Una lectura diferente de los resultados electorales
El 27 de junio pasado, un grupo de colegas de la Universidad, encabezado por Ramón Zallo presentó un llamamiento para la conformación de listas electorales unitarias de diversos partidos, incluyendo los que forman la coalición EHBildu, además de Podemos, Ezker Anitza-IU y Equo.
Apelar a la unidad es algo que genera espontáneamente adhesión y eso en política se traduce en la tendencia a creer que los pactos siempre suman, cuando la realidad demuestra que a veces suman, a veces dejan las cosas igual y otras veces restan.
En mi opinión, el pacto que proponía Zallo era de los que restan. Porque había muchos votantes potenciales de la coalición EHBildu a los que no les habría gustado verse obligados a votar una lista con personas ajenas a la izquierda abertzale y verse forzados a pactar estrategias con partidos de ámbito estatal y habría habido votantes potenciales de Podemos y de los otros partidos que no habrían apoyado dichas listas por la razón contraria. Aún obviando los problemas que de por sí habría planteado una macrocoalición que integrara en su seno la coalición EHBildu, creo que los resultados habrían sido negativos.
Frente a esa alternativa, ¿cuál era la que planteaba Podemos? Sus bases se habían decantado en una consulta interna por abrir las listas de Podemos a personas y grupos sociales relevantes que pudieran aportar al proyecto de cambio y la dirección vasca se puso manos a la obra. Equo decidió aceptar la iniciativa e IU no.
¿Cuales han sido los resultados? En mi opinión, además de ser enormemente positivos para Podemos, lo han sido también para el resultado global de votos obtenidos por el espacio conjunto que representan dichos partidos. Creo que los análisis que se están haciendo estos días, en los que se está vendiendo la idea de que el éxito de Podemos se debe a un trasvase de voto de Bildu son erróneos, aunque la derecha mediática los está extendiendo con éxito, con el objetivo de presentar a Podemos como un partido hipotecado por el voto prestado por los independentistas. Se trata de una idea falsa, porque ningún colectivo electoral es propiedad de ningún partido y porque en democracia, todos los votos son préstamos para una sola vez y además condicionados. Pero es que además, los hechos demuestran claramente que esa interpretación es falaz, al ser una verdad a medias.
Teniendo en cuenta que en la CAV el escenario de unas elecciones generales es normalmente más propicio para las opciones estatales, veamos qué cambios de voto han experimentado Podemos y EHBildu entre las elecciones anteriores (municipales y forales) y las últimas. En las forales, Bildu obtuvo 242.431 votos en la CAV y en las generales ha obtenido 183.611. En un mal escenario, con una campaña centrada en cuestiones estatales, ha dejado de obtener la cuarta parte de los votos obtenidos hace unos meses en el escenario que le era más proclive. Lo que indica que no hay ningún desplome de dicha fuerza, ni ninguna fuga masiva. Sólo que la cuarta parte de quienes hace unos meses decidieron que para el ámbito local esa era la fuerza que mejor les representaba, han decidido que para el estatal lo es otra. Nada digno de mención. De hecho, el PNV ha sufrido también una sangría parecida (ha perdido 58.694 votos, frente a los 58.820 de EHBildu). Tampoco hay datos para saber en qué porcentaje se puede atribuir la fuga del 25% de voto de EHBildu al mal escenario y en qué medida a una eventual continuidad en la tendencia a la baja en los meses transcurridos desde las anteriores elecciones.
Para Podemos, en cambio, el escenario de las locales y forales era el peor (recién articulado en el ámbito vasco y decidiendo en el último momento concurrir a las forales y sin hacerlo a las municipales). En ese peor escenario, Podemos obtuvo 148.626 votos y en el mejor, ha obtenido 316.441. Un incremento de 167.815, frente a los 58.820 perdidos por EHBildu. Por tanto, aún suponiendo que el cien por cien de esos votos hubiera ido a Podemos, sólo se justificaría con ello una tercera parte del incremento.
Pero no dejemos que los árboles nos impidan ver el bosque. Si tomamos los resultados conjuntos de ambos partidos, podemos apreciar que en las elecciones anteriores sumaron 391.057 y en estas suman 500.052 sólo dentro de la CAV. Es decir, que si consideramos el espacio conjunto que representan estas fuerzas, el hecho de que se haya producido un cierto trasvase o recomposición de espacios internos es algo relativamente de menor calado que el hecho de que el espacio conjunto se haya incrementado enormemente. Y en mi humilde opinión, esto ha sido favorecido por la existencia de dos ofertas diferenciadas, lo que ha permitido al electorado ejercer su derecho al voto de forma más selectiva y a dichas fuerzas no tener que renunciar a ninguno de sus potenciales caladeros de voto.