Me aturde y asusta la cantidad de robos que se están aconteciendo en los últimos meses. Jamás había percibido tanta inseguridad. Cada día es víctima de robo un comercio de mi zona o un vecino de mi localidad. En mis treinta años nunca me he visto en la necesidad de cerrar la puerta de casa con llave, aunque me lo hayan advertido mil veces. Solo en ciertos lugares he tenido que extremar las precauciones y mantener mis pertenencias controladas por si las moscas, pero ahora tengo miedo en cualquier lugar, y es que el incremento de la criminalidad es cada vez mayor.

No creo que el motivo sea simplemente una cuestión de crisis económica, pues en muchos robos se descubre a posteriori que se trata de bandas organizadas cuyos líderes tienen una vida ostentosa. El Congreso ha aprobado estos días la Ley de Seguridad Privada, por la cual, se va a posibilitar que los vigilantes privados puedan detenernos, hurgar en el bolso, cachearnos e identificarnos. Ya que la población no puede sino asistir a este abuso, espero que al menos se exija una correcta preparación para estos profesionales, pasar pruebas psicológicas que aseguren unas correctas aptitudes y un mínimo de sentido común y buen hacer.