Pello Iraizoz, Gotzon Bergerandi, Patxi Urrutia, Jesus Rekalde, Imanol Elizalde y Javier Torregrosa

Visita al fuerte-penal de San Cristóbal

El pasado dia 14 de septiembre, y como colofón de los Encuentros transfronterizos, sobre memoria histórica , durante los cuales destacados historiadores y especialistas sobre el tema impartieron varias conferencias, se desarrolló una visita guiada al Fuerte-penal de San Cristobal de Pamplona.

Todos estos actos organizados por la asociación AFFNA contaron con la colaboración del Ayuntamiento de Pamplona y del Gobierno de Navarra y fueron anunciados en la prensa convocándose así a su participación. Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando el domingo señalado para la visita del fuerte un miembro del grupo organizador intentó impedirnos la entrada con el argumento de que no estábamos apuntados y no aparecíamos en el listado que él tenía y que tambien obraba en poder de los militares que estaban en la puerta. Le respondimos que en la prensa no se había dicho nada de inscripciones y que puesto que allí estábamos pensábamos entrar como todos los allí presentes. Tanta fue la insistencia de semejante cancerbero que algunas personas que habían acudido allí se marcharon sin hacer la visita. Finalmente y tras nuestra lógica insistencia, se nos permitió la entrada casi casi como un favor personal del citado responsable.

Desde el primer minuto de la visita nuestra sorpresa y asombro fue en aumento. El ‘guía’ de la visita al penal era un militar expresamente venido desde Logroño, quién además empezó su discurso explicándonos a los allí presentes que él no era ningún historiador ni ningún experto en el tema, y que todo lo que sabía, lo había mirado en la Wikipedia y que él estaba allí porque así se lo habían mandado. Dijo también algo así como que no quería preguntas molestas porque quería tener la fiesta en paz y que la tournée fuera lo más tranquila para todos.

Tras semejante presentación siguieron unas breves explicaciones sobre la historia constructiva del edificio y toda una sarta de ambigüedades y explicaciones sesgadas, llegando a afirmar que lo que era el penal y la zona militar estaban separadas y que los militares casi no tenían nada que ver con la prisión. Llegó a establecer una zona civil y una zona militar, haciendo incluso chistes de mal gusto, sobre todo con un asunto tan delicado como este, asegurando que en la zona civil, o sea, el penal, el que más mandaba era el electricista encargado del mantenimiento. Indignados ante semejante aberración de ‘visita guiada’ dejamos de atender las explicaciones de semejante ‘guia’ e intentamos hacer la visita por nuestra cuenta habida cuenta de que cualquiera de los que allí estábamos sabíamos mil veces mas de la historia del lugar que lo que el citado militar nos quería contar.

Es patético que habiendo entre los visitantes varios reconocidos historiadores tuviéramos que estar aguantando las infumables peroratas de aquel elemento. Tampoco eso pudimos hacer, pués cuando intentamos ver otras zonas y edificios del penal, cuatro o cinco militares de paisano con la colaboración añadida de algunos de los organizadores, con su correspondiente identificación,nos impidieron la visita a la 1ª galería y otras localizaciones importantes del penal. El comentario generalizado entre los visitantes más informados era que aquello era vergonzoso pues justamente la 1ª galería era la que revestía las peores condiciones de todo el penal y donde tantos y tantos presos murieron de hambre, frío, tuberculosis, y todas las penalidades inimaginables.

Esto nos parece tan grave como si en una visita a cualquier campo de concentración nazi, unos militares alemanes te vetaran la visita a las cámaras de gas o los hornos de incineración de los campos. Por si todo lo narrado fuera poco, a la salida de la visita y aún dentro del penal, algunos de los visitantes empezaron a cantar el Himno de la fuga del penal de San Cristobal, cosa que inmediatamente prohibió el ya citado guía dirigiéndose a la presidenta de AFFAN espetándole algo así como: Olga, ya sabes que habíamos pactado que nada de canciones. Poco más tarde nos enteramos que también habían prohibido la entrada de banderas republicanas al recinto con el argumento de “no politizar la visita”. ¡Increible!

A estas alturas algunos ya nos explicamos porque hubo tantos recelos en dejarnos entrar al comienzo de la visita. Nos fuimos de allí con la sensación de haber sido insultados y lo que es mucho peor de que allí se había insultado a la memoria de las víctimas que allí tanto sufrieron y a la de sus hijos, nietos, parientes y amigos, a todos los visitantes y a toda la sociedad en general. Cuando uno cree cree que ya no caben más despropósitos en un tema tan sensible y entrañable como el que nos ocupa, vemos en la prensa del día siguiente una noticia sobre la visita al fuerte, donde Koldo Pla, uno de los organizadores, y buen conocedor del Fuerte- Penal de San Cristobal, se lamentaba de las condiciones impuestas por los militares para la visita, quejándose del veto impuesto a distintos símbolos, banderas, canciones y lugares del penal, como la 1ª galería.

Nos parece como mínimo vergonzoso que los organizadores de estas jornadas habrían admitido tal guía y tales vetos, máxime cuando nos consta que en otras ocasiones el Ministerio de defensa, dueño del recinto, ante otras peticiones para su visita, ha abierto las puertas pero los organizadores han decidido, como es lógico, el guía y el recorrido. Si, como en este caso, la organización ha admitido tan inadmisibles condiciones, solo ellos son los responsables de tan vergonzoso esperpento.

Es increible que tras la realización de un ciclo de charlas, como el precedente a esta visita, con unas conferencias y unos especialistas de tan alto y merecido prestigio como los allí participantes y con un público tan sensibilizado como el que estuvo participando en las jornadas, se permitan por parte del equipo organizador las vergonzozas imposiciones de las que luego se andaban quejando en la prensa. Así, desde luego no se defienden los principios fundamentales de verdad, justicia y reparación. En esa visita,si acaso, fueron arrastrados por el suelo, por causa de la inexplicable docilidad de ciertos responsables de una organización nacida justamente para defenderlos.

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