Iulen Lizaso

Ya se van clarificando sus fines

Esta es la verdadera pandemia: la mentira de los «casos» y la farsa de las PCR. ¿Preguntarán al Gobierno, cuantos de los nuevos ingresos covid en hospitales vascos y atribuidos a la variante Delta, corresponden a personas vacunadas y cuantos no?

«Dime de qué fuentes te informas y te diré como piensas...».

Hoy, todo ese multiverso histórico de dicotomías, en lo que nos va a tocar vivir de siglo XXI o quizás solo en ésta década, parece que van a quedar reducidas a solo dos grupos estelares: vacunados y no vacunados.

Asociarse a un grupo o al contrario, en España es de libre elección. Pero parece ser que quienes eligen el segundo, deberán pagar peaje de irresponsabilidad en forma de coerción y pérdida de libertad. Desde una posición mental influida por la fuente de información elegida, repercutimos desde nada, en el caso de una persona que no se relaciona, hasta lo máximo en un juez al dictar sentencia, pasando por padres con sus hijos y educadores con los alumnos.

«El fin no justifica los medios» ha sido el argumento de los jueces que votaron en contra de la petición del Gobierno vasco. En el argumento de este, estaba la defensa de aplicar medios para el bien común, con el fin de prevenir la salud. En el veredicto prevalece el principio de desproporción entre causa a prevenir y consecuencia de atentado contra derechos fundamentales como la intimidad, libertad e igualdad, de las personas no inoculadas.

Al margen del derecho político, pero razonado desde el civismo democrático, menoscabar el derecho de admisión, no puede condicionarse a demostrar haber recibido un tratamiento médico, porque esa información es íntima, y solo corresponde constar en el historial clínico de cada paciente... con su titular.
En medio, unos ciudadanos con poco derecho a voz y mucho derecho a voto.

El hecho de que una situación médica, sea salvoconducto determinante para ejercer el derecho de acceso, hoy a ciertos lugares públicos y mañana a transporte público o centros de salud como ya lo vienen pidiendo, nos convierte en potenciales víctimas de discriminación. Atenta contra la igualdad, pues conllevaría ser pacientes por un día y clientes al azar, para toda la vida, al ser discriminado o aceptado, súbdito o ciudadano, en base a otra loca razón indemostrada y con fines e intereses muy sospechosos, que les «justifica» aplicar medidas políticas anticovid... cuando no existen motivos sanitarios.

Desmenuzar públicamente las razones y versiones de una y otra parte de la ciencia, y confrontarlo con la razón asumida por la gran mayoría de ciudadanos vascos, que «beben» de fuentes mayoritarias donde se enseñorea la versión del Gobierno Vasco, debería ser una prioridad para todo gobernante que entiende la transparencia informativa desde el civismo responsable; también para una ciudadanía con un mínimo de autoestima cívica y exigencia democrática... que hoy en Euskadi no se dan.

Los asesores jurídicos del lehendakari, posiblemente con razonamientos cercanos a los que aquí se exponen, le sugieren que desista a recurrir la sentencia en instancias superiores, para no acumular otro fracaso judicial.
Si el Gobierno vasco no discriminara el acceso a la televisión pública, y pudiéramos desmenuzar conjuntamente lo que entiende y entendemos por «bien común» y justicia común dentro del contexto del covid19, acumularía otro fracaso, no político porque la gente traga todo, pero si moral y ético. Una vez abierta la casa de todos (EITB), pienso que muchos ciudadanos que hoy no entienden esta «alocada» sentencia, verían con mirada más desapasionada y liberada de miedos institucionalizados el veredicto de esos dos jueces..y «más».

Desmenuzar en los medios públicos ese «más», a partir de datos verificables de países con otros estándares de transparencia, lleva a deducir que a diferencia de lo que aseguran jefes médicos de Osakidetza y la consejera de Sanidad, la mayoría de ingresos en planta y UCI en hospitales vascos con sintomatología covid, serían pacientes con efectos secundarios a consecuencia de la inyección.

