Joseba Leizeaga Arriaga
Ilustrador

Víctimas, relato, memoria… sentido común

«Con fundamentalismo, sin fundamento», en opinión del autor, se vienen repitiendo ciertos conceptos en relación al tema de las «víctimas» que considera obligado analizar para despejar el camino y dotarse de nuevos horizontes. Parte de la definición que la RAE da a la palabra «víctima» y resalta que es un concepto neutro, «que no entiende ni de colores, ni de políticas, ni de bandos». Critica que en el «conflicto armado en Euskal Herria» se hayan convertido a los familiares de víctimas en víctimas, expone las razones de ello y llama a superar ese esquema de cara a un «relato objetivo». Lo demás, concluye, son caminos estériles, pues «la verdad que se construye tapando lo ocurrido es mentira».

Mientras en Euskal Herria, aunque unilateralmente, estamos tratando cerrar la herida del conflicto armado, quienes principalmente lo han alimentado, además de obstaculizar y de mantener su actitud, no hacen nada en absoluto. Sus obstáculos, su rígida actitud e inmovilismo, además de dejar en evidencia la manipulación, la falta de credibilidad y fiabilidad del Estado español, dejan al descubierto que ese Estado es el principal responsable del conflicto armado. Encima, aferrarse a la postura anterior al cambio de situación, cuando ha cambiado la situación, sin ninguna duda, es intensificar la postura, endurecerla. Analizar varios conceptos que estos días andan en boca de todos y todas puede sernos de gran ayuda.


Empecemos por el concepto de víctima, cuya utilización, tanto antes del anuncio de ETA del cese definitivo de la lucha armada, el 20 de octubre de 2011, y con más intensidad tras el anuncio, me resulta llamativa. Se habla mucho de las víctimas, de la víctima, pero, ¿qué es ser víctima? ¿Quién es víctima? ¿Quién no lo es?. Según la RAE, víctima es, «persona o animal destinado a sacrificio», y también «persona que se expone u ofrece a un grave riesgo en beneficio de otra. Persona que padece daño por culpa ajena o por causa fortuita. Persona que muere por culpa ajena o por causa fortuita».

No dice para nada, que el familiar de una víctima sea víctima, no es una de las definiciones de víctima. De todas formas, hace tiempo que el Estado español adaptó el concepto al significado que más les interesaba, cambiando el concepto de víctima y creando un concepto nuevo a medida. Pero ese cambio, lo han hecho a nivel social, a nivel político, no en el ámbito académico de la RAE, será por algo. También están los que les han seguido el juego a los unionistas, ellos ya saben por qué lo han hecho. Los que son capaces de transformar así un concepto, también se creen capaces de dictaminar quien no es víctima, y andan intentándolo. Según la máxima autoridad del idioma castellano, el concepto de víctima es neutro. No entiende ni de colores, ni de políticas, ni bandos.

Las personas que mueren o son gravemente heridas en un tsunami, un terremoto, en la erupción de un volcán o en un incendio, suelen ser víctimas, si ese incendio ha sido provocado, y sus autores se encuentran entre los muertos, suelen ser considerados víctimas. Todas aquellas personas que han fallecido en accidentes de tráfico provocados por kamikazes, incluidos los kamikazes, todas ellas son víctimas. ¿Y en una guerra? Se suelen contabilizar, las víctimas civiles de todos los territorios afectados, las víctimas militares de ambos bandos. Pero los familiares de las víctimas no, aunque han padecido y padecen graves consecuencias, no se tienen en cuenta, no se contabilizan.


Pero en cuanto al conflicto armado en Euskal Herria, han convertido a los familiares de víctimas en víctimas, además aquellas personas militantes de organizaciones armadas vascas, que el estado hirió gravemente, mató e hizo desaparecer a consecuencia de practicar la lucha armada o a consecuencia de la lucha armada en sí, no son víctimas. Mientras en cualquier conflicto armado, incluso en uno derivado de la delincuencia, como un atraco, secuestro, etc., se contabilizan los muertos de ambas partes enfrentadas, ¡anda ya! Si esto no es un intento descarado de manipular la realidad…


Con fervor fundamentalista, repiten una y otra vez que «los verdugos no pueden ser víctimas», con fundamentalismo, sin fundamento, pues el fundamentalismo es una actitud con muy poco fundamento.


Analicémoslo. ¿Puede un victimario ser víctima?, ¿y una víctima victimario? Sí, claro que sí. Cuando, por ejemplo, la Guardia Civil o la Policía han matado a un «gudari», y si este mata a uno de los que lo han matado, todos los muertos y heridos son víctimas, los muertos víctima mortal, los heridos, simplemente heridos. No importa quién haya muerto antes, quién ha matado más, o cómo lo ha matado…, solo que han muerto, todos victimarios, todos víctima. Diré más, aquellos que han sido acribillados a balazos, sin que hubiera ningún tiroteo de por medio, aunque no han tenido la opción de disparar un solo tiro, y aunque las fuerzas policiales se hayan inventado y hayan escenificado tiroteos ficticios, para justificar lo ocurrido, estos también son víctimas, hayan sido victimarios o no, porque los mataron.


Más allá, encontramos una víctima del Estado, que ha sufrido la tortura, represión, persecución, acoso…, que condicionado o estimulado por su condición de víctima, se organiza en ETA, y si matara a alguien, se convertiría en victimario; y podría terminar siendo una víctima mortal del Estado a consecuencia de su militancia en ETA. Además, entre sus víctimas, reconocen como víctimas a victimarios, tales como Melitón Manzanas, Carrero Blanco y otros muchos. Conclusión, la afirmación unionista es falsa.

Tras el anuncio de ETA, también están muy obcecados con otro tema, con el objetivo de que su punto de vista prevalezca en el relato final. En cuanto a esto, antes que nada deberíamos responder a la siguiente pregunta, ¿cómo se puede construir un relato objetivo del conflicto armado, sin tener en cuenta todo lo ocurrido antes de ETA? ¿cómo podemos construir un relato objetivo, con los que manipulan y falsean un concepto clave, en este caso, como es el de víctima?  


Se suele decir que la historia la escriben los vencedores, la historia del conflicto vasco la hemos de escribir entre todas y todos, para que todos y todas seamos vencedores. Si no, corremos el riesgo de ser todos vencidos, vencidos por la situación, corremos el riesgo de ser todos perdedores, la memoria es muy importante, ya sea para los individuos como para los pueblos, sobre todo para no repetir errores.


Para construir un relato objetivo es absolutamente necesario exponer todo lo ocurrido partiendo de la aceptación de todo lo ocurrido. Todo lo ocurrido, desde todos los puntos de vista y cada uno con su narración propia. De esta forma, el receptor o receptora de este relato, en el futuro, conociendo los microrrelatos que conforman el relato principal de este conflicto armado, podrá decidir.


Todos los demás caminos son estériles, interesados, pues la verdad que se construye tapando lo ocurrido es mentira.

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