Toda la parafernalia que ha creado el Estado para dar imagen de solvencia y poder se ha diluido como un azucarillo en el agua por un fallo del sistema eléctrico que la REE alardea de modélica, aunque realmente ponen en ridículo la pesada, inútil y costosa infraestructura que ha paralizado la vida de quienes lo pagan con sus elevadas tarifas y comprueban que realmente el Estado es humo y que en caso de emergencia opera el «sálvese quien pueda», mientras, quien es víctima del corte de la luz mira con sorna la aparición en la tele de Sánchez, serio y con pose estudiada, balbuciendo tópicos: «tranquilidad, rechazar bulos, analizando el problema, no se excluye ninguna hipótesis». Como dijo el Cardenal Cisneros: «Estos son mis poderes», aunque es un país paralizado y sin soluciones al caos de la ciudadanía que se lanza en masa a los supermercados a hacer acopio de papel higiénico y agua embotellada como solución, mientras las fuerzas del orden provocan problemas de circulación, con vehículos colapsando las calles, dando órdenes contradictorias porque no están formados para pensar; todo ello forma parte de la España de "El Lazarillo de Tormes". Mientras, los bomberos tienen que exclaustrar ciudadanos desesperados encerrados en ascensores, metros paralizados en túneles sin luces y evacuando desordenados por las vías. Los presidentes de las eléctricas se sienten patriotas porque el apagón es considerado asunto de Estado y lo solucionará el Gobierno, pues tiene la experiencia de lograr la derogación del Impuesto sobre los beneficios extraordinarios de las eléctricas y preparando satisfechos sus juntas generales porque los beneficios y los dividendos siguen creciendo.


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