Siendo así... se les quita a los demás públicos un dinero necesario para cubrir muchas necesidades...es entendible. Y, sin embargo, voy a tratar de explicar por qué Osotu es un modelo a seguir y la oportunidad de que la educación vasca de un paso firme hacia la excelencia.
El colegio Osotu lleva una trayectoria de 7 cursos (y mucha reflexión y formación previa) en los que ha implantado en su integridad el modelo educativo Heziberri que todos los centros vascos deben cumplir. Una educación basada en la transformación educativa, la innovación, el desarrollo de las competencias, la educación emocional, las competencias múltiples, la atención a la diversidad, la transversalidad de las materias, una manera de trabajar con un cuidado exquisito a la formación de su equipo docente y a crear un entorno de seguridad para todo el alumnado. Si el lector opina que eso también se hace en su centro, no soy yo quién para contradecirle, pero si de verdad lo ve en el día a día de su escuela me sorprendería mucho. Esto es lo que se vende, pero no se hace. Y claro, o tenemos la suerte de encontrar a docentes implicados y con ganas de cambiar las cosas, o la educación es individualista y basada en la libertad de cátedra y de acción de algunos y algunas.
Si se estuviera haciendo todo esto, no habría más de 200 familias en Osotu demandando desesperadas una oportunidad para que sus hijos e hijas salgan del desastre y la poca atención que han encontrado a lo largo de su experiencia educativa. Si Osotu no fuera un modelo a seguir, el Departamento de Educación del anterior consejero no habría visto el interés pedagógico del modelo Osotu y no habría hecho la propuesta de explorar las vías para que Osotu se integrara en el sistema como un modelo del que extraer ideas y conclusiones de cara a integrarlas en el sistema público vasco... esa es la oportunidad de la que hablaba. Y si se le otorga una subvención, que es dinero de todos y de todas, no es para quitarlo a los demás, sino para invertir en la mejora de nuestro sistema público. El modelo está en Güeñes, a pocos minutos de Bilbao.
Desde la oferta del 2023, el actual Departamento de Educación ha incumplido sus plazos y propuestas, llegando la subvención actual con el curso cumplido (en vez de en enero de 2025), firmada in extremis en el último consejo de Gobierno, en cantidad muy inferior a la ofrecida en su inicio y con una situación económica que obliga al centro a plantearse el cierre...es cierto que la consejería ha ofrecido una cita para retomar la carpeta de Osotu el día 2 de septiembre, pero quizás no se pueda llegar a ella. Estamos en un lío de los gordos y con una herida mortal en plena llegada de la ultramaratón. Las familias han tomado el toro por los cuernos y han llegado a darlo todo, una huelga de hambre por la defensa de lo que más quieren, sus hijos e hijas. Y si alguien de los lectores piensa que es un conflicto más, puede pensar si él o ella estaría pasando las noches y los días en plena Gran Vía de Bilbao en vez de poder disfrutar de un día de playa, piscina, monte o en sus destinos vacacionales... mejor no ser cínico porque puede que no esté en la necesidad de enseñar de qué pasta está hecho.
Supongo que, como profesor de Osotu, mi visión pueda ser una concreta, ya que me juego el salario con el que poder educar a mis hijos... pero pienso sinceramente que, llevando ya más de un mes peleando y agarrándonos a todos los clavos que existen en este precipicio, el valor de este proyecto está por encima de todos y todas las que lo integramos. Y espero sinceramente que la sociedad vasca, a través de sus dirigentes, no se pierda la oportunidad única de transferir la experiencia de estos cursos para el bien de su propio Sistema Educativo y el de sus hijos e hijas.
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