Isidoro Berdié Bueno
Doctor en Ciencias de la Educación

Zoonosis

La zoonosis, contacto y posterior paso del virus del animal a la persona, en la época prehistórica era meramente superficial, pero más adelante hizo incluso desaparecer civilizaciones enteras

La representación zoomórfica y antropomórfica de los dioses implica, desde el Pleistoceno (Paleolítico Superior), la dependencia  del ser humano con respecto al animal. Primero dependencia como cazador, luego dependencia de los vegetales como recolector. Estos fueron los dos pilares de la supervivencia de la Humanidad en sus orígenes.

Esta simbiosis con el animal se constata en todas las representaciones zoomórficas y antropomórficas de los dioses (que tanto atacó el filósofo griego Jenófanes de Colofón), escenas de caza de leones, toros alados, Horus hombre con cabeza de halcón, centauros caballos con cabeza de hombre, y dioses como Zeus que adopta forma de cisne, toro y de lo que convenga para conseguir sus fines.

La agricultura es un don de la diosa Ceres, de ahí deriva la palabra cereal, el dios del fuego crea la metalurgia, y esta mezcla de humanos y animales, especialmente los domésticos, nos permite una superioridad con respecto a la fauna con la que convivimos, creando así una simbiosis cultural entre la persona y el animal que permite el crecimiento de los grupos humanos al obtener permanentemente alimento animal y tierra para cultivar.

Pero esto nos trajo también las pandemias. La zoonosis, contacto y posterior paso del virus del animal a la persona, en la época prehistórica era meramente superficial, pero más adelante hizo incluso desaparecer civilizaciones enteras, muchos de los imperios precolombinos, como el pueblo maya, del que sólo quedaron sus ciudades abandonadas, ante los ojos asombrados de los exploradores españoles, por la belleza y desarrollo que tenían.

Estas zoonosis han moldeado el devenir humano, esa panespermia cósmica, de la que ya hemos hablado en otros artículos, que llegó aquí en forma de meteoritos procedentes de otros mundos, sus impactos marcaron la erección de los primeros lugares sagrados y de culto. Semillas de otros mundos que dejaron en la Tierra la siembra de todas las especies vivientes, entre las que están los prehominianos desaparecidos en la historia, en la larga serie que va desde el australopiteco al homo sapiens, serie de la que solo quedamos nosotros y que un día puede desaparecer como lo hicieron otros proyectos de humanidad.

Nos hallamos, empero, en los albores de la ciencia, donde las dudas son superiores a las certezas precarias que podemos disponer, necesitamos otros diez mil años para estar en disposición de afrontar los problemas que hemos expuesto. El futuro presenta retos que determinarán la supervivencia de esta humanidad, para afrontarlos necesitamos conocer más nuestra prehistoria, los mitos que nos enseñaron el origen de las civilizaciones en sus distintas formas, y la constatación de nuestros errores, pues nos queda poco margen de equivocación.

Con este sentimiento de fugacidad, ponemos fin recordando y tatareando la inolvidable canción del film Casablanca "El tiempo pasará" (As Time Goes By). Tócala otra vez Sam.

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