Ese dato se confirma, gracias a preguntas parlamentarias de la oposición política, en Extremadura, Andalucía y Cataluña. De nuevo, señor Otegi y señora Iriarte, ¿qué podemos deducir de su silencio cómplice con el del señor Urkullu y el de una autoridad sanitaria, que a oleadas, parece más dada a perseguir a personas sanas y a hacer la vida imposible a los no vacunados, que a acoger en sus centros ambulatorios de manera presencial pacientes con enfermedades comunes y dependientes, para así evitar colapsar urgencias hospitalarias, con enfermos de pánico y ansiedad por estrés emocional en personas mayores?

¿Preguntarán al Gobierno, si la sexta ola no se debe al incremento de test PCR, con aumento de positivos (también negativos) en la misma proporción y que los contabiliza como «casos» (asintomáticos) covid? Extrapolando datos; de esos «casos»: el 1,7% ingresan en planta. De cien «casos» de infectados PCR positivos publicitados en prensa, ni dos personas al hospital... ésta es la alarma.

Esta es la verdadera pandemia: la mentira de los «casos» y la farsa de las PCR. ¿Preguntarán al Gobierno, cuantos de los nuevos ingresos covid en hospitales vascos y atribuidos a la variante Delta, corresponden a personas vacunadas y cuantos no? Lo demás, no nos queda otra que extrapolar los datos de esas CCAA, lo cual nos dice que de los 114 hospitalizados en planta en los últimos días, el 72% son personas inoculadas; nos dice que, de las 30 personas ingresadas en la UCI el 73% serían personas inoculadas, que según la consejera de sanidad deberían estar inmunizadas para estar con sus nietos sin riesgo para ambos.

Hoy del 100% de fallecidos covid en el mundo, el 95% corresponde a personas inoculadas... y no sirve recurrir al señuelo de que es así porque la mayoría de la ciudadanía ha recibido las pautas vacunales. Además de Gibraltar, Israel, Reino Unido, EEUU, etc, en Taiwan en cuatro meses fallecieron por covid mas personas inoculadas que en año y medio sin inocular, y en EEUU más que en los últimos veinte años.

¿Quieren naturalizar esta distopía médica? Parece ser que sí, pues dentro de la narrativa covid, es irrelevante estar enfermo o sano, pues solo importa si estás o no vacunado. Evidencia que nos viene a demostrar que, la «enfermedad» era solo el medio y la «vacuna» el fin que les lleva... a cronificar la enfermedad.
Si el señor José Antonio Iribarren Jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Arantzazu, aún sostiene que: «Los ingresados se arrepienten ahora de no haberse vacunado» y lo pudimos leer en la primera página del Diario Vasco.
Si el señor Félix Zubia Jefe de la UCI, en el mismo periódico, aún sostiene que: «Sin vacunaciones masivas vamos a seguir en riesgo»... en el plazo inmediato, nadie más que las trece corporaciones empresariales que controlan todo el poder mundial, saldrá bien parado de ésta... ¿cómo llamarle?... ¿farsa? ¿Genocidio?

Cuando el tribunal de Nuremberg preguntó a un nazi «¿cómo forzaste al pueblo alemán a hacer todo esto?», respondió: «fue fácil, no tiene nada que ver con el nazismo; está relacionado con la naturaleza humana. Esto se puede hacer con cualquier régimen político incluida la democracia. Lo único que necesitas hacer para esclavizar a la gente es asustarlos. Si puedes encontrar una manera de asustar a la gente, puedes hacer que hagan todo lo que quieras».

Ya lo dijo Maquiavelo: «quien controla el miedo de la gente se convierte en dueño de sus almas»... y lo rubricó desde su filosofía práctica, el teólogo alemán Wilhelm Leibniz: «el dueño de la educación es el dueño del mundo».

¡Ay! La educación y los antipedagógicos y estratégicamente diseñados sistemas educativos desde el franquismo hasta hoy, ¡cómo van logrando mermar las capacidades innatas y talentos de los niños!... démosle un capítulo aparte.

Bilatu