Víctor Abarzuza Fontellas

Voto de Paz

Tenemos derecho a vivir en paz. Necesitamos la paz. Y otras muchas consignas apuntan hacia el mismo sitio: la paz. Pero, ¿Qué es la paz? ¿Quién no está a favor de la paz? Es evidente que hay diferentes lecturas de lo que es y lo que no es. Algunos dicen que no existe un conflicto armado ni político, por lo tanto la paz es la disolución de ETA. Para otros, sí existe un conflicto bilateral o multilateral; la paz es algo más que la ausencia de ETA o de la Guardia Civil y las policías.

Apuntan al origen, a la ausencia de las condiciones que producen las guerras, pequeñas o grandes. Al mantenimiento de la paz y de las condiciones de convivencia. Deben resolverse las consecuencias. Se habla de reconciliación. La normativización del derecho a la paz tiene y tendrá una consideración de derecho universal básico en la ONU. Todos los pueblos, las gentes… tenemos derecho a la paz. La historia, un sucedido de acontecimientos marcado por la violencia, debe tener sus ciclos. Es hora ya de que esté marcada por la no-violencia. Durante mucho tiempo.

Fue en Colombia donde en 1997 se planteó una experiencia pedagógica de paz denominada Voto de Paz, impulsada por organizaciones no gubernamentales como Redepez, Unicef, Unesco y otras. Era la campaña ‘Mandato ciudadano por la paz, la democracia y la libertad’. Se inició con el mandato de los niños y continuó con los adultos. En ella, tenían opción de meter en la urna el voto de paz junto al de elección de los partidos: «exijo al Estado, a la guerrilla y a los paramilitares: No más guerra: resuelvan pacíficamente el conflicto armado. No más atrocidades: respeten el derecho Internacional Humanitario. No vinculen menores de 18 a la guerra. No asesinen. No secuestren personas. No desaparezcan personas. No ataquen a la población ni la desplacen por la fuerza. No vinculen civiles al conflicto armado». Ver.: http://www.colombiapaz.org.co/tarjeton.html [Consulta: 1997/12/29] y El Mundo [1997/10/26]: «Las elecciones en Colombia tendrán una urna a favor de la paz». Aunque el resultado numérico del ‘Voto de Paz’ fue relativo por muchos y comprensibles motivos; sin duda alguna, el efecto pedagógico y psicológico que produjeron aquellas elecciones fue positivo.

¿Cuál podría ser nuestro voto de paz? Exijo a todos actores en conflicto: Respeto a los derechos humanos, individuales y colectivos, sociales y políticos; poner fin a todo tipo de violencia; por medio del diálogo, la democracia y la conciliación; que se inicie un proceso de paz entre todas las fuerzas políticas y sociales de la Comunidad Autónoma Vasca, la Comunidad Foral de Navarra y el Estado. Denle una oportunidad a la paz. Año 2014: Mandato de los abuelos…

Parte del mandato está en marcha ya. ¿Qué ocurriría entre la clase política si un amplio espectro de organizaciones civiles planteara algo así? Probablemente, PP y UPN lo denostarían. PSOE y UPyD se desmarcaría por no ser institucional. PNV haría lo mismo, quedaría bien diciendo que da ‘libertad’ de voto a sus afiliados. Probablemente el resto de los partidos lo apoyarían. Pero, ¿importa realmente que la mayoría de la clase política, salvo, tal vez, disidentes como Eguiguren u otros del PNV, no apoyara la iniciativa? No. Lo importante es que la mayoría social fuera ese día a votar la necesidad de algo tan básicamente humano. Así ocurrió con la pequeña gran experiencia electoral del Plaza del Castillo de Pamplona, donde casi 20.000 ciudadanos y ciudadanas de todas las ideologías emitieron su opinión por encima de la presión mediática y política de sus partidos de referencia. Si bien es cierto que no hubo ningún sentimiento de vinculación moral por parte de los poderes públicos. Hoc volo, sic jubeo, sit pro ratione voluntas.

La situación hoy en día ha cambiado. Hasta el que es ciego lo ve. Somos mayores de edad, sabemos lo que queremos y necesitamos. Sabemos también como se hace. Tenemos derecho.

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