Isidoro Berdié Bueno
Profesor de Ciencias de la Educación, doctor en Historia y Filología Inglesa

«Vae victis versus pacta sunt servanda»

Frente a ese Vae victis u obediencia por el miedo aparece el Pacta sunt servanda, el pacto. ¿Qué papel viene a jugar el pacto?

Tras la batalla de Alia, en el año 387 a.C., que se saldó con una victoria incuestionable de los senones, estos entraron en Roma, la saquearon, mataron a casi todos los senadores y sitiaron a los últimos defensores que se habían refugiado en la colina del Capitolio. El caudillo galo, Breno, entendió que había llegado su oportunidad y estipuló un pago de 320 kilos de oro como condición para deponer las armas. Llegaron a un acuerdo, los celtas sacaron la balanza y empezaron a pesar los objetos que les traían. En un momento dado del proceso, los romanos se dieron cuenta de que las pesas estaban amañadas porque aquellos «capullos» querían cobrarles de más. Se quejaron y la liaron. Entonces Breno arrojó su espada junto a las pesas y exclamó: Vae Victis!, «ay, de los vencidos»; o «esto es lo que hay, o lo tomas o lo dejas».

El león, cuando ha comido, no ataca a nadie, sin embargo el ser humano, según Nietzsche la enfermedad de la Tierra, cuanto más poder tiene más cruel es. Sirva como anécdota la del líder africano en la década de los 70 del siglo pasado, que solía dar a elegir a sus victimas entre echarles al pozo de los leones o al de sus cocodrilos, estas le contestaban que a cualquiera de los dos siempre que él se echara primero. El «Vae victis» es un trágala, otorgamiento forzoso por el miedo, obediencia no por convencimiento sino por miedo.

Ante el miedo generalizado la persona busca un salvador, y llevado el tema a la Historia del siglo XIX español, siempre hay voluntarios megalómanos que surgen como providenciales, cuando lo que les empuja es su propia megalomanía. En la España del siglo XIX se dio el «espadón» de turno, Serrano, Prim, Narváez, Espartero etc. que junto con el poder tuvieron a su disposición el Tesoro Nacional.

Frente a ese Vae victis u obediencia por el miedo aparece el Pacta sunt servanda, el pacto. ¿Qué papel viene a jugar el pacto? Hay pactos justos y los hay para delinquir, hubo pactos en España, el régimen turnista fue uno de ellos, pero la corrupción lo arruinó, junto con el caciquismo y la oligarquía, que aumentó el descontento y la radicalización social. Verdadera libertad nunca la ha habido, desde que tenía que salir a cazar hasta de ahora, para comer o ser comido.

Surge el pacto para ser más fuertes, primeramente se hizo para cazar en grupo y sumar fuerzas así podía cazar mamuts, cosa que individualmente nunca hubiesen podido. Luego había que repartir la caza y conservarla, según las necesidades del grupo, y ahí entraba lo que denominamos pacto de consenso para la distribución. De esta manera se desarrolló la sociedad humana en pequeños grupos que se apoyaban unos a otros, con una memoria común y propia.

No se compartía con otros diferentes grupos y en el pacto solo entraban los miembros de la cultura o mito común, origen de las civilizaciones. Igualmente se desarrolla una lengua común diferenciada de los otros grupos, normalmente hostiles, pues competían en la caza y en el territorio, estos fueron el origen de la mítica Torre de Babel, en la que jamás se llegó a poner el primer ladrillo, la Biblia quiere significar que el conjunto de lenguas se hizo tan grande que llegaron a no poder entenderse entre ellas, representando a su vez una síntesis cultural de todos los registros inherentes a las mismas, y en esas estamos.

El pacta sunt servanda, como lema jurídico, entra por la puerta grande en el Derecho Romano. Decimos que el Derecho es principalmente un contrato que ha de cumplirse en todas sus partes, y sin el cual no hay seguridad jurídica ni civilización. La alternativa es el expolio impune de sus derechos, que se intenta justificar de mil maneras como interés público, que no beneficia al público sino a un colectivo de delincuentes y opresor.

Renunciar a este lema jurídico: pacta sunt servanda, es renunciar al Derecho y a la Justicia, que es la virtud esencial de la política humana correcta, y no lo contrario que solo sirve para fortalecer dictaduras y tiranías nocivas, en las que el derecho es el capricho del poder.

El pacto fundacional de la sociedad en la democracia griega era la Constitución, de las que Aristóteles tenía copias de mas de 180 copias de ciudades estado antiguas, y de las que en la actualidad solo se conserva la de Atenas, que es una muestra fundamental de nuestra cultura greco romana, base de la cultura europea.

Las tropas de Alejandro Magno, cuando combatían a Imperio Persa, tenían la ilusión y convencimiento de la superioridad de su cultura, basada fundamentalmente en el «Dikaios» (Justicia) y en la «Sofrosine» (Prudencia), mientras que las tropas persas luchaban por el miedo a su Jefe, el déspota y expoliador cuando vencía. Por contra, en el Estado europeo había Justicia, obediencia a las Leyes y Seguridad Jurídica.

En el pacta sunt servanda, que sintetiza al Estado de derecho, quien no lo cumple está penado por la Ley, y es el pacto el que desembocó en la democracia ateniense. «La República» de Platón es el modelo de sociedad civilizada y que vela por el bien común, por encima de todo, respetando siempre los pactos sociales, que son base del respeto al Derecho sin el cual no hay sociedad ni justicia.

La obra de Platón es el modelo ideal de todas las utopías políticas, tanto a nivel de la Tierra como celeste. San Agustín en su obra: "De civitate Dei" (Sobre la ciudad de Dios), basada en la obra del filósofo griego, presenta un nuevo tipo de ciudad, la ciudad celeste, en contraste con la ciudad terrestre a la que ve dominada por el demonio, fuente de todos los males.

Como colofón y para terminar diremos que el ser humano es un ser libre, y entre soberanos solo existe el pacto. Todo hombre que extiende su mano sobre otro hombre es un tirano.

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