Javier Orcajada del Castillo

Democracia: una flor delicada....

La democracia es un lujo al alcance de pocos, por eso hay que cuidarla con toda delicadeza, pues si se hace mal uso de ella las relaciones entre las personas se pervierten y se transforma en dictadura con partidos. Ser demócrata es algo complejo y se puede caer en la tentación de asimilarla con limitarse a ejercer el voto cada cuatro años. Es un valor que requiere invertir en ella y esfuerzo por mantenerla y además exige administrarla, pues supone disponer de libertad y saber hacer uso de ella con inteligencia y no cambiarla por un plato de lentejas o por rehusar responsabilidades. Ser demócrata es aceptar con naturalidad los criterios de quienes no piensan como nosotros y, a pesar de ello, seguir siendo capaces de mantener el diálogo hasta el acuerdo. Democracia es que los que elegimos como representantes cumplan con sus promesas y estén en permanente disposición de aceptar ser revocados de sus escaños o nombramientos.

Además, la democracia para los vascos supone una exigencia añadida: es perdonar a los que han atentado contra nuestros principios, derechos y dignidad y se han servido de la violencia institucional como arma argumental con muertes, torturas y presión mediática. Pero también de arrepentimiento de los que han utilizado la violencia y el dolor para conseguir objetivos políticos.

La democracia para los vascos requiere una convicción, pues será el único medio eficaz para lograr solucionar nuestro problema identitario sin injerencias ajenas. Por eso, tendrían que entonar el mea culpa el PNV y BILDU, quienes en las recientes elecciones han obtenido en conjunto unos resultados excelentes, pero no son capaces de hacer un esfuerzo sublime de unirse para lograr el objetivo como pueblo soberano, a pesar de las discrepancias e intereses políticos que cada organización política busque.

No son necesarios milagros, solo mirar cómo plantean los catalanes la negociación con el Estado español: su fortaleza son sus convicciones democráticas. Debemos responder ante las generaciones futuras si no sabemos aprovechar esta oportunidad histórica en la que entre ambas formaciones abertzales, avanzando en la misma dirección, planteemos unas estrategias con las posibilidades que genera la democracia para exigir los derechos históricos que nos lleven a la autodeterminación. si así lo decide libremente la mayoría

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