Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

Ateneo de Madrid

Lo sucedido en el Ateneo de Madrid, de acoger un acto de la Falange, se recuerda que al finalizar la guerra, estos utilizaron los archivos, para asesinar o poner en la cárcel, a sus socios. Estuvo en consonancia con la dictadura criminal del régimen, que todavía colea. El peor análisis que se puede hacer es el moral o sentirse agredido en las emociones personales. La deriva actual de esta institución, no es ningún modelo a seguir.

Se prohibieron actos recientemente para poder hablar de los presos que se dedican a la política, y que han sido condenados por hacer política. Si de verdad existiese una democracia y estuviera consolidada en la población, las exclamaciones que se han producido hubieran sido inexistentes. El problema es que no vivimos en democracia, y no solo esto, es que el régimen está en una situación de debilidad extrema que solo se mantiene a la pura fuerza represiva. En el momento que su máximo representante tiene que trasladarse a ciertas zonas del estado blindado de hombres armados, y necesita expulsar a la población que lo mantiene, como lo sucedido en Biarritz recientemente, es ridículo pensar que el sistema político con todas sus variables, sea una democracia. P

rohibir parlamentos por muy estrafalarios que sean, en un sistema político democrático, aceptado por la población que tiene somatizado que siempre habrá minorías que niegan que el agua moja, el no mencionarlos sería la prueba que la democracia es de calidad, que en la actualidad está a años luz de ella. Lo que se está proponiendo por parte de algunos, es lo que sucedía cuando a los leprosos, se les apartaba de la comunidad. El pensamiento también puede ser tóxico, y el nuestro está relleno del mismo. La solución no es prohibir lo que repugna, la solución estriba que este pensamiento no tenga recorrido. De verdad hay quien piensa que lo que dice la Falange, es diferente a lo que dice, el PP, Ciudadanos, Vox y Psoe, ¿de verdad hay alguien que se lo crea?   

Un abrazo, a todos los presos políticos del Estado, que cada día se va incrementando.

Bilatu