Miguel Laparra
Vicepresidente de Derechos Sociales del Gobierno de Navarra

Un nuevo modelo de concertación para el cambio social

La concertación y el diálogo social, la búsqueda de acuerdos y compromisos entre las organizaciones sindicales y empresariales, como representantes de intereses contrapuestos, pero legítimos, de la vida económica, es un elemento de interés estratégico para el desarrollo sostenible y para el avance del bienestar del conjunto de la sociedad.

Esto es así especialmente cuando nos enfrentamos a momentos de crisis y transformación y pretendemos hacerlo de una forma equilibrada redistribuyendo equitativamente los costes y los beneficios.

La colaboración sindical es esencial en la elaboración de una agenda política de progreso. La prioridad de las políticas sociales (salud, educación y servicios sociales) y la atención a los sectores socialmente más desfavorecidos en todos los ámbitos, difícilmente podrá ejecutarse sin un acuerdo con los representantes legítimos de los trabajadores. Un pacto de estabilidad en los costes de los servicios públicos, por ejemplo, es un requisito indispensable para dar respuesta a una demanda creciente por parte de la ciudadanía. Cualquier estrategia de reparto del empleo, otro ejemplo, requerirá un ejercicio de gran responsabilidad y fuerte compromiso en la negociación colectiva.

La colaboración empresarial es imprescindible para el mantenimiento de unas tasas adecuadas de crecimiento, para una transformación del modelo de desarrollo económico que haga viable la creación de empleo de calidad y las políticas redistributivas. La reforma fiscal tendrá que ser aplicada con rigor por este gobierno, pero es conveniente que sea entendida y aceptada por los sectores empresariales como instrumento necesario para un crecimiento sostenible, compatible con sus intereses a largo plazo.

Por todo ello, un proyecto político de transformación progresista difícilmente puede avanzar sin la participación y el consenso de las organizaciones sindicales y patronales. El proceso de transformación política, económica y social que está en marcha necesita mecanismos fuertes de dialogo y concertación.

La sociedad navarra ha entendido perfectamente que era el momento ya de superar las fracturas identitarias para hacer viable por fin un proyecto de transformación política, económica y social protagonizado por las fuerzas progresistas. Era el momento de superar la vieja contradicción de esta tierra entre una mayoría social abiertamente progresista y un gobierno reiteradamente conservador.

Las fuerzas políticas progresistas han realizado un esfuerzo notable de diálogo y de consenso que nos es obligado reconocer y poner en valor. La sociedad lo ha avalado ya de forma mayoritaria como lo reconocen las encuestas. Sin embargo, las fuerzas sindicales se mantienen todavía lastradas por las viejas fracturas y siguen recreando un conflicto que se muestra claramente desfasado en esta nueva etapa política. La confrontación sindical, más allá del debate ideológico legítimo y de la defensa de propuestas concretas, puede ser un elemento de debilidad que lastre la acción política y su potencial de transformación. Cabe esperar que los sindicatos no dejaran pasar, por las viejas rencillas, esta oportunidad de participar en la elaboración de una agenda política favorable a los intereses de los trabajadores.

Las organizaciones empresariales habrán de asumir también el deseo mayoritario de la población, huir de declaraciones apocalípticas como algunas que hemos oído recientemente y actuar con responsabilidad en la construcción entre todos de un futuro con mayores niveles de igualdad y de cohesión social, un factor este que es clave para el desarrollo económico sostenible y, por tanto, también para el progreso empresarial.

El Gobierno de Navarra tiene interés en reforzar y enriquecer el proceso de diálogo y concertación social. Para ello, es esencial repensar el modelo para hacerlo más acorde con los nuevos tiempos. Revisar el funcionamiento y el papel que han venido teniendo las distintas instituciones del diálogo social, abiertamente criticadas por sectores significativos de la población por sus derivas clientelistas, es una tarea ineludible para superar las limitaciones que han mostrado, para recobrar una legitimidad erosionada y para responder a las preocupaciones y demandas de transparencia de la ciudadanía.

Los cambios que ahora se aprueban en el Servicio Navarro de Empleo - Nafar Lansare se entienden dentro de esta estrategia general de revisión del modelo de concertación, con el objetivo explícito de mejorarlo y reforzarlo. Son cambios orientados por los principios de participación en la toma de decisiones, pluralidad en la representación, transparencia en la gestión y eficiencia en las intervenciones, que se expresan en los nuevos Estatutos del Servicio Navarro de Empleo - Nafar Lansare y en la parte correspondiente de los nuevos Presupuestos de Navarra.

Se mantiene el modelo de participación tripartita (sindicatos, patronal y gobierno), pero separando claramente el ámbito de la toma de decisiones por un lado,  y la gestión y asignación de recursos por otro. Se amplía la pluralidad en la representación de los agentes sociales, invitando a la incorporación de ELA, LAB y a la economía social (CEPES), en la búsqueda de consensos más amplios, pero siempre con la última responsabilidad del Gobierno de Navarra. Se potencia la dimensión pública de las políticas de empleo, ampliando la gestión pública de los servicios para el empleo y configurándose un sistema integrado de servicios públicos en este ámbito, pero complementando las actuaciones con convocatorias y convenios abiertos a las entidades privadas (especialmente los agentes sociales y las ONGs).

Asistimos por tanto a un proceso de refundación de las políticas de empleo y en concreto del Servicio Navarro de Empleo - Nafar Lansare, dentro de un nuevo marco de concertación social más amplio, más transparente y más progresista. Es una invitación abierta a la colaboración a todos los agentes sociales, una invitación a la que esperamos que acudan con sentido de la responsabilidad y consciencia del proceso de transformación social en el que nos gustaría que participasen: la construcción de una sociedad más próspera, más igualitaria y más cohesionada.


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