Este próximo 6 de noviembre se celebran en Estados Unidos unas elecciones cruciales (parece que todo lo que venga del país norteamericano debe de alguna manera importarnos) y quizás en esta ocasión más que nunca. Por sus nombre en inglés, Midterm, igual no suene rarísimo dado el peculiar sistema electoral que impera en el país, tanto para sus presidenciales y legislativas. Este término vendría a ser en castellano elecciones de medio mandato, de los cuatro que tiene el periodo presidencial, y donde las cámaras legislativas del país (el Congreso se renueva totalmente y su Senado de forma parcial –aquí con un poder más que efectivo, para controlar el Gobierno Federal, así como numerosos estados que elijen sus gobiernos estatales–). Y digo que precisamente son especialmente cruciales, porque pueden cambiar o «frenar» de alguna manera, o ser una especie de «moción de censura» para el Gobierno republicano de Donald Trump, que también hasta ahora controlaba el Legislativo, si claro está los candidatos del otro «gran partido» el demócrata logran una mayoría suficiente para revertir en parte las cada vez más polémicas y controvertidas políticas de su Gobierno (escándalos múltiples de sobornos para influir en el resultado de su elección presidencial, sus cada vez más radicales políticas antimigratorias y sus «simpatías» en fin a unas ideas de la más rancia ultraderecha, sin perder oportunidad de recortar libertades «irónicamente» en el país que una vez dijo serlo). Pero todo puede esperarse de la «mentalidad» de los votantes del país norteamericano (que dicen votan con el «bolsillo») si quieren seguir como hasta ahora, o poner de alguna manera «freno» a sus más que erráticas políticas, y de paso nos haráan a todos un más que inmenso favor.