Derechos humanos entre Polonia y Bielorrusia
Decía Lord Byron: «Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro». A la vista dela delicadeza diplomática con la que ambos países espetan los derechos humanos de emigrantes que son fuerza de choque en su enfrentamiento fronterizo, uno se siente decepcionado ante el cinismo y crueldad con los que utilizan la tragedia de esos seres humanos empantanados en la frontera, durmiendo a la intemperie sin abrigo, a bajo cero, sin alimentos, provocados por ambos ejércitos en pie de guerra y policías con el objetivo de mantener la tensión entre ambos Estados gobernados por descerebrados y sin sentimientos que hacen dudar si son humanos o perros como manifiesta Lord Byron en su sentencia.
Lamentablemente los medios de comunicación no son neutrales y muestran las imágenes que favorecen los intereses de quienes les pagan y lo que aparece en la televisión viene filtrado según lo que defiende cada parte en litigio. La siguiente tragedia es la sustancial, pues es la guerra psicológica y que se vale de los emigrantes enviados desde Bielorrusia a la frontera con Polonia manipulados por Lukashenko, presidente ilegítimo, en represalia por las sanciones que la UE ha impuesto a Minsk por las violaciones de los derechos humanos de sus autoridades denunciadas por Amnesty International y que en represalia contemplan cortar el suministro de gas que circula por el gasoducto desde Rusia a Europa que cruza Bielorrusia.
Cualquier solución es imposible y si no hay un milagro las guerras ya se sabe que tienen sus orígenes en motivos económicos. Pero este ruego es para que reflexionen ambas partes antes de que se produzca lo que sea irreversible. Giza eskubideak zaindu.