Alfonso Jesús Olaz, Iruñea

Hijos del Rey

¡Eres hijo de Rey, hija del Rey!

Mikel, Migues, Leyre, Isabella.

¿Sabes lo que es esto?

Dejar de preocuparte ya por el mañana

A pesar de las preocupaciones de cada día

¡Confía que todo se resolverá bien, aunque a veces la vida te juegue una partida de ajedrez, sin tener al Rey!

¡Confía!

Todo tiene un sentido.

¡El sentido de Dios!

Somos peones.

Y aunque duela, y hayan hecho trampas en la partida,

Todo tiene un sentido, el de Dios Padre, el Rey, tu padre.

Dios no es injusto, los hombres somos peones, haciendo trampas al ajedrez.

Ser hijo de Dios, ser hija de Dios, es la jugada maestra.

¡Es confiar para siempre en tu Rey!

¡Siempre ganarás la partida!

Vivirás para siempre con la armadura del caballero del Reino

La armadura personal del Rey, que no se oxida.

¡Amarás todas las batallas a las que vayas con tu Señor y no descansarás hasta el final de todas en Él!

¡Reirás a cada momento!

Porque eres muy feliz con la armadura de tu Señor.

¡Y en la desgracia y prisionero no olvidarás su nombre!

¡Porque eres su hijo predilecto! ¡Él así te prueba!

¡Te enternecerás con su corazón, porque aprendiste a llevar su armadura!

¡Y harás vibrar los corazones de tus enemigos!

¡Vivirás con un solo corazón, que no es el tuyo!

¡Él te lo regaló para que lo hicieras tuyo, y así fuera de tu padre, el Rey de los Cielos y Gran Señor de la Tierra!

¡No esperarás, ni ansiarás, ni pondrás tu confianza en ningún peón de corazones!

¡Por respuesta a tus necesidades!

¡Solo esperarás en mí!

¡Tú eres El hijo del Rey, ya tienes el corazón del Padre y por eso le agradas en todo!

¡Loco por naturaleza del hijo del Rey para ser Caballero de su Señor para siempre!

Por dejarse Amar, sin entender.

Obedecer sin protestar.

¡Entendiendo que así se debe amar, cumpliendo la voluntad de su Señor!

¡Velando las armas de la confianza y destruyendo las armas oxidadas de nuestra naturaleza, sin medir las consecuencias!

¡Y alegre siempre! Porque el caballero ha entendido que el Reino de Jesús.

Es ser hijo del rey, que está por encima de todos los reinos.

Y así nos viste con su armadura divina que reluce más que el astro rey

En los días oscuros y deslumbra como el día a los reflejos del Reino del mal.

¡Que así sea!

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