Iolanda Formoso | Cocinera, delegada de LAB y miembro de la comisión de comedores del Departamento de Educación

Comedores escolares: no soy vuestra

Soy trabajadora de cocina del Departamento de Educación, llevo 30 años trabajando, he superado un proceso de concurso-oposición, he concursado para obtener mi plaza, dedico 8 horas a mi trabajo, hago la comida, junto con mi compañera Isabel, para 130 niñas y niños diariamente. Atendemos a todas y cada una de esas personitas, sus dietas, sus gastroenteritis, sus lloros...

Mi trabajo me gusta y me parece enriquecedor, pero hoy estoy enfadada.

Estoy enfadada porqué el Departamento de Educación, mejor dicho los representantes actuales de este departamento, han decidido cosificarme, que sea una mercancía, una moneda de cambio, un instrumento de chantaje, para (vaya usted a saber con qué tipo de estrategia mercantil) direccionar a las familias hacia un modelo concreto de comedores.

Me explico: los representantes Olatz Garamendi, Polentzi Urkijo y Amaia Jauregiberri han decidido impulsar la gestión indirecta de los comedores públicos. La consecuencia de dicha decisión pone negro sobre blanco, lo que ya existía en la orden de comedores del 2000, simplemente se define de forma más clara las intenciones del departamento: o estás conmigo, o estás desahuciado.

Para conseguir su objetivo, han tenido la brillante idea de tomarme como rehén, a mí y a otras 7.000 personas. Habiendo superado, como decía una oposición, siendo personal público sujeta a la función pública, al estatuto básico del empleado público, me han cogido y como si fuera una mercancía más, me han colocado sobre el tablero de su juego de ajedrez.

Si las familias deciden gestionar el comedor de mi centro público, se me dan 2 alternativas: o me subrogo al AMPA (perdiendo mi condición de personal laboral fijo), o me voy del centro. Cualquiera de estas situaciones viene sin una perspectiva de seguridad jurídica previa, cosa que entiendo, hubiera sido de obligado cumplimiento por parte de los representantes aludidos.

Despúes de 30 años de servicios, estos, quieren dejarme en la más absoluta situación de inseguridad laboral.

Mis responsables laborales, nuestros gestores públicos, los representantes políticos de la educación pública, utilizandóme de esta manera, han puesto de manifiesto algunas cosas:

Que las personas trabajadoras les importamos nada, que somos para ellos pura carne de mercadío, que lo hacen para favorecer un modelo concreto, que para ello están dispuestos a sacrificar lo que sea, y quienes sean, pero sobre todo que no son dignos de ocupar el puesto que otorgan.

Por ello, y utilizando mi derecho a manifestarme, les solicito dejen de facto su puesto, se retiren y dejen de utilizar la educación pública y sus distintos ámbitos como si fuera su cortijo particular.

¡No soy vuestra!

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