Es inadmisible que se pretenda inaugurar una estación terminal de autobuses y otros medios de transporte, Termibus, donde al parecer el aspecto funcional de circulaciones, maniobras, giros de autobuses y accesos ha sido secundario, primando más intereses inmobiliarios y comerciales hasta el punto que los viajeros deben descender a las entrañas del subsuelo para tomar el autobús y que congrega a miles de personas en condiciones de absoluta inseguridad.

Se están ocultando parámetros que son imprescindibles para una inauguración. Entre otros, terminación absoluta del entorno en superficie en obras. Osalan no puede inhibirse de esta peligrosa improvisación.

El fracaso del oportunismo político del concejal responsable de Planificación Urbana, Asier Abaunza, un temerario experto en engañar a la población. La penúltima vez manifestó rotundamente que a mediados de octubre se abría, tras muchos otros falsos vaticinios previos.

Recuérdese asimismo como el 14 de abril de 2016, en una reunión sobre el Casco Viejo en el edificio de La Bolsa, manifestó explícita y cínicamente que la txozna situada frente al mercado de La Ribera, por influencia empresarial sino agasajo, estaba en situación legal. Dos años después se derribó por evidente ilegalidad ya que infringía la Ley de Costas.

Esta nefasta y agresiva política municipal no es nueva ya en la legislatura 2015-2019 tiene sus culpables. En el Área de Obras, Servicios, Rehabilitación Urbana y Espacio Público un irresponsable sino impresentable Ricardo Barkala, posteriormente apartado a la Autoridad Portuaria de Bilbao, es decir ascender al negligente, habitual proceso en el PNV y como concejal del Área de Planificación Urbana Asier Abaunza responsable del urbicidio de Bilbo, la creación de un no lugar Basurto-Garellano y próximamente Ribera de Deusto Zorrotzaurre.

Su gestión en la anterior legislatura como responsable de la Oficina Municipal de Uso de Espacio Público, invasión continua y progresiva de aceras por mesas, sillas, mamparas toneles, toldos y todo el repertorio de elementos del abuso de bares y similares y continua siendo desde otra área desastrosa al servicio de la hostelería hasta el punto que podría calificarse de presunta prevaricación.

Este mismo personaje autorizó en julio de este año el derribo de un edificio catalogado en Zorrotzaurre nº 10 obviando todos los trámites previos.

Una ciudad sensata no puede permitirse que áreas municipales tan fundamentales para la residencia y convivencia urbana como el urbanismo y todo lo que implica esté en manos de políticos mediocres, de personas sin formación e incapacitadas para esta función.