Javier Orcajada del Castillo | Bilbo

Covid-19: es hora de pedir responsabilidades

La ciudadanía que se va recuperando del shock que le ha producido la política errática  del gobierno y la aviesa intención con la que ha actuado la oposición para derribarle, empieza a reflexionar sobre lo sucedido y se dispone a repartir responsabilidades después de soportar humillado el ninguneo al que le han sometido los políticos. Alguien tendrá que explicar que en España la tasa de muertes por millón de habitantes por el covid-19 ha sido 580 y eso a pesar de que están aún  pendientes de localizar 15.000 muertos de los que se ignora su origen, aunque se sospecha que es del covid-19. Le posiciona en el tercer lugar en el ranking de Europa. Dato que se ha estado ocultando y que se complementa con los 6.253 casos de contaminación por millón. Aunque parezca  macabro, se desconocen las muertes causadas realmente por el virus, pues las estadísticas oficiales los elevan a  28.000, pero otras  llegan a 43.000. Se completa esta estadística con el número de contaminados, 292.348, lo que nos coloca en el honroso puesto 9º en Europa.

El «predicador» Sanchez se ha dedicado a sermonear a los televidentes sobre buenismo,  modales, elogiando las virtudes del pueblo español. Pero ignoraba cómo  proveer a los sanitarios de equipos tan elementales como mascarillas, trajes o ventiladores. Aun deberá explicar la razón por la que encerró a los ancianos en residencias tercermundistas donde han muerto en racimo. En su plática de «fin de pandemia» proclamó con cinismo que se han salvado 450.000 vidas, sintiéndose confortado. Se parece a Truman, que para justificar el lanzamiento de dos bombas atómicas contra Japón afirmó orgullos que gracias a ello habían salvado muchas vidas humanas. Con medio millón aun calientes bajo los escombros. Sanchez  debería preguntar a Trump cómo ha solucionado el problema del coronavirus: pues ha descubierto que la mejor vacuna es no hacer tests y que los contaminados mueran ignorantes  y en paz, pues los sanos vivirán gracias a las leyes de Darwin. Y todavía falta por hacer frente a la reconstrucción de un país en ruinas.

